jueves, 29 de diciembre de 2011

OBSEQUIO

Los romanos usaban el verbo sequi con el sentido de 'seguir', 'ir detrás', 'acompañar', y también 'perseguir', 'acosar'. Ovidio escribió sequi vestigia alicujus para significar 'seguir las huellas de alguien' y non tibi sequendus eram con la denotación de 'yo no debería ser acompañado por ti'.

El infinitivo clásico sequi se alteró en Latín vulgar a sequere, que dio lugar al Francés suivre 'seguir', mientras que otras lenguas romances mantuvieron la forma original, pero añadieron las terminaciones -ire, como el Italiano seguire, o -ir, como el Español, Portugués y Catalán seguir.

La palabra latina se había formado a partir de la raíz indoeuropea sekw, del mismo significado, y dio lugar a muchos otros vocablos, tanto en Latín como en Castellano.

En efecto, con el prefijo con- se formó consequi 'buscar', 'conseguir', 'obtener', de cuyo participio pasivo, consecutus, 'consecutivo' se derivaron consequentia 'consecuencia' y exsequtio 'seguir hasta el final', 'rematar', de donde 'ejecutar' y 'ejecutivo', y también 'exequias' (honores fúnebres). Con el prefijo ob- se formó obsequi 'cumplir el deseo de otra persona', que dio lugar a nuestro 'obsequio' 'regalo', pero también a 'obsecuente' (el que sigue los deseos de otra persona en actitud de obediencia y sumisión). Lo que ocurre después de un hecho, lo que lo sigue como consecuencia, se llama secuela, palabra formada ya en Latín como sequela, a partir del verbo sequi.

sábado, 24 de diciembre de 2011

domingo, 18 de diciembre de 2011

LA LENGUA: ARMA DE LOS IMPERIOS

El Inglés es considerado hoy la principal lengua universal, no por la cantidad de sus hablantes, sino por el uso que se le da en muchas actividades formales en el mundo. El idioma de Shakespeare se ha convertido en la lengua franca del planeta, tras desplazar al Francés en la diplomacia y tornarse el idioma más importante en los foros internacionales. Es lo que ha ocurrido siempre en la historia con las lenguas de los imperios; como sucedió con el idioma de Atenas en la Grecia de Pericles y con el Castellano en la Conquista y el Coloniaje, por citar apenas un par de ejemplos.
LA LENGUA COMO INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN
Cuando la antigua Roma empezaba a expandirse, antes de convertirse en un imperio, la clase dominante, el patriciado, vio claramente que una de las estrategias para mantenerse en el poder era adquirir los recursos del “bien hablar”; es decir, dominar la lengua culta que los distinguiera de los plebeyos y aprender el misterioso arte de la retórica, desarrollado por los griegos que permitía dominar multitudes con el discurso.
Por aquella época —estamos en el inicio del siglo I a. de C.— muchos Gramáticos y Retóricos griegos empezaron a desembarcar en la Península Itálica para ponerse al servicio de la clase dominante romana, ávida de conocer la retórica, un arte griego que ostentaba la fama de ser la ciencia del habla y el arte de convencer.
Los patricios romanos sabían que para mantenerse en el poder deberían dominar la técnica del discurso profesional, el que permite arrebatar las masas y llevarlas al éxtasis; creían que con ese fin necesitaban manejar con soltura los secretos del estilo y conocer en profundidad las reglas de la Gramática. Eran algunos de los secretos mejor guardados del poder. En efecto, los patricios habían comprendido que deberían atesorar celosamente para sí los misterios de la lengua porque, si estos caían en manos del pueblo, sería un resorte de poder que perderían.
A comienzos del siglo I antes de Cristo, llegó a Roma el retórico y gramático Lucius Voltacilius Plotius Gallus, quien fundó una escuela de retórica al servicio de los que pudieran pagarle. Durante algún tiempo, este especialista de la palabra vivió a cuerpo de rey a costa de ricos plebeyos enriquecidos que querían ofrecer una formación aristocrática a sus hijos; pero finalmente, un edicto impulsado por los aristócratas le prohibió seguir enseñando y lo obligó a cerrar la escuela. Es uno de los testimonios más antiguos que tenemos de cómo el dominio de la lengua y el poder de la elocuencia ha sido una propiedad de las clases dominantes en todas las sociedades basadas en la explotación del hombre por el hombre.

EL IDIOMA ESPAÑOL Y EL PODER
Mil años después de la caída del imperio romano, en agosto de 1492, cuando Cristóbal Colón estaba en el medio del Atlántico en su primer viaje hacia el Nuevo Mundo, el filólogo andaluz Antonio de Nebrija le entregó a Isabel la Católica la primera Gramática del Español, con la sabia advertencia de que “siempre la lengua fue compañera del imperio y, de tal manera lo siguió, que juntos crecieron florecieron y cayeron”.
Nebrija estaba hablando del imperio romano y del Latín, la lengua que se extendió por casi toda Europa y el norte de África y se derrumbó con la caída de Roma; pero tanto él como la soberana ya intuían que España estaba al borde de emprender una aventura de conquista, de dominación y opresión de otros pueblos. Tenían por delante una era de explotación de tierras, gentes y riquezas como no se veía desde el tiempo de los Césares. En pocos años, los Reyes Católicos y sus sucesores crearon uno de los mayores imperios de la Historia, aniquilaron civilizaciones milenarias e impusieron a sangre y fuego la lengua de Castilla a los pueblos originarios, muchos de los cuales olvidaron incluso el habla de sus antepasados.

Dos siglos más tarde, el rey Felipe V y su corte comprendieron que la gramática de Nebrija no era suficiente: la lengua de Castilla amenazaba con disgregarse al ser hablada en tierras tan extensas de otro continente. Surgían variantes dialectales que se desarrollaban en la propia España y en las lejanas colonias, y que se distanciaban peligrosamente de la norma central. Era preciso crear una norma única, bajo el principio de autoridad, con la obligación de enseñarla en todas las escuelas de los territorios dominados por España.
Así, en 1713 el rey autorizó la creación de la Real Academia de la Lengua Española, con la misión de “cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores que, en sus vocablos, en sus modos de hablar o en la construcción ha introducido la ignorancia [...] y la demasiada libertad de innovar”. A partir de entonces, los cambios en la lengua quedarían sujetos a la decisión de una autoridad central en Madrid.
El imperio español había tomado así las riendas de una lengua que se tornaba universal y establecido una autoridad que gobernaba todos esos territorios y que era regida por la Corona.

martes, 13 de diciembre de 2011

PENSAMIENTOS DEL MES

MENTIRAS:
“Las mentiras más crueles son dichas en silencio”
-Robert Louis Stevenson-


JUVENTUD:
“La juventud es el momento que debemos de estudiar la sabiduría; la vejez, es el momento de practicarla”
-Jean Jacques Rousseau-


IGNORANCIA:
“Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras”
-Thomas de Kempis-


LÓGICA:
“Probamos por medio de la lógica, pero descubrimos por medio de la intuición”
-Henri Poincaré-


FRACASO:
“Todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito”
-Truman Capote-

miércoles, 7 de diciembre de 2011

PÍLDORAS GRAMATICALES

¿Qué significa "boricua"?

Boricua es un gentilicio equivalente a puertorriqueño. Aquellos son los dos niños boricuas que visitan nuestro país. La palabra proviene probablemente de boricuá comedor de cangrejos en el lenguaje arahuaco, que era como se autodenominaban los taínos, primitivos habitantes de la isla de Puerto Rico. Otra etimología posible es Borinquén (el nombre indígena de la isla, que significa “tierras del señor valiente o altivo”) de donde se deriva otro gentilicio: borinqueño.


¿Cuál es el plural de currículum?
Lo aconsejable es usar la españolización currículo y su plural currículos. Los latinismos terminados en “m” se pluralizan agregando s: curriculum > curriculums, pero si usa la expresión curriculum vitae, ésta permanece invariable en plural.

viernes, 2 de diciembre de 2011

¿SABÍAS QUE...?

En Castellano, del verbo SOÑAR derivan dos palabras homónimas con significados diferentes, aunque no muy distantes: sueño para designar el 'acto de dormir' y sueño como 'representación de sucesos e imágenes en la mente de quien duerme'.

Ambas provienen del Latín; la primera somnus, y la segunda, de somnium. Esta equivalencia no ocurre en las demás lenguas romances: en Portugués y en Gallego se distinguen sono y sonho (en Gallego, soño); en Catalán son y somni; en Francés, el acto de dormir es llamado sommeil y el de soñar, rêve; en Italiano, ambas ideas se expresan como sonno y sogno. Sin embargo, Corominas observa que es frecuente, al menos en Catalán, que haya transgresiones a la oposición entre ambos vocablos.

El intento más conocido de sortear las confusiones causadas por la homonimia de estos dos conceptos se observa en la traducción al Español de las obras de Sigmund Freud, en la que el traductor Luis López-Ballesteros de Torres usó sueño para referirse al acto de dormir y ensueño para mencionar el acto de soñar, tan importante en el universo freudiano.

Las dos palabras latinas que dieron origen a ambas formas de sueño provienen de la antiquísima voz indoeuropea swep-no que, cambiando el sufijo -no por -os, como swep-os, dio lugar al Latín sopor 'adormecimiento', que llegó a nuestra lengua con el mismo significado.

Afortunadamente, los seres humanos solemos, también, soñar despiertos. Es lo que permite la construcción de las utopías y la búsqueda de nuevos horizontes.

domingo, 27 de noviembre de 2011

EL LATÍN DEL MES

“Plenus venter facile de ieiunis disputat”
El vientre lleno discute fácilmente sobre los que pasan hambre.
-San Jerónimo-

miércoles, 23 de noviembre de 2011

PENSAMIENTOS DEL MES

DEMOCRACIA
“El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros”
-Ambrose Bierce-

FUTURO
“El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen”
-Anatole France-

AMBICIÓN
“La ambición es un vicio, pero puede ser madre de la virtud”
-Marcus Fabis Quintiliano-

BONDAD
“No puedes obligarte a ti mismo a sentir algo que no sientes, pero sí puedes obligarte a hacer el bien, a pesar de lo que sientes”
-Pearl S. Buck-

DINERO
“El dinero ha aniquilado más almas que el hierro cuerpos”
-Francis Scott Fitzgerald-

viernes, 18 de noviembre de 2011

PALABRA POR PALABRA

Un generoso periodista uruguayo comparte conmigo y con otros 214 mil receptores el origen, significado y uso común de muchas palabras españolas. Lo hace a través de un ameno, útil y —para mí— imprescindible correo electrónico diario. Y lo hace porque es un apasionado del Español y porque Ricardo Soca, en pocas palabras, no es díscolo...
Y después de que la escribo, busco la palabra «díscolo» en el diccionario de la RAE y resulta que para ella quiere decir desobediente; pero para mí es un sinónimo de egoísta o envidioso. Ya que con ese significado se ha utilizado en México y en muchísimos países de América Latina desde los tiempos de mi tatarabuela.
¿Quién tiene razón? Pues «la abuelita de mi abuelita», por supuesto, quien aprendió de su mamá que díscolo es el que no presta. Y la Real Academia de la Lengua Española, con toda su pompa y circunstancia podrá decir misa y en Latín si así le pluguiese; pero nuestra lengua —el Español— es de quienes la hablamos como la hablamos en distintos países.
Le cuento lo anterior, porque resulta que a Ricardo Soca, quien se comunica cibernéticamente desde Montevideo a través de un servidor que está en Estados Unidos para difundir, enriquecer y hacer que prevalezca la lengua de más de 450 millones de hispanohablantes, ha sido intimidado por una conocida editorial española cuyo nombre empieza con P y termina con Planeta, arrogándose el derecho de limitar y sancionar la utilización de los contenidos de la página Web de la RAE, como los avance de la vigésima tercera edición del diccionario académico...
Soca retiró de su página web tales contenidos didácticos más por razones prácticas que por amenazas legales. Pero hágame usted es canijo favor. Cuanto más necesitados estamos de promoción y divulgación de nuestra lengua, resulta que por razones mercantilistas y espurias —digo yo— limitan la expansión del dominio del Español, cual fuera el mandato de Felipe V de Borbón, el Animoso, desde 1714.
En una reveladora entrevista que vi a través de Internet, Ricardo Soca pone los puntos sobre las íes y las tildes sobre quién ganan y quién pierde si se limita el acceso a lo que por derecho nos pertenece: el Español, la segunda lengua más hablada en el mundo.
Y para que usted calcule si esto nos debe importar, le diré que somos los que más hablantes de Español aportamos a la cuenta dentro y fuera de nuestro territorio.
Claro está que la Real Academia de la Lengua Española tiene derecho de canalizar a través de las empresas editoriales o sitios de Internet que guste y mande los contenidos y aplicaciones informáticas que quiera con o sin fines comerciales, eso no se discute. Pero, bien mirado, ¿por qué vamos a comprar algo que ya nos pertenece?
Por eso creo que es necesario sumarse a la iniciativa de Ricardo Soca que aparece en su portal para firmar la petición «la lengua es de todos, no de las corporaciones» y tomar partido en este asunto que no sólo debe interesarnos, sino que directa e inexorablemente nos afecta.
La lengua que hablan los argentinos, beliceños, bolivianos, costarricenses, cubanos, chilenos, dominicanos, ecuatorianos, ecuatoguineanos, españoles, hondureños, guatemaltecos, mexicanos, nicaragüenses, panameños, paraguayos, peruanos, puertorriqueños, salvadoreños, uruguayos, venezolanos nos pertenece. El Español es nuestro. Tanto de España, nuestros países citados líneas arriba como de cada uno de nosotros. Y mal hacen quienes pretenden tener derechos reservados, marca registrada o negociar su uso.
Si ya era cuestionable la autoridad sobre lo que es correcto o incorrecto en el Español señalado en forma dictatorial por la RAE... a la que muchos ni caso le hacen. Pues ahora además de ignorada será aborrecida. Máxime si como se dice pronto «comercializará» el conocimiento del Español a través del portal de la poderosa Telefónica, la Telmex española. Cierro con dos palabras: criticable e inaceptable.

sábado, 12 de noviembre de 2011

LA PALABRA DEL MES: ALBERGUE

Los guerreros germánicos se establecían con sus tropas en campamentos que llamaban haribaírgo, palabra formada por harjis “ejército” y baírgan “conservar”, “guardar”, o sea: “lugar donde se alberga el ejército”. El vocablo germánico se convirtió en alemán antiguo en heriberga, que evolucionó hacia el actual Herberge. En las lenguas europeas, haribaírgo derivó hacia el Italiano albergo, el Francés auberge y luego al Español albergue.

domingo, 6 de noviembre de 2011

¿SABÍAS QUE...?

Parece muy obvio que la palabra MALANDRÍN debería derivarse de “mal” o de “maleante”, pero “malandrín” es, etimológicamente, el “corazón del roble”.
En efecto, esta voz, que nos llega del Italiano “malandrino”, proviene de la antigua expresión Griega to melan dryos, que significaba “lo negro del roble”, empleada para denominar el corazón del tronco de ese árbol y, además, una cierta forma de lepra que en Latín adoptó el nombre de malandria. En el bajo Latín de Italia, los leprosos eran llamados, pues, malandrinos; un nombre que luego extendió su significado a ladrones y salteadores.
La palabra aparece registrada por primera vez en Castellano en el Quijote (1605), con la denotación de “bribón”:
En esto, oyeron un gran ruido en el aposento, y que don Quijote decía avoces: ¡Tente, ladrón, malandrín, follón, que aquí te tengo y no te ha de valer tu cimitarra!

En el Español de Río de la Plata, “malandrín” dio lugar al lunfardo malandra, que se emplea para denominar a un sujeto que estafa o comete actos deshonestos.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

PÍLDORAS GRAMATICALES

Si en una palabra cuya última sílaba lleve una “Z” se usa el diminutivo, ¿se puede escribir éste con “Z”? Por ejemplo: almuerzo > almuerZito.
En Español, según la RAE, lo correcto es escribir "C" delante de “e” y de “i”. Algunas palabras conservan la zeta por razones etimológicas. Almuercito, crucecita, enzima, zigoto o cigoto, zinc o cinc.


¿El punto final se pone antes o después de las comillas?
Según la normativa actual, el punto se coloca por fuera de las comillas siempre. Ejemplo: El médico le dijo: “Recuperará el habla dentro de poco tiempo”.


¿Cuál es el colectivo de cerdo?
El colectivo de cerdo es 'piara'; ejemplo:La piara de cerdos sale a buscar alimentos”.

sábado, 29 de octubre de 2011

ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE DIGITAL

El aprendizaje de un idioma es complicado. Hablarlo con fluidez, cuestión de tiempo, pero el acento siempre delata al extranjero. En 2001 el académico Mark Prensky acuñó los términos de «nativos» e «inmigrantes digitales» para ilustrar la forma de quienes tienen integrado el lenguaje digital desde la cuna, y a los que les viene como un idioma impuesto al que se tienen que adaptar para sobrevivir. Umberto Eco también hizo particular clasificación entre «borrachos», «abstemios» o «catadores» para definir la actitud frente a la innovación como patología, miedo o desafío. Desde entones, los esquemas laborales han cambiado, pero la reacción ante la novedad sigue siendo la misma. La tecnología ha transformado la jornada laboral y la adaptación a este nuevo lenguaje digital provoca sentimientos encontrados que definen nuevas patologías relacionadas con el trabajo.
El tecnoestrés ha llegado a la sociedad de la multitarea y se asienta entre los que ponen resistencia a los cambios. La tecnología se convierte para ellos en fuente de ansiedad por la falta de habilidades para asimilar las nuevas herramientas. Sienten que han llegado tarde a la era digital, y comparten una fobia tecnológica que los paraliza. Los afectados por este síndrome suelen ser trabajadores de mediana edad obligados a reciclarse en el trabajo. Ante la incompetencia que sienten, desarrollan ansiedad, depresión, inseguridad, insomnio o dolores de cabeza.
El catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia, José María Martínez Silva, ha publicado recientemente el libro Tecno-estrés. Ansiedad y adaptación a las nuevas tecnologías en la era digital, en el que define el malestar que desarrollan distintos profesionales en su proceso de educación digital a través de casos reales. Digresiones telefónicas con centralitas automatizadas, la adaptación a un nuevo software o la asimilación a los gadjets tecnológicos les causan una irritabilidad difícil de canalizar.
Pero el tecnoestrés tiene su reverso en los tecnoadictos, aquellos que tratan de ganar la carrera a la innovación y se frustran si no tienen el «último modelo». Han establecido una frontera tan débil entre la jornada laboral y el ocio que en cualquier momento se diluye, para «ganar tiempo», incluso en vacaciones. El descanso queda interrumpido vía «bandeja de entrada» por la dependencia al trabajo. Así, la disponibilidad permanente facilita las gestiones pero muchas veces dificulta el rendimiento y la vida familiar.

Cómo afrontarlo:
Martínez Silva recomienda «siestas digitales» para conseguir desconectar. «Organizarse mejor, haciendo actividades que no tengan relación con estas adicciones y «cambiar los hábitos», sin dejarse invadir por las nuevas tecnologías, son pautas recomendables que pueden comenzar en vacaciones.

La jornada laboral se dificulta muchas veces por la lentitud de la red, la caída del sistema o la invasión de mensajes no deseados. Las tareas que se realizan a la vez son muchas, lo que puede provocar expectativas irreales sobre la velocidad de llevarlas a cabo. Ante la frustración que causa muchas veces la tecnología, hay que establecer prioridades para conseguir y facilitar la integración del «inmigrante» dentro del escenario digital.

martes, 25 de octubre de 2011

sábado, 22 de octubre de 2011

LA PALABRA DEL MES: "UEBOS"

Que los huevos los ponen las gallinas es algo que cualquier niño sabe. Y cuando crece un poco, comprende que las demás aves también los ponen, y en la adolescencia se entera de que los huevos de las aves son el equivalente de los óvulos de las hembras de los mamíferos, la mujer incluida, por supuesto. Sin embargo, cualquier adulto medianamente letrado se espanta ante la palabra uebos, que salta a la vista con su estrafalario aspecto de falta ortográfica imperdonable. No obstante, el diccionario académico de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) nos informa que se trata de un sustantivo arcaico que significa "necesario", y que proviene del latín opus (necesidad).

El que sigue es uno de los cinco solitarios ejemplos que aparecen del uso de esta palabra, el más reciente de los cuales data del año 1297:
Quantos nunqa venién, de qualquier malatía,
éstos eran cutiano e muchos cada día,
untávanlos con ello, e avién mejoría,
nunqa lis era uebos buscar otra mengía.

(Cuántos venían en cualquier momento, por cualquier enfermedad, éstos eran cotidianos y muchos cada día untábanlos con ello y experimentaban mejoría nunca les era necesario buscar otro remedio).
El diccionario académico pone como ejemplos "uebos me es" (me es necesario), "uebos nos es" (nos es necesario) y "uebos auemos" (tenemos necesidad), lo que indica que tanto puede ser sustantivo —como quiere el Diccionario— como adjetivo.

Lo difícil para mí es entender para qué esa obra (en mi modesta opinión tan mediocre) que es el DRAE alberga palabras que ya no se usan desde hace más de siete siglos y por qué es tan lerdo el DRAE para incluir acepciones actuales de uso cotidiano.

domingo, 16 de octubre de 2011

PENSAMIENTOS DEL MES

VERDAD
“En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario”
-George Orwell-

VERDAD
“La verdad no siempre es bonita, pero el hambre de ella sí”
-Nadime Gordimer-

LEYES
“La ley es inexorable, como los perros: no ladra más que al que va mal vestido”
-Pío Baroja-

DINERO
“El dinero siempre está ahí; sólo cambian los bolsillos”
-Gertrude Stein-

PALABRAS
“Si todo pudiera explicarse mediante la palabra, tarde o temprano acabaríamos con el mundo”
-Henry Moore-

sábado, 8 de octubre de 2011

PANTAGRUÉLICO

El escritor y religioso francés François Rabelais (1494-1553) fue autor de una novela satírica, también calificada como epopeya cómico-heroica, en la que criticaba con buen humor el estancamiento de la civilización durante el período medieval e, inspirado en los ideales clásicos, enaltecía a la naturaleza.

En los dos primeros tomos, el tema humorístico de esta obra se basa en el apetito insaciable de tres gigantes: Pantagruel, su padre Gargantúa y su abuelo Grandgousier. En una de las aventuras de Pantagruel, su compañero Epistemos es decapitado, pero cuando Pantagruel vuelve a ponerle la cabeza en su lugar, el decapitado resucita y cuenta que estuvo en el infierno, donde había encontrado a todos los Papas y a todos los héroes de la historia.

A partir del nombre de Pantagruel, se formó en Francés el adjetivo pantagruélique, que en el siglo XX entró en nuestra lengua española como pantagruélico, aplicado a fiestas y banquetes en los que se come y bebe demasiado.

domingo, 2 de octubre de 2011

PÍLDORAS GRAMATICALES

Proactividad no existe en el diccionario Español. ¿Qué significado tiene?

Hay muchas palabras que no figuran en los diccionarios de nuestra lengua que son siempre inventos incompletos de algunas regiones por su propia naturaleza.

“Proactividad” procede del Latín y está compuesta por dos palabras: el prefijo latino “pro” que significa a favor de, en vez de y “actividad”, que significa eficiencia de obrar, diligencia, eficacia. Actividad viene de la raíz latina: activitas, activitatis.

Viktor Frankl, un neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió a los campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial, introdujo este término en su libro “Man's Search for Meaning” (El hombre en busca de sentido, 1946). Es una actitud en la que el sujeto u organización asume el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa anticipándose en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto.

domingo, 25 de septiembre de 2011

jueves, 22 de septiembre de 2011

LA PALABRA DEL MES: "AMETRALLADORA"

El ensayista estadounidense Francis Fukuyama afirma en su libro “El Fin de la Historia” que el progreso tecnológico de la humanidad ha sido siempre estimulado por el afán bélico, que conlleva la necesidad de crear nuevas y cada vez más mortíferas armas.

La ametralladora, arma temible y poderosa, constituyó un avance técnico tan importante en la estrategia militar que llevó a alterar la disposición de los ejércitos y sus tácticas en el campo de batalla.
Leonardo da Vinci llegó a diseñar un modelo de arma de fuego que disparaba varios tiros a través de diferentes caños al mismo tiempo, pero fue una idea que nunca salió del papel. La ametralladora sólo llegaría a los campos de batalla como temible prodigio tecnológico durante la guerra de Secesión de los Estados Unidos (1861-1865), cuando el inventor Richard Gatling presentó un arma dotada de un conjunto de caños montados en forma circular que giraban mediante una manivela, que disparaba un caño cada vez, y permitía 600 disparos por minuto.
Los franceses perfeccionaron la invención de Gatling y, durante la guerra franco-prusiana (1870-1871), usaron una ametralladora de 25 caños fijos que disparaban uno a uno. Sin embargo, por diversos motivos se consideró que el artefacto era inferior al de Gatling y muy pronto fue olvidado.
En 1883, el norteamericano Hiram Maxim exhibió la primera ametralladora automática, que disponía de un solo caño y se recargaba usando la fuerza de retroceso de cada disparo. Hacia fines del siglo XIX, se usaban ya diversos tipos de ametralladora, algunos de los cuales eran refrigerados con agua para evitar el recalentamiento del metal.
En la Segunda Guerra Mundial, aparecieron los modelos más ligeros, de mano, que en algunos países se llamaron metralletas, pero hacia fines del siglo XX, la ametralladora se vio superada por los fusiles de asalto, armas ultramodernas de alta precisión y capaces de disparar tanto tiros aislados como ráfagas de disparos.
El nombre de esta arma proviene de la palabra francesa mitraille, procedente a su vez del Francés antiguo mitaille, que dio origen al vocablo Español metralla. Mitaille se había formado a partir de mite, que en Francés era el nombre genérico de las monedas de poco valor, tomado del Neerlandés mîte 'polilla' o 'cosa de poca importancia'.

jueves, 15 de septiembre de 2011

PENSAMIENTOS DEL MES

GRATITUD
“Agradece a la llama su luz, pero nunca olvides el pie del candil que muy pacientemente la sostiene”
-Rabindranath Tagore-

TONTERÍA
“Los tontos no gustan de admirar las cosas sino cuando llevan una marca o etiqueta”
-Georges Benjamin Clemenceau-

DESTINO
“Un hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo”
-Jean Paul Sartre-

IGNORANCIA
“Los cántaros y las carretas, cuanto más vacíos, más ruido hacen”
-Alfonso X el Sabio-

LIBERTAD
“La libertad más difícil de conservar es la de equivocarse”
-Morris West-

jueves, 8 de septiembre de 2011

¿DE QUIÉN ES EL CASTELLANO?

Las academias de la lengua pueden considerarse instituciones de ordenamiento de las hablas naturales, características de un modelo de organización político- territorial, social y económica genuinamente europeo, el Estado nación, del que Francia es paradigma y precursora. El Estado nación se desarrolla en cada territorio como resultado variable de una cadena de cambios sociales que, en Europa, arrancan en la época bajomedieval y se consolidan a inicios del siglo XX, y que incidirán drásticamente en la diversidad cultural y lingüística: 1) La creciente disputa por la hegemonía política entre los reinos expansivos de la joven Europa. 2) La progresiva conciencia de la diferencia que va surgiendo en una Europa lingüísticamente fragmentada. 3) La paulatