viernes, 28 de diciembre de 2012

¿SABÍAS QUE...?


Estamos acostumbrados a leer de izquierda a derecha y, al llegar al final de cada línea, saltar de manera brusca hasta el comienzo del renglón siguiente, y así en forma sucesiva. El procedimiento no parece demasiado inteligente: si al final de una línea bajáramos hacia el extremo derecho de la próxima y siguiéramos leyendo, ahora de derecha a izquierda, y continuáramos de esa forma, nos ahorraríamos los saltos bruscos de línea que llevan tiempo y, según algunos, dañan la vista. Hubo, incluso, quien calculó que una persona que dedica tres horas diarias a la lectura ahorraría de esta forma un total de ciento treinta y seis días en toda su vida. 

En todo caso, en la agricultura, el labriego que pasa el arado sobre un terreno procede de manera más sabia: al llegar al final de un surco, no vuelve al lado del punto de partida, como hacemos para leer, sino que hace girar el arado y empieza un nuevo surco junto al que acaba de terminar.

De ahí el origen de la palabra griega BUSTRÓFEDON, que denominaba este tipo de escritura y también el acto de arar en zigzag. El vocablo se formó con bou 'buey' y strepho 'dar vuelta'. 

Curiosamente, strepho se encuentra, además, en la etimología de estrofa. En efecto, de ese verbo se derivó el sustantivo strophé, que inicialmente significó "evolución del coro en la escena" y, más tarde, "el verso que el coro canta". Veamos cómo quedaría la primera estrofa de la primera rima de Bécquer si el autor la hubiera escrito como un bustrófedon

Yo sé un himno gigante y extraño
arorua anu amla led ehcon al ne aicnuna euq
y estas páginas son de ese himno
.arbmos al ne atalid eria le euq saicnedac

domingo, 23 de diciembre de 2012

¿SEXO O GÉNERO? ¡QUÉ CONFUSIÓN!

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Artículo de mi autoría publicado exclusivamente en la “Revista Avancemos” (Chepén) en su edición N° 48 del mes de diciembre de 2012. Revista mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén.

Gato, gata; loro, lora; perro, perra; gallo, gallina; oveja, carnero; toro, vaca…, son sustantivos animados de género masculino o femenino que representan a animales de sexo macho o hembra. Igualmente, hombre y mujer son sustantivos animados de género masculino y femenino, respectivamente, que representan a personas de sexo masculino o femenino. Pero eso no es todo, veamos esto: la mano, el pie; la cara, el pelo; la uña, el dedo; la casa, el carro; la billetera, el cigarro; la computadora, el celular… ¿Será que estos sustantivos inanimados, que representan a partes de nuestro cuerpo u objetos, tienen sexo?

“La confusión está clarísima”          -Lucio Anneo Séneca-

La gran confusión entre sexo y género penaliza varias veces a la lengua española y hace que muchas palabras suenen mal. Por ello, el discurso vaga de tal manera, que puede hacer que en el lector o en el oyente del mismo se produzca un rechazo que lo inutilice. El proceso de aplicar el sexo en vez del género es más difícil o imposible en idiomas como por ejemplo el inglés, que distingue los géneros en algunos artículos, pero no en los sustantivos ni adjetivos. En nuestro idioma español, mucha gente confunde “sexo” con “género”, porque los géneros van también –como ya lo hemos visto– en sustantivos inanimados (la uña, femenino; el pie, masculino;  la casa, femenino; el carro, masculino; la mesa, femenino; el libro, masculino; etc.) y en adjetivos determinativos (esa, femenino; ese, masculino; esta, femenino; este, masculino, etc.).

Los sustantivos (personas, animales, plantas o cosas), entre otras características, poseen género gramatical con el que deben concordar los determinantes y adjetivos: la (artículo femenino) manta (sustantivo femenino) gruesa (adjetivo femenino). El sexo, por otra parte, es una condición biológica específica de las personas, animales y plantas; por lo tanto, sexo y género son dos conceptos totalmente diferentes.

Imaginen una noticia así: «La portavoza, que había sido testiga de una atroza pelea en la sesión, señaló que la edila de la representación rivala no era jueza imparciala a la hora de calificar a la concejala de mártira de la lídera de la agrupación medioambientala». Este texto sería un claro ejemplo si aplicamos a las palabras la distinción por sexo y no por género. Y es que en el mundo entero –cualquiera sea el idioma–, los vocablos tienen género, pero no sexo. Y mientras los sexos son dos: «masculino y femenino» en las personas, y «macho y hembra» en los animales, los géneros pueden ser –si hablamos del español– hasta seis: femenino, masculino, neutro, común, epiceno y ambiguo. Por tanto, feminizar1 algunas palabras no significa convertirlas al sexo femenino, sino al género femenino.

Términos como: concejal, edil, dirigente, aspirante, presidente, portavoz, docente, sindicalista, periodista, imparcial, mártir, etc. pueden representar a los dos sexos, aunque sean de “géneros” distintos de femenino y masculino (epiceno).

Según la “Real Academia de la Lengua Española” (RAE), los sustantivos epicenos son los que con un solo género (sea masculino o femenino) se refieren a seres vivos (personas, animales o plantas), pero que no poseen ninguna marca formal que permita determinar su sexo. Como personas tenemos: víctima, criatura, personaje, rehén, vástago, etc., también están aquí los verbos de origen latino en su forma no personal participio activo (cantante, presidente, estudiante, sufriente, etc.); como animales: búho, camaleón, culebra, hiena, hormiga, jirafa, lechuza, liebre, rata, sapo, tiburón, víbora, etc.; y, como vegetales: espárrago, palmera, plátano, sauce, anís, etc.

En estos casos, la RAE nos dice: Para determinar el género del sustantivo epiceno y, por ende, el sexo de quien nos estamos refiriendo, tenemos que anteponer al sustantivo epiceno un artículo determinante o indeterminante (el, la, los, las; un, una, unos, unas); anteponerle un adjetivo determinativo indefinido (sea cualitativo, cuantitativo o distributivo); o colocarle antes o después un adjetivo calificativo (varón, mujer; macho, hembra; bueno, buena; manso, mansa; gordo, gorda; etc.).

Uno de mis profesores de Gramática, Redacción y Estilística de la Universidad Nacional Autónoma de México, en una oportunidad me hablaba de intención cuando el uso lingüístico decide la indistinción de los géneros. No soy un doctor en Gramática, Lingüística, Paleología ni en Filología, pero sí tengo la autoridad suficiente en el tema, y por ello opino que la evolución del idioma inglés lo ha llevado a situar el género solamente en algunos artículos y pronombres. Esa debería ser la tendencia de nuestro idioma español. Sonaría mejor y, sobre todo, confundiría menos a la gran mayoría de gente, ¿no creen? Salvo mejor parecer.


(1) «Feminizar» es una voz que no está contemplada en el “Diccionario de la RAE” ni en el “Diccionario panhispánico de dudas de la RAE”; «masculinizar», sí.

lunes, 17 de diciembre de 2012

GROSERÍA

Grosería es: que el salario mínimo de un trabajador sea 750 Nuevos Soles y el de un congresista 18,000 Nuevos Soles, pudiendo llegar con viáticos y otras prebendas a más de 20,000 mensuales (fuera de muertos y heridos = coimisiones).

Grosería es: que un catedrático de universidad o un médico cirujano de la salud pública ganen menos que el concejal de una municipalidad distrital, y que un médico especialista civil de un Hospital de las FFAA gane menos que una secretaria de una entidad burocrática (Congreso o Ministerio).

Grosería es: que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca (claro, siempre por unanimidad, y al inicio de la legislatura).

Grosería es comparar la jubilación de un congresista con la de una viuda de un trabajador común.

Grosería es: que un ciudadano tenga que trabajar 45 años para percibir una jubilación y a los congresistas les baste solo dos períodos, según el caso, y que los miembros del gobierno, para cobrar la pensión máxima, solo necesiten jurar el cargo.

Grosería es colocar en la administración a miles de asesores -léase amigotes- con sueldos que ya desearían los técnicos más calificados. Que los alcaldes nombren a sus Gerentes (?) sin concurso y así cubrirse y avalar sus movidas.

Grosería es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos políticos  aprobados por los mismos políticos que viven de ellos y sin dar cuenta nadie.

Grosería es: que a un congresista no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural) y muchos solo se dediquen a calentar el asiento o prestar "ayudas espirituales".

Grosería es el costo que representa para los ciudadanos sus comidas, coches oficiales, choferes, viajes (siempre en gran clase), gasolina y tarjetas de crédito por doquier; que después de ser suspendidos por sus malos manejos, retornen a su curul y cobren devengados... Que tal conch…

Grosería es: que sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año.

Grosería es: que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón del 180% del sueldo.

Grosería es: que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público y sin empacho alguno y decir "que no les alcanza para vivir". 

Grosería es: que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios -que siempre son elegidos a dedo- solo representan un costo mínimo para el bolsillo de los ciudadanos... si por ellos fuera se levantarían al estado en peso, como hizo un no caído del palto muy conocido.

Grosería es: que nos oculten sus privilegios y ¿hablan de política social, derechos sociales, inclusión, descentralización?

Grosería esque no se cultive con el ejemplo, en los jóvenes profesionales, los valores, la dignificación del trabajo y estudio, y sí,  la viveza criolla, tráfico de influencias (lobbys que le dicen ahora), cultura de la VARA para acceder a mejores condiciones económicas y a puestos de trabajo,   y para qué seguir...

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Origen de Pingüe

El adjetivo pingüe significa abundante y se aplica a ganancias financieras o comerciales. No se habla de «pingües pérdidas» ni de «pingües cosechas», como se podría suponer a partir de la definición del DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española), que no toma en cuenta esta restricción léxica. En cambio, el Diccionario de Restricciones Léxicas, de Ignacio Bosque, lo vincula con «copioso» y con «ingente» y menciona usos estilísticos como «un pingüe exilio». 

La denotación de «gordo» indicada por el DRAE es antigua y no encuentra respaldo en los corpus lingüísticos. Sin embargo, es la acepción etimológica; pingüe viene del latín pinguis 'gordo' y entró en nuestra lengua por vía culta a comienzos del siglo XVIII, según Corominas. 

En la primera edición del diccionario académico de la RAE, en 1737, pingue aparecía sin diéresis con la denotación de 'craso, gordo y mantecoso', y también 'abundante, copioso y fértil'. Son exactamente las mismas acepciones que figuran en la última edición, casi trescientos años después.

viernes, 7 de diciembre de 2012

¿SABÍAS QUE...?

La palabra FISCO proviene desde hace muchos siglos cuando los publicanos, cobradores de impuestos de la antigua Roma, acostumbraban a recoger el dinero cobrado en unas cestas de mimbre o de juncos, que en idioma latín se conocían como fiscus, según se verifica en los textos de Cicerón. Con el tiempo, el propio Tesoro Público tomó el nombre de la cesta, y Séneca, que vivió un siglo después de Cicerón, llamaba fiscus al Tesoro del Imperio.

El vocablo fisco ingresó al idioma español con ese sentido y así figura en el “Diccionario latino español” de 1492, de Elio Antonio de Nebrija (1444 – 1522). De ella se derivaron más tarde fiscal, fiscalía y confiscar, esta última formada con el prefijo con-, que significa «incorporar al fisco». 

domingo, 2 de diciembre de 2012

¿PALABRAS INEXISTENTES?

Con frecuencia se oye decir que tal vocablo «no existe», con base en el argumento de que «no está en ningún diccionario», como si las palabras brotasen de los diccionarios así como las flores y los frutos brotan de los árboles.

Imaginemos que un día hallamos un animal cuya descripción no está en ningún libro de zoología y que luego, consultando a un especialista, nos enteramos de que no está descrita en ninguna parte. ¿Diremos entonces «ese animal no existe»? Ahora supongamos que salimos de excursión por paisajes desconocidos con un mapa que nos sirve de guía. De pronto nos encontramos con un río que no está en el mapa. ¿Diremos que ese río no existe? 

Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que hay algo que falta en el libro de zoología y que también hay algo que falta en el mapa turístico. Sin embargo, con las palabras no ocurre así; cuando alguien emplea una palabra que no está en el diccionario, la gente piensa que lo que está mal es la palabra y no el diccionario. ¿Por qué ocurre eso? 

Porque muy tempranamente -en la escuela- nos infundieron hasta hacernos calar muy hondo la idea de que todas las palabras del idioma están en el diccionario. ¡Qué absurdo!

Esa noción es muy falsa. Es imposible que todas las palabras estén en el diccionario; en primer lugar, porque ningún lexicógrafo (diccionario) se propone tal cosa. Un diccionario es una selección de las palabras del idioma, tamizada o depurada por la ideología del autor y las costumbres de la sociedad en que vive. Por otra parte, nuevas palabras surgen constantemente (neologismos) y a veces mueren en poco tiempo (arcaísmos), de modo que no podrían tener cabida en los diccionarios.

A esta altura el lector podrá preguntarse qué hace falta para que un vocablo «exista». Si admitimos que una lengua es un conjunto de significantes organizados sintácticamente para que dos o más personas puedan comunicarse, debemos concluir que una palabra existe cuando dos individuos se entienden con ella, es decir, cuando hay uno que la pronuncia y otro que la entiende; simplemente eso. Así como los accidentes geográficos no dependen de los mapas para existir, las palabras no dependen de los diccionarios, que son recopilaciones necesariamente incompletas.

