martes, 23 de agosto de 2016

¿SABÍAS QUE...?

NOSTALGIA es una palabra creada en 1668 por el médico suizo Johannes Hofer, quien quería dar nombre al “deseo doloroso de regresar” que había visto en algunos de sus pacientes. Hofer buscaba una palabra que expresase en todas las lenguas el significado del vocablo alemán Heimweh”: 'deseo intenso de estar en casa', 'sufrimiento por estar separado de la familia'. 

El médico suizo formó nostalgia por composición, con las palabras griegas “nostos” 'regreso' y “algos” 'dolor', (como en neuralgia). “Nostos” está vinculada al verbo griego “neisthai” 'venir', 'ir', 'volver', cognado del idioma sánscrito “násate” 'él se acerca', que se deriva, a su vez, de la raíz prehistórica indoeuropea “nos-to” 'regreso al hogar'. 

En nuestra lengua española, nostalgia” tiene un equivalente aproximado en “añoranza”, aunque esta última, tomada del catalán “enyorança”, tiende a denotar más bien el dolor por la pérdida definitiva de algo o de alguien. La palabra portuguesa “saudade”, ya incorporada al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española con la misma grafía, está más próxima, ciertamente, a “nostalgia”. 

domingo, 14 de agosto de 2016

ETIMOLOGÍA DE "SIRENA"

En la MITOLOGÍA GRIEGA, las sirenas eran bellísimas ninfas con busto de mujer y cuerpo de ave, aunque a veces eran representadas con cuerpo de pez. Solían sentarse sobre las rocas de una isla del mar Mediterráneo, probablemente Capri, desde donde atraían a los marineros con la dulzura de su canto, de modo que llevaban los barcos a estrellarse en sus acantilados. Después, las crueles sirenas devoraban a los incautos que se habían dejado seducir. 

En la obra literaria “La Odisea” se cuenta que Ulises tapó con cera sus oídos y los de sus marineros, y se hizo amarrar por sus hombres a un mástil para no ser atraído, pero al pasar cerca de las sirenas llegó a oír su canto y ordenó que lo liberasen para ir hacia ellas, pero los marineros se lo impidieron, y el barco pudo alejarse indemne (ileso). Según algunas versiones del mito, las sirenas se suicidaron tras ese fracaso. 

Los Argonautas, en su viaje en busca del vellocino de oro, pasaron por un peligro semejante, pero Orfeo entonó un cántico tan melodioso que los marineros no se sintieron atraídos por el de las sirenas. 

El nombre griego de las sirenas era seiren”, que pasó al latín clásico como “siren”, “sirenis” y al latín tardío como “sirena”, palabra que en el siglo XV fue recogida por el idioma castellano, inicialmente como “serena”. Esta forma se extendió bastante por la península ibérica y llegó al gallego como “serea” y al portugués como “sereia”, forma que se mantiene hasta hoy en Asturias, pero poco a poco se fue imponiendo “sirena”, considerada más culta por provenir del latín clásico. 

domingo, 7 de agosto de 2016

¿LLEVAS UNA SORTIJA EN UNO DE TUS DEDOS…?

Desde hace varios miles de años, la forma de la sortija llama la atención de la gente a pesar de su sencillez o tal vez, precisamente, a causa de ella. El origen del vocablo SORTIJA es en el idioma latín sortícula”, diminutivo de “sors” ‘suerte’, ‘destino’.

Pero los anillos se han usado, además, para adivinar la suerte de las personas, de modo que en cierta época, a la palabra sortícula” le cupo también ese mismo significado. Por otra parte, recordemos que los caballeros medievales (Edad Media) se lanzaban a caballo a toda velocidad en una difícil prueba que consistía en ensartar un anillo en la punta de su lanza, un juego que practican hasta hoy los gauchos rioplatenses o sus sucedáneos modernos (Argentina). 

La SORTIJA conquistó fama entre los antiguos por el hecho de que no tiene principio ni fin, por lo que los egipcios la adoptaron como símbolo del carácter permanente de la unión matrimonial y hace más de tres mil seiscientos años inauguraron en el valle del Nilo la costumbre del intercambio de alianzas entre las parejas. 

Se cuenta que Aníbal “El Cartaginés”, que por varias décadas fue el enemigo más temido de los romanos, después de derrotarlos en la batalla de Cannas, a orillas del río Aufidus (216 a. de C.), envió a Cartago tres arcas repletas de anillos romanos de oro.