miércoles, 31 de julio de 2013

ÉXITO = ANTICIPACIÓN, INNOVACIÓN Y EXCELENCIA

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Artículo de mi autoría publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición Nº 23 del mes de julio de 2013. Publicación mensual y regional porque circula en varias provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, la misma que es dirigida por el Sr. Hernán Baltazar Suárez Vásquez y en donde –además de “Escritor”– soy “Asesor Gramatical” de dicha revista.
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Dos buques de guerra se hallaban haciendo maniobras de entrenamiento en el mar con fuertes tempestades durante varios días. Mi amigo servía en uno de ellos y estaba de guardia en el puente cuando caía la noche. La visibilidad era muy pobre, había mucha niebla; de modo que el Comandante permanecía sobre el puente, supervisando todas las maniobras.

Poco después de que oscureciera, el vigía, que estaba en un extremo del puente, informó:
“¡Luz  a estribor!”  “¡Luz a estribor!”
¿Rumbo directo o se desvía hacia la popa?, gritó el Comandante.
El vigía respondió: ¡Directo, Comandante! Lo que significaba que nuestro propio curso nos estaba conduciendo a una colisión inexorable con aquel barco.

El Comandante llamó inmediatamente al encargado de emitir señales. ¡Envía este mensaje: “Estamos a punto de chocar, aconsejamos cambiar 20 grados su rumbo”!
Inmediatamente llegó otra señal de respuesta: “¡Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo”!

El Comandante molesto dijo: “Marinero, contéstale: ¡Soy Comandante, cambie usted su rumbo 20 grados!”
“Soy marinero de segunda clase –nos respondieron–, mejor cambie usted su rumbo 20 grados”. El Comandante estaba ya hecho una fiera y espetó: Contesta “¡Soy un acorazado, imbécil! Cambie usted su rumbo 20 grados”.
La linterna del interlocutor envió su último mensaje: “Yo soy un faro”. ¿Cambiamos nuestro rumbo?

Por tener paradigmas mentales absurdos, ¿cuántas veces nos hemos encontrado en una situación similar en la conducción de nuestra vida o empresa, nublándosenos nuestra cabeza por el simple hecho del rango, empleo, experiencia previa, títulos, etc. que ostentamos? Si no tenemos la suficiente consciencia o capacidad para ver más allá de nuestras narices, actuamos estúpidamente, como el comandante de la anécdota.

Estamos convencidísimos de algo que nos parametramos ahí; y esto no es más que un errado paradigma mental individual. Por lo tanto, avancemos siempre, pero conscientes de cuál es nuestro lugar y nuestro entorno, ya que somos un pequeñísimo ente en la tierra y debemos adaptarnos al mundo, no al revés. Por ello, debemos saber dónde estamos, para de ahí actuar adecuadamente, sin creer que uno es absoluto (caso del comandante).

De no ser así, actuaremos encerrados en nuestro mundo (paradigma mental errado) hasta que nos chocamos con la realidad, y recién ahí empezamos a tomar consciencia; generalmente después de la caída, con los daños inexorables e irreversibles que este nos ocasionó. Por eso es que, toda persona que tenga éxito en este exigente tercer milenio, se caracterizará por manejar con flexibilidad tres variables: Anticipación, innovación y excelencia.

LA  EXCELENCIA es el tercer vértice del triángulo del éxito, porque es el fundamento de este nuevo siglo. Hasta hoy, las empresas, profesionales, etc., que manejan la excelencia, habían centrado en ella su ventaja competitiva. De ahora en adelante, esta ventaja será solamente el precio que tendrán que pagar para poder ofrecer sus productos o servicios. Si no buscamos permanentemente la excelencia, la calidad, el aprendizaje y el mejoramiento constante de los procesos, quedaremos fuera de carrera.

LA  INNOVACIÓN es la manera en que buscamos la ventaja competitiva; lo que nos va a diferenciar del resto. Japón es un claro ejemplo de eso; ellos lograron unir “innovación y excelencia”. Por ello, debemos convencernos de que el crecimiento será proporcional a nuestro desempeño, dirigiendo en medio del constante movimiento y del constante cambio. Sin embargo, la “excelencia” y la “innovación”, por sí solas, no serán suficientes para competir con éxito.

LA  ANTICIPACIÓN nos permitirá estar en el lugar correcto y en el momento oportuno y, gracias a tener un producto o servicio excelente e innovador, podremos competir con muchas posibilidades de éxito. Con la “anticipación”, lograremos predecir todas las necesidades de nuestros clientes o jefes e innovar los productos o servicios, adaptándolos a todas sus exigencias y, por ende, crecer.

El ejemplo del comandante, citado al comienzo, nos muestra una situación de terquedad, miopía intelectual, soberbia y poca flexibilidad que nos ha llevado tantas veces a equivocarnos y a sufrir duros golpes en nuestras vidas. Pensemos en eso y seamos muy flexibles y adaptables para poder reaccionar correctamente y, sobre todo, actuar proactivamente, de acuerdo a las circunstancias.

¿Cómo estás manejando en tu vida estas tres variables que caracterizan a las personas con posibilidades de competir exitosamente en los exigentes mercados de hoy? ¿Le tienes miedo a la exigencia? ¿Le tienes miedo a la competencia o a tu incompetencia? ¿Eres tenaz o terco como el comandante? Analízate concienzudamente, salvo mejor parecer.

P.D. La tenacidad es una terquedad, pero con criterio. La terquedad es ciega.

Portada de la edición Nº 23 de la "Revista Imágenes"

jueves, 25 de julio de 2013

CREATIVIDAD E INTELECTO

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la “Revista Avancemos” (Chepén) en su edición N° 52 del mes de julio de 2013. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde –además de ser “Escritor”–, soy el responsable de la “Corrección Gramatical” de gran parte de dicha revista.
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En muchos circos, a los elefantes los amarran desde muy pequeños a una estaca con una cadena para que no escapen; tratan de hacerlo, pero la estaca y la cadena son más fuertes que ellosCuando crecen a su tamaño normal y adquieren la fuerza de los adultos, basta con amarrarlos a una pequeña estaca para que no fuguen. Con la fuerza que tiene ahora, el elefante podría arrancarlo, pero no lo hace porque tiene grabado en su mente el esquema de que es imposible huir. Lo mismo nos ocurre a los seres humanos una vez que aprendemos un esquema o paradigma mental, nos encasillamos y nos limitamos como los elefantes de los circos para siempre o, al menos hasta que rompamos esos anticuados paradigmas mentaleses decir, hasta que tomemos consciencia (“Los límites son físicos; las limitaciones son mentales” –Anónimo–).

La forma en que hacemos nuestro trabajo o cómo nos conducimos en nuestra vida diaria, es un ejemplo de ello. Nos es muy difícil cambiar de paradigmas, aun si las condiciones del mundo, el mercado laboral y la competencia cambian. Tendemos a seguir haciendo lo mismo, actuando en automático y sin criterio, aunque el medio cambie (“En una época de cambios radicales, el futuro es de los que siguen aprendiendo constantemente, los que ya aprendieron se encuentran bien equipados, pero para vivir en un mundo que ya no existe” –Eric Hoffer–). 

Según Kouzes y Posner, el primer paso para arrancar paradigmas mentales es romper lo establecido, cambiar e innovar la forma en que hacemos las cosas. Pero romper lo establecido, reconozco que no es fácil; no solo por los hábitos, sino también por nuestra percepción. La percepción humana barre el mundo y trata de ubicar lo que ve en esquemas previamente conocidos.

Imagínese, por ejemplo, que usted está en una cola del hospital esperando turno para sacar su ticket y pasa hacia delante un tipo alto, atlético, lujosamente vestido de terno, con lentes oscuros y lo empuja torpemente por atrás sin consideración alguna. Usted se cae y, al levantarse, lo ve. Furioso se para, lo enfrenta y empuja también, pero, con el movimiento, a esa persona se le caen los lentes y usted se da cuenta de que es ciega. Nuestra percepción interpretó la situación como si se tratase de un hombre elegante, adinerado, prepotente, déspota, soberbio y abusivo. Nos hizo pensar, sentir y actuar sobre la base de este esquema o paradigma mental errado. La realidad era diferente. La percepción nos ancla a esquemas o paradigmas conocidos en la mente y nos dificulta ser flexibles para ser creativos.

Una vez que aprendemos las características de un esquema y lo grabamos en la mente, nos es muy difícil escaparnos de él, y esta es una tarea de uno mismo y de nadie más. Así que no esperemos a que otros lo hagan por nosotros o lo hagan primero; pues “Sólo la adaptabilidad te hará subsistir” Charles Darwin–.

Me contaba un amigo que en una oportunidad no había podido dormir toda la noche por un “maldito dolor” de estómago. Él satanizaba ese tormento, sin embargo, yo le decía que el dolor había sido su aliado porque le había estado avisando que a la mañana siguiente iba a estar mal de salud y que necesitaría visitar a un médico. Así funcionan nuestros paradigmas mentales; son los lentes que nos ponemos para ver la realidad. Por lo tanto, para poder ser innovadores o creativos –tan necesario en este mundo exigente y cambiante–, tenemos que luchar contra muchas de nuestras percepciones que nos obligan a mantenernos en lo ya conocido o errado. Tenemos que empezar a mirar las cosas desde otro punto de vista, desde otro ángulo, diferente al que lo hemos venido haciendo, ya que lo común no es lo normal ni correcto. Cuestionémonos constantemente nuestros propios hábitos; no hay otra forma conocida hasta hoy para romper paradigmas errados.

Entonces, en este mundo de cambios vertiginosos, empleemos siempre nuestro intelecto y nuestra creatividad para ver y entender muchas cosas, especialmente en los momentos de crisis. Analicemos cada situación que se nos presente desde otro punto de vista al acostumbrado y al común de la gente, para así poder sacar las mejores conclusiones y decisiones. No nos encasillemos o parametremos a las maneras antiguas y obsoletas de observar que nos limitan enormemente como ya lo hemos podido ver. Tampoco se trata de modas o cosas por el estilo, simplemente: adaptabilidad; ya que si tú no creas el cambio, el cambio terminará creándote a ti. Así que asúmete, emplea tu creatividad y tu intelecto en beneficio tuyo y de tu prójimo; salvo mejor parecer.

Portada de la edición Nº 52 de la "Revista Avancemos"


VICARIO, VICISITUD, VICEPRESIDENTE

Etimológicamente, vicario, derivado del latín vicarius, significa: 'reemplazante, sustituto, o representante de alguna autoridad'. Así, el Papa es para los católicos el vicario de Cristo en la Tierra, y el vicepresidente es un reemplazante del presidente. 


El término latino provenía del sustantivo vicis 'cambio', 'giro', 'alternativa', y de él se derivaron palabras como vicisitud y el prefijo latino vice-, con el significado de 'en lugar de', ablativo de vicis 'cambio', que también está en el origen de vicisitudo, voz que en el siglo XVII llegó al español por vía culta como vicisitud. Un derivado mucho más antiguo de vicis en nuestra lengua es vez, que ya aparecía en los primeros documentos conocidos en una lengua romance que luego confluiría, junto con otras hablas, hacia la formación de lo que hoy llamamos español o castellano: los manuscritos del monasterio de San Millán de la Cogolla, fechados en el siglo X de nuestra era. 

domingo, 21 de julio de 2013

PENSAMIENTOS DEL MES

ATEÍSMO:
“Me aburren los ateos: siempre están hablando de Dios”.
-Heinrich Boll-

CONVENCER:
“Al inteligente se le puede convencer; al tonto, persuadir”.
-Germanine de Stael-

DIGNIDAD:
“Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda”.
-Martin Luther King-

SOBERBIA:
“La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió”.
-Francisco de Quevedo-

MALDAD:
“Una mala causa será defendida siempre con malos medios y por hombres malos”.
-Thomás Paine-

domingo, 14 de julio de 2013

ETIMOLOGÍA DE BOCINA - REBUZNO

¿Nunca sintió ganas de silenciar para siempre a un chofer impertinente por el estruendo que hacía con su bocina? Cuando le ocurra de nuevo, recuerde que bocinar rebuznar tienen la misma etimología, y verá cómo su indignación cede lugar a un sentimiento de pena —que es más saludable— por el infeliz conductor. 

En efecto, el verbo que usamos para expresar el estridente sonido emitido por el asno, el rebuznar, proviene del verbo latino bucinare, formado a partir de bucina o buccina 'trompeta', 'bocina'. En la Edad Media se utilizó bucina para referirse al cuerno que tocaban los pastores o al instrumento de viento derivado de la trompa. A comienzos del siglo XX, en español se adoptó bocina como denominación de la corneta de los automóviles, pero desde los albores de nuestra lengua se llamó rebuzno al sonido emitido por el burro.

Rebuznar aparecía ya en el Diccionario latino-español, de Nebrija, y rebuzno fue recogido en la primera edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (1726), que lo definía así:

La voz o sonido bronco y desapacible, que forma el asno, con diferentes altos y baxos: lo que regularmente hace quando quiere comer, o está à vista de la hembra. Se toma festivamente por cantar mal.

viernes, 5 de julio de 2013

¿SABÍAS QUE...?

Con respecto a la palabra RUTINA: El verbo latino rumpere dio lugar a un vasto conjunto de palabras de nuestra lengua, además de romper. Con el prefijo ex-, se formó eruptio, -onis, derivado de erumpere, que dio lugar a erupción, en el sentido de 'salida brusca e impetuosa', pero también a irrupción. En efecto, los latinos decían in provinciam eruptionem facere 'hacer una irrupción en la provincia'.
Con el prefijo inter-, se formó interrumper e 'interrumpir', sobre la base de la idea de 'cortar al medio'.
Otra palabra que proviene del verbo latino es ruta, que nos llegó a través del francés route. El lector podrá preguntarse cuál puede ser la relación entre romper y ruta, pero lo cierto es que en el latín vulgar de la Galia se decía rupta via 'camino roto', con el mismo sentido con que hoy decimos en castellano romper camino, es decir, 'cortar, romper los matorrales para abrir un camino'.
Y una vez que el camino está abierto y es recorrido muchas veces se convierte en rutina, que se refería, inicialmente, a una 'ruta muy frecuentada', pero que hoy ya denota 'hábito adquirido, costumbre de hacer las cosas sin necesidad de pensar en ellas'.