domingo, 23 de noviembre de 2014

LOS CUATRO GRANDES PARADIGMAS

Por Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Artículo publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición N° 33 del mes de noviembre de 2014. Publicación mensual y regional porque circula en varias provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, dirigida por el Sr. Hernán Baltazar Suárez Vásquez y en donde –además de “Escritor”– soy el responsable de la "Corrección Gramatical” de una parte de dicha revista.
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Desde que aparece en la tierra el hombre civilizado –hace miles de años– hasta ahora, se ha manejado en base a paradigmas mentales que con el transcurrir de los siglos los ha ido modificando por las circunstancias, tendencias, competencia, experiencias previas... Es decir, los paradigmas son inherentes a todo ser humano, cambian de persona a persona, de lugar en lugar, de tiempo en tiempo, etc.
Estos paradigmas mentales son los lentes que nos ponemos para ver la realidad, son mapas mentales que nos creamos a través de nuestras vivencias, es la manera cómo vemos el mundo, no en términos de vista, sino en forma conceptual, de percepción; y en base a ellos actuamos. Por tal motivo, en este mundo exigente, uno tiene que tener paradigmas mentales de acuerdo a las circunstancias actuales para poder ser eficientes y tener éxito; veamos.
PRIMER PARADIGMA: ¡Dios quiera que...! ¡Ojalá las cosas funcionen! ¡Ojalá las cosas se den! Era una forma irresponsable de actuar, ya que solo deseaban algo y no hacían nada por conseguirlo. Antes lo concibieron durante siglos, y quizás estuvo bien porque el mundo se movía demasiado lento; no había tanta exigencia. Actuar así ahora, en este mundo de cambios vertiginosos y radicales, es un suicidio. Este paradigma lo emplearon desde los inicios del hombre civilizado hasta fines del siglo XVIII (1,890 aprox.).
SEGUNDO PARADIGMA: ¡Resistir u oponerse al cambio! Actuar para que nada ocurra; neutralizar el cambio. También lo utilizaron desde los inicios del hombre civilizado hasta principios del siglo XIX (1,930 aprox.). Paradójicamente, hasta ahora hay gente que actúa así, resistiéndose a los cambios inexorables que se suscitan en el mundo. Proceder hoy de ese modo también es un suicidio porque el sistema es inmenso.
TERCER PARADIGMA: ¡Adaptarse al cambio! ¡Cambiar solo para que todo siga igual! Hoy en día, todavía hay muchísima gente que lo aplica, y está muy bien, pero solamente es para sobrevivir. Este paradigma lo usaron en las tres últimas décadas del siglo XIX (1,970 hasta fines de 1,999).
CUARTO PARADIGMA: ¡Generar el cambio! Cambiar uno para obligar a los demás a cambiar. Es un paradigma emergente llamado modelo proactivo. Este es el paradigma del tercer milenio, el que te llevará a la excelencia.
Estos cuatro paradigmas mentales los emplearon muchísima gente. Claro que los podemos aplicar en nuestra existencia en pos de metas u objetivos, teniendo en cuenta que solo el último paradigma mental –junto al trabajo concienzudo– es el que nos llevará al éxito. Por ese motivo, hoy en día, y por la bendita globalización, la competencia es enorme para todos; seamos obreros o profesionales.
El mundo de hoy exige de EXCELENCIA, por tanto, a los profesionales se les recomienda mucho una actualización PERMANENTE, cada dos años por lo menos, para no quedar en la obsolescencia. Por ello, he aquí una nueva tendencia mundial que alcanzan a ver los especialistas en la materia: "Los títulos profesionales saldrán con fecha de vencimiento o caducidad", tan igual como cualquier medicamento o alimento enlatado.
"En una época de cambios radicales, el futuro es de los que siguen aprendiendo constantemente, los que ya aprendieron se encuentran bien equipados, pero para actuar en un mundo que ya no existe"  Eric  Hoffer
La época o el mundo en que nos ha tocado vivir cambian vertiginosamente y en forma inexorable. Por tal motivo, nadie puede detenerlo, simplemente nos queda adaptarnos a él para sobrevivir, y, si queremos ser excelentes y tener éxito, tenemos que adelantarnos al cambio, propiciar el cambio, excederse en algo; en otras palabras: actitud proactiva. Si logramos esto, iremos a la vanguardia, adelante o lideraremos en la empresa o la acción que nos hayamos propuesto en la vida.

Según muchas instituciones mundiales (F.A.O, O.M.S, O.N.U, Comunidad Europea, Mercosur, etc.), nos indican que en los últimos 35 años (1,980 hasta ahora) se ha producido mucha más información que en los 5,000 (cinco mil) años anteriores a 1980. ¿Estás consciente de la inconmensurable cantidad de información generada en estos últimos 35 años? 

Desde 1,980 para atrás, el conocimiento o información lo echábamos literalmente a nuestro cerebro por botellitas a través de un embudito, porque el mundo iba lentísimo. Desde 1,980 para ahora, el conocimiento o información se produce tan rapidísimo que tenemos que vaciarlo a nuestro cerebro por cilindros y nuestro embudito ya no se abastece. Por nuestro cerebro no nos preocupemos porque es inmenso en su capacidad. Entonces, teniendo en cuenta el “cuarto paradigma”, es obvio que algún día, los títulos profesionales salgan con fecha de vencimiento como lo señalan los expertos. Eso es para exigir a los profesionales a capacitarse o actualizarse permanentemente, como ya lo vemos en nuestro país y en el resto del mundo.

"Debemos acostumbrarnos a pensar que lo bueno que hicimos en el pasado no garantiza nuestro futuro, lo único que lo garantiza, es nuestra capacidad de aprendizaje constante, nuestra adaptabilidad a los cambios y nuestra visión de futuro deseado"  José R. Betancourt Tang
Siempre tengamos en cuenta el “cuarto paradigma”. Es decir, seamos mejores cada día que pasa, nuestro país lo necesita. Superémonos cada vez más y más, no por vanidad, sino por el bien de uno mismo y de nuestra descendencia, el Perú lo requiere; salvo mejor parecer.

lunes, 17 de noviembre de 2014

¡CASTELLANO!

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición N° 60 del mes de noviembre de 2014. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde -además de ser "Escritor"-, soy el responsable de la Corrección Gramatical de gran parte de dicha revista.  
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Nuestra lengua materna también se llama “castellano”, por ser el nombre de la comunidad lingüística que habló una modalidad románica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna polémica en torno a la denominación del idioma. El término “español” es relativamente reciente y no es admitido por muchísimos hablantes bilingües de España, pues entienden que el nombre de “español” incluye los términos valenciano, gallego, catalán y vasco, idiomas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas. Son esos mismísimos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo nuestra lengua materna: “castellano”, entendido como “lengua de Castilla”.

En los países hispanoamericanos se ha conservado esta denominación (castellano) y no plantean ninguna dificultad a la hora de entender como sinónimos los términos “castellano” y “español”. En los primeros documentos, tras la fundación de la Real Academia de la Lengua Española, los miembros de dicha Academia emplearon, por acuerdo, la denominación de “lengua española”. Quien mejor ha estudiado esta espinosa cuestión ha sido Amado Alonso en su libro titulado: “Castellano, español: idioma nacional”. Historia espiritual de tres nombres (1943) que recomiendo leerla.

Volver a llamar a este idioma “castellano” representa una vuelta a los orígenes, y quién sabe si no sería dar satisfacción a los autores iberoamericanos que tanto esfuerzo y estudio le dedicaron, como Andrés Bello, J. Cuervo o la argentina Mabel Manacorda de Rossetti. Renunciar al término “español” plantearía la dificultad de reconocer el carácter oficial de una lengua que tan abierta ha sido para acoger en su seno influencias y tolerancias que han contribuido a su condición.

Por otro lado, tanto derecho tienen los ciudadanos españoles a nombrar “castellano” a su idioma como los argentinos, “argentino”; venezolanos, “venezolano”; mexicanos, “mexicano”  o panameños, “panameño”, por citar solo algunos ejemplos. Esto podría significar el primer paso para la fragmentación de un idioma que, por el número de hablantes, ocupa el segundo lugar después del “chino” entre las lenguas más habladas del mundo. En España se hablan, además, el “catalán” y el “gallego”, idiomas de tronco románico, y el “vasco”, de origen controvertido.

Por ese motivo, personalmente me quedo con el nombre de “castellano”; salvo mejor parecer.

domingo, 16 de noviembre de 2014

PENSAMIENTOS DEL MES

DOLOR:
“La alegría y el dolor no son como el aceite y el agua, sino que coexisten”.
-José Saramango-

TIEMPO:
“Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?
-Mahatma Gandhi-

AMISTAD:
“Todos somos viajeros en el desierto de este mundo, y lo mejor que podemos encontrar en nuestros viajes es un amigo honesto”.
-Robert Louis Stevenson-

DESEO:
“El que se alimenta de deseos reprimidos finalmente se pudre”.
-William Blakue-

OCASIÓN:
“La ocasión es como el fierro: se ha de machacar caliente”.
-José Hernández- 

jueves, 13 de noviembre de 2014

PÍLDORAS GRAMATICALES

¿Se escribe “diez y seis” o “dieciséis”?

Los números cardinales hasta el treinta” se escriben en una sola palabra; el que sigue a treinta será “treinta y uno”. En el caso de la consulta, pues, dieciséis”. 

domingo, 9 de noviembre de 2014

¿SABÍAS QUE...?

La palabra CONCILIO viene del latín concilium 'reunión, asamblea'. También se aplicaba a cosas o conceptos que se unían, como concilium nominis (Tertuliano) “palabra compuesta”. Más adelante se dio ese nombre a las reuniones de los obispos cristianos: San Isidoro escribía “Concilium Nicaenum” para referirse al Concilio de Nicea. 

La palabra latina se derivaba del verbo conciere 'juntar, reunir, convocar'. “Conciere multitudinem ad se” decía Tito Livio para significar 'llamar el pueblo hacia sí, convocar a la multitud alrededor de sí'. 

La palabra latina también derivó en el español concejo, con el significado de 'grupo de personas integrado por un intendente y varios concejales que se encarga de administrar y gobernar un municipio', documentado ya en romance, en las glosas de Silos (1507). Modernamente, concilio se ha empleado para referirse las reuniones universales de Obispos, convocadas por el Papa, pero el diccionario Vox también le atribuye el significado de "reunión de personas para tratar algún asunto".

domingo, 2 de noviembre de 2014

LA PALABRA DEL MES: "SARCASMO"

Palabra de creación culta, documentada en español desde 1757, en la Rhetórica, de Gregorio Mayans y Siscar (1699 - 1781), con el significado de 'burla mordaz o sangrienta', tomada del latín sarcasmus y este, derivado del griego sarkasmós, que se formó, a su vez, a partir del verbo sarkázein 'desollar', con origen en sarx, sarkós 'carne'. 

La palabra, al igual que el calificativo “sangrienta” aplicado con frecuencia a ciertas burlas, se basa en la idea de que estas pueden ser tan mordaces que es como si arrancaran a su víctima un pedazo de carne. 

La palabra griega sarkós está presente en otras palabras no vinculadas a sarcasmo, como sarcófago, etimológicamente 'carnívoro', 'devorador de carne'; sarcolema 'membrana que envuelve cada una de las fibras musculares', sarcoma 'un tipo de tumor muscular maligno' y polisarcia 'obesidad morbosa'.