Sin embargo, muchas palabras están un poco escondidas en el diccionario. Veamos el caso del adverbio incuestionablemente, por ejemplo; si la buscamos en el diccionario no la encontraremos allí, y tal vez alguien deje de usarla por esa razón. Sin embargo, el diccionario incluye el adjetivo calificativo incuestionable bajo la letra "i" y el sufijo -mente bajo la letra "m", de modo que los puristas dirán que se trata de una palabra "bien formada".

Entonces, ¿podemos afirmar que «existe» cualquier palabra que se pueda formar con los prefijos y sufijos que están en el diccionario? Contestar esta pregunta afirmativamente supondría aceptar que hay palabras que nacen en los diccionarios, de modo que la respuesta es no. Como se dijo antes, la regla de oro que determina la existencia de una palabra es que haya un hablante que la use y un interlocutor que la entienda, simplemente eso. Interpabilosamente sería una palabra compuesta (adverbio), formada por el prefijo inter-, el adjetivo calificativo pabilosa y el sufijo -mente, pero parece poco probable que alguien la haya usado alguna vez, ¿verdad? 

jueves, 29 de noviembre de 2012

PENSAMIENTOS DEL MES


TERQUEDAD Y TENACIDAD:
“Terquedad y tenacidad, dos palabras iguales. La diferencia está en que la primera es ciega; la segunda es con criterio”.
-Opinión personal-

ESTUPIDEZ:
“La estupidez insiste siempre”.
-Albert Camus-

PALABRAS:
“Las palabras que no van seguidas de hechos, no valen nada”.
-Esopo-

DESEO:
“Los deseos son como los peldaños de una escalera, que cuanto más subes, tanto menos contento te hallas”.
-Arturo Graf-

SENTIDO COMÚN:
“Ese precioso y necesario don del sentido común, que es el menos común de los sentidos”.
-Ramón Gómez de la Serna-

domingo, 25 de noviembre de 2012

RESPUESTA A SUS INQUIETUDES

En el transcurrir de esta última semana, me han llegado varios mensajes (e-mail) sobre preguntas, comentarios, objeciones, críticas, observaciones, etc. de mucha gente con respecto al artículo de mi autoría titulado: ¿“Presidente” o “Presidenta”? Agradezco a todas esas personas por su atención brindada y la importancia debida que le han dado a mi texto, muy al margen de cuáles hayan sido las intenciones de algunas de ellas. Por tal motivo, y en reconocimiento y gratitud a todas sin excepción, voy a atender en forma general una inquietud, que considero ha sido el común denominador de todas esas personas: 
  
La “Real Academia de la Lengua Española” (RAE) junto a la “Asociación de Academias de la Lengua Española” (constituida por 21 países de Latinoamérica [22 con la RAE]), las mismas que están integradas por Doctores en Gramática, Lingüística, Filología, Paleología, etc., son las que dictan las normas a tener en cuenta para hablar o escribir; de lo contrario qué orden o qué formalidad habría, cada quien hablaría o escribiría como quiera. Por esa razón, la RAE clasifica la palabra “presidente” como un sustantivo epiceno.

Los sustantivos epicenos son los que con un solo género (sea masculino o femenino) se refieren a seres vivos (personas, animales o vegetales), pero que no poseen ninguna marca formal que permita determinar su sexo. Como personas tenemos: víctima, criatura, personaje, rehén, vástago, etc., también están aquí los verbos de origen latino en su forma no personal participio activo (cantante, presidente, estudiante, sufriente, etc.); como animales: búho, camaleón, cebra, culebra, hiena, hormiga, jirafa, lechuza, liebre, mosca, rata, sapo, tiburón, víbora, etc.; y como vegetales: espárrago, palmera, plátano, sauce, anís, etc.

En estos casos, la RAE nos dice: Para determinar el género del sustantivo y, por ende, el sexo de quien nos estamos refiriendo, tenemos que anteponer a todo sustantivo epiceno un artículo determinante o indeterminante (el, la, los, las; un, una, unos, unas); anteponerle un adjetivo determinativo indefinido (sea cualitativo, cuantitativo o distributivo); o colocarle -antes o después- un adjetivo calificativo (varón, mujer; macho, hembra; bueno, malo; manso, mansa; gordo, gorda; etc.), para poder –repito– especificar el género del sustantivo y, de igual modo, definir el sexo de quien nos estamos refiriendo o a quien se le atribuye tal cualidad.

Esto es en síntesis lo que nos recomienda la RAE, mas no un antojo personal ni mucho menos una creación mía, como quizás algunos desinformados lo hayan tomado. Por tal motivo, agradezco a todas esas personas que en esta última semana me han enviado sus preguntas, comentarios, objeciones, etc. sobre el tema que escribí; ya que en el fondo, todos ustedes, sin excepción, me nutren cognoscitivamente. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

¿"PRESIDENTE" O "PRESIDENTA"?

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Artículo de mi autoría publicado exclusivamente en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición N° 47 del mes de noviembre de 2012. Revista mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén.


 
“Una mentira, porque todo el mundo crea en ella, no se convierte en verdad”                             -Indira Gandhi-

Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), en sus últimos libros de “Gramática Española”, editados en 2011, 1973, 1959, 1931, 1920…, hay una regla que nos advierte: Todo sustantivo en plural y en masculino implica ambos géneros. Así que, al dirigirse a un público, es absurdo decir: “peruanos y peruanas”, “compañeros y compañeras”, “hermanos y hermanas”, “asociados y asociadas”, “niños y niñas”, etc., como varios de nuestros gobernantes pusieron de “moda” y hoy en día muchos políticos y comunicadores sociales continúan con el error a nivel nacional. 
 
Decir ambos géneros es correcto, únicamente cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes (heteronimia); por ejemplo: “hombres y mujeres”, “monjes y monjas”; “toros y vacas”, “damas y caballeros”, “ovejas y carneros”; “yernos y nueras”, etc.

Ahora viene lo más curioso: ¿presidente o presidenta?

No estoy en contra del género femenino, menos del sexo femenino; sino del mal uso del lenguaje. Por favor, dejémonos ya de incultura, desconocimiento u ocurrencias estúpidas. Nuestra lengua materna no es excluyente, sino todo lo contrario: incluyente (como ya lo pudimos ver brevemente en el primer párrafo). ¡Aprendamos bien el español y de una vez por todas!

¿“Presidente” o “Presidenta”?

En español existen los verbos de formas no personales (atacar, atacando, atacado, haber atacado y habiendo atacado); es decir, los que carecen de persona gramatical y, por consiguiente, no tienen número, tiempo ni modo. De dichas formas no personales vienen unos verbos llamados participios activos, como derivados verbales. Tenemos, por ejemplo: el participio pasivo del verbo atacar es atacado, en cambio, el participio activo de atacar es atacante; el de sufrir, es sufrido –pasivo– y el activo es sufriente; el de cantar, es cantado –pasivo– y el activo es cantante; el de existir, es existido –pasivo– y el activo es existente; el de presidir, es presidido –pasivo– y el activo es presidente, etc.

Ahora veamos al verbo “ser”. Sus formas no personales son: ser, siendo, sido, haber sido y habiendo sido. El participio pasivo es “sido”; entonces, ¿cuál es el participio activo del verbo ser? El participio activo del verbo ser es "ente". El que es, es el ente; tiene entidad. Por esa razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación “ente”, en unos casos, y “ante”, en otros (como ya lo pudimos ver).

Por lo tanto, a la persona que preside se le dice presidente, no presidenta, independientemente del género o de su sexo. Se dice capilla ardiente, no capilla ardienta; se dice estudiante, no estudianta; se dice adolescente, no adolescenta; se dice paciente, no pacienta; se dice comerciante, no comercianta; se dice cantante, no cantanta. La RAE solamente acepta aquí tres excepciones: cliente, clienta; infante, infanta y modista, modisto.

Recuerdo que hace varios años, la Sra. Cristina Fernández de Kirchner (para refrescarles la memoria) fue Presidente de Argentina. Dilma Rousseff (representante de la nueva presidente de Argentina, de ese entonces) recibió las felicitaciones del presidente peruano de esa época Alan García y su Gobierno como Presidenta electa, no por motivos ideológicos, sino por ignorancia de la gramática de la lengua española de nuestro ex Mandatario.

Un pésimo (y a la vez “excelente”) ejemplo muy oportuno sería: “La pacienta fue una estudianta adolescenta, comercianta y sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y la velaron en la capilla ardienta ahí existenta”. ¿Qué opinan? Creo que está clarísimo, ¿verdad?

¡Qué mal suena ahora “Presidenta”!, ¿no? Por ese motivo, siempre es bueno aprender de qué y cómo estamos hablando o escribiendo.

“Las bestias, los robots y los imbéciles reaccionan; los seres humanos actúan”                           -Anónimo-

Contribuyamos a difundir abiertamente este mensaje para estar más informados y, por ende, hacer un mejor uso de nuestro hermoso idioma español; salvo mejor parecer. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

¿SABÍAS QUE...?

KERMÉS, es una palabra procedente del idioma francés kermesse y esta, del neerlandés medio kercmisse, formada por kerk 'iglesia' y miss 'misa' para denominar una fiesta popular al aire libre que se celebraba en Flandes (Bélgica) en los días de Carnaval.

Festividad originariamente religiosa, adquirió con posterioridad un carácter laico, y el nombre se aplicó en esa región a cualquier fiesta popular.

En el siglo XX, el vocablo fue retomado para designar fiestas parroquiales celebradas con el objeto de recaudar fondos para el sustento de la parroquia.

Una kermés célebre, aunque de ficción, se narra en el filme franco-alemán La kermesse heroïque, sobre la llegada del ejército español a Flandes (Bélgica) en 1716, hecho que aterrorizó a los aldeanos al punto de que el alcalde se hizo pasar por muerto. Su esposa, mujer inteligente y resuelta, se puso al frente de las mujeres del pueblo para recibir a los conquistadores con una gran fiesta de la que nadie se arrepentiría: ni ellas, ni los soldados... ni los maridos, que salvaron así sus vidas.

martes, 6 de noviembre de 2012

PÍLDORAS GRAMATICALES

Se dice bimestre, trimestre, pero ¿cómo decimos cinco, siete, ocho y nueve meses?
Es natural que los meses del año se hayan agrupado según los divisores de doce: bimestre, trimestre, cuatrimestre, semestre, y que sean estos términos los recogidos en los diccionarios de la RAE. Pero, a pesar de que no consta ningún término para designar el período de cinco meses -correspondiente a algunas universidades de nuestro medio a los lapsos académicos- se emplean las palabras quimestre” o quinquemestre”. No se registran términos equivalentes para los períodos restantes.

jueves, 1 de noviembre de 2012

ETIMOLOGÍA DE "HALLOWEEN"

Por fuerza de la mundialización, tradiciones heredadas de esta antiquísima fiesta de origen celta se están extendiendo tan rápidamente en los países hispanohablantes que vale la pena echar una ojeada a su origen, por más que halloween no haya sido originariamente una palabra de nuestra lengua española.

En la Antigüedad, en Bretaña, Escocia e Irlanda, se festejaba la fiesta de Samhain el 31 de octubre, último día del año en los antiguos calendarios celtas y anglosajones. En esas ocasiones, se encendían grandes hogueras en lo alto de las colinas para ahuyentar a los malos espíritus, y se creía que las almas de los muertos visitaban sus antiguas casas, acompañadas de brujas y de espíritus. En algunas regiones de Galicia, se mantiene hasta hoy la antigua costumbre celta de hacer caras en calabazas huecas iluminadas con velas por dentro, cada noche de 31 de octubre.

Con la llegada del cristianismo, se estableció el primero de noviembre como “Día de Todos los Santos”, y el 31 de octubre pasó a llamarse en inglés All Saints' eve (víspera del Día de Todos los Santos) o también all Hallows' eve y, más recientemente, Hallows' eve, de donde derivó halloween. Hallow es palabra del inglés antiguo, significa 'santo' o 'sagrado' y, como el moderno vocablo holy, proviene del germánico khailag.

Muchas de las tradiciones de halloween se convirtieron en juegos infantiles que los inmigrantes irlandeses llevaron en el siglo XIX a los Estados Unidos y, desde allí, se han extendido en las últimas décadas por el mundo hispánico.

domingo, 28 de octubre de 2012

PENSAMIENTOS DEL MES

GUERRA:
“Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras”.
-Marco Tulio Cicerón-

EJEMPLOS:
“Los ejemplos corrigen mucho mejor que las reprimendas”.
-Voltaire-

FUTURO:
“El futuro no va a ser dominado por aquellos que están atrapados en el pasado”.
-Willy Brandt-

ABUNDANCIA:
“La abundancia me hizo pobre”.
-Ovidio-

DERECHOS:
“Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan”.
-José Martí-

miércoles, 24 de octubre de 2012

PÍLDORAS GRAMATICALES

El CICLÓN o huracán es un sistema formado por grandes tempestades, que se forma en zonas donde la presión atmosférica ha caído considerablemente. Se caracteriza por vientos muy intensos que giran en forma circular y que, en casos extremos, pueden llegar a 300 km/h rotando en sentido horario en el hemisferio sur y antihorario en el norte.

La palabra proviene del inglés cyclone, usada por primera vez en esa lengua en 1840 por el científico británico Henry Piddington. En español se empleaba hasta entonces la voz de origen taíno huracán. El primer ciclón que llevó ese nombre, descrito por Piddington en 1840, había ocurrido en la India 51 años antes, matando a más de 20.000 personas.


Piddington tomó la palabra del griego kykloun 'arremolinarse', a partir de kyklos 'círculo'.

jueves, 18 de octubre de 2012

¿MAYOR INFORMACIÓN O MÁS INFORMACIÓN?

Casi a diario veo por doquier y con mucho asombro un enunciado incorrecto: “Para mayor información, e incluso varias amistades me preguntan sobre esta expresión si es correcta o incorrecta.

Si observan en las cajas de medicamentos que tienen en casa observarán que en muchas de ellas se puede leer esa frase. También en numerosas páginas web: "Para mayor información visite…"

Es erróneo emplear el adjetivo mayor en lugar del adverbio másMayor es adjetivo comparativo de superioridad de grande, por lo tanto, significa ‘más grande’. Lo que debemos utilizar es el adverbio comparativo de cantidad más, que da una idea de ampliación, aumento de materia o superioridad comparativa. Así, lo que estamos diciendo es que la información será más completa y detallada.

El Diccionario panhispánico de dudas explica que uno de los usos de mayor es «cuando se emplea con valor comparativo, esto es, con el significado de ‘que excede a otra cosa en tamaño, cantidad, calidad o intensidad’». Entonces, esta expresión quizá haya sufrido un recorte impropio y tenga una elipsisPara mayor (cantidad de) información. No obstante, la economía expresiva debe tener una correcta adecuación de las palabras; por tal motivo recomiendo usar: “Para más información…”

sábado, 13 de octubre de 2012

ETIMOLOGÍA DE CHURRASCO


Según el DRAE, carne asada a la plancha o a la parrilla. El diccionario brasilero (portugués) Aurélio lo define, como “porción de carne, o pequeño animal, sin condimento, asados generalmente al calor de la brasa, en pincho o sobre un asador”. Otro diccionario brasilero, Houaiss, lo marca como oriundo del Río de la Plata.

Es probable que no sea voz onomatopéyica como propone la Real Academia de la Lengua Española, sino que provenga de una antigua palabra ibérica prerromana, sukarra, formada por su 'fuego' y karra 'llama', como supone Corominas (1980). Apareció en castellano bajo la forma socarrar, que se encuentra ya en el Diccionario de Nebrija (1495), mencionado por el etimólogo catalán.


A lo largo de los siglos se han derivado diversas variantes dialectales en España, de las cuales la que nos interesa es churrascar, del andaluz y leonés berciano, de donde proviene la voz rioplatense churrasco, 'pedazo de carne a las brasas'. Corominas también cita el vocablo chilenismo churrasca 'hojuela de masa frita' y en el platinismo churrasquear 'hacer carne a las brasas'. En Murcia y Almería se usa chuscarrar 'tostar ligeramente algo' y en Salamanca, churrusco 'pedazo de pan demasiado tostado'. 

domingo, 7 de octubre de 2012

¿SABÍAS QUE...?

Antes de ir a esta palabra (PERÍODO), quedémonos por un momento en su grafía. Oímos con frecuencia que período puede escribirse sin tilde, porque así está en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

En realidad, período se puede pronunciar con el acento prosódico en la “i” o también en la primera “o”, como ocurre en algunos lugares de España y regiones rurales de América. En el primer caso, debe ponerse tilde sobre la i para romper el diptongo io. En el segundo caso, cuando el acento prosódico cae sobre la primera o, no lleva tilde por tratarse de palabra grave terminada en vocal. Aunque ambas formas (con tilde y sin tilde) son correctas, debemos escribir de acuerdo con nuestra pronunciación.

La palabra proviene del latín periodos, formada por el prefijo griego peri- 'alrededor' y hodós 'viaje', 'camino', 'el tiempo que dura un viaje o una actividad'. Hodós está presente en nuestra lengua en otras palabras, como enéxodo, formada por el prefijo ex- 'hacia fuera' y hodós.

Período: es el tiempo de duración de algún acontecimiento, así como el tiempo que tarda un cuerpo celeste en dar una vuelta completa en su órbita. Periódico: es una publicación impresa que se publica a intervalos regulares, es decir periódicamente, no por fuerza en forma diaria, y periodismo: es la profesión que consiste en escribir en esas publicaciones.

martes, 2 de octubre de 2012

LA PALABRA DEL MES: "PAGANO"

Pago, en la acepción que nos ocupa, es una voz arcaica procedente del latínpagus, que conserva en el español estándar el significado de 'heredad rural' o 'pequeño pueblo o aldea' y, Río de la Plata, en Bolivia y en el Perú, 'lugar donde una persona nació o donde está arraigada'. 

Pagus se formó en latín a partir del verbo pango, pepigi, pactum, que significaba «plantar un vegetal», «clavar en la tierra», «implantar un hito o mojón». Como sustantivo masculino derivado del verbo, pagus era «la cosa clavada o plantada»; de allí la idea de un «territorio delimitado», el pago. 

En una milonga de Manuel Fama, que se hizo célebre en el Río de la Plata interpretada por la orquesta de Juan D'Arienzo, se cantaba

Soy del pago de Areco,
tierra de Segundo Sombra,
la paisanada me nombra,
y en el fogón se oye el eco [...] 

Pensemos en el ocaso del Imperio romano y en la Alta Edad Media: las personas nacían, vivían la vida entera y morían sin jamás haber salido de su pueblo. Cuando el cristianismo se extendió por el Imperio romano, principalmente después de Constantino —que gobernó en el siglo IV de nuestra era—, hubo pequeños poblados rurales, los pagos, adonde la nueva religión demoró siglos en llegar, de manera que sus habitantes, los paganos, no estaban bautizados. También hubo gente que huyó de las grandes ciudades y se refugió en los pagos para no verse obligada a adherirse al cristianismo. 

Poco a poco, pagano fue cambiando de sentido para referirse no ya a los habitantes de los pagos, sino a las personas que no estaban bautizadas por el rito cristiano. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

¿CUÁNDO USAR "A" Y "HA"?

Con cierta frecuencia me preguntan algunas personas con respecto al uso de “a” y cuándo “ha”, lo cual en principio pareciera una duda infundada por tratarse la primera palabra de la preposición y la segunda del verbo haber cuando actúa como auxiliar de las formas compuestas de los verbos.

Así que lo primero, para no incurrir en errores, es tener claro lo que queremos escribir: si se trata de una preposición (a) o de un verbo (ha). Recordemos que las preposiciones son palabras invariables (incluso muchos las memorizaron en su paso por la escuela y las recitan como loros) que se usan para introducir un elemento nominal (nombre, sustantivo, adjetivos nominales, etc.) o una oración subordinada; por ejemplo: Debo ir a Trujillo; Pasar de una a otra silla no resuelve el problema; Jugar a las cartas; etc.

En el caso de la forma ha (tercera persona del singular del presente de indicativo del verbo haber), generalmente es utilizada como auxiliar y la encontraremos seguida por otro verbo en participioha llovido, ha comido, etc.

Pero lo fundamental, en todo caso y como lo indiqué al inicio, es tener bien claro qué es lo que se está queriendo comunicar. El cerebro humano responde a la lógica del lenguaje, y la Gramática lo que hace es recoger las reglas generadas por los usuarios en su comunicación cotidiana.

sábado, 22 de septiembre de 2012

PENSAMIENTOS DEL MES

DIFERENCIAS:
“La uniformidad es la muerte; la diversidad es la vida”.
-Mijaíl Bakunín-

LEYES:
“Es más fácil hacer leyes que gobernar”.
-Leon Tolstoi-

TRISTEZA:
“La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces solo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste”.
-Lucio Anneo Séneca-

CARÁCTER:
“Cuando no sopla el viento, incluso la veleta tiene carácter”.
-Stanislaw Jerzy Lec-

ORGULLO:
“Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande”.
-Voltaire-

domingo, 16 de septiembre de 2012

USO ERRÓNEO DE LA PREPOSICIÓN "A"

Está tan extendido el uso de la preposición “a” en expresiones como *linterna a pilas, *bicicleta a motor, *barco a vela, *estufa a gas y, sobre todo, *avión a reacción y *olla a presión, que podemos pensar que es correcto. Sin embargo, se trata de un galicismo (palabra o giro de la lengua francesa que se emplea en otra lengua), ya que la preposición que normalmente se usa en español para expresar el modo o el medio por el que funciona un objeto es de: patines de motor, cocina de gas, barco de vela, juguete de pilas, avión de reacción, olla de presión, etc.

En cambio, estos calcos del francés no se usan en la mayor parte de los países americanos, donde sí suelen emplear correctamente estas expresiones.

Para que no haya confusiones, el Diccionario panhispánico de dudas aclara que «sí es normal el uso de la preposición a para introducir complementos verbales que indican el modo de ejecutar la acción o el medio empleado para ello: llamar a gritos, moler a palos, bordar a mano, así como para introducir el complemento de sustantivos derivados de verbos de acción: pintura al óleo, grabado al agua fuerte, bordado a canutillo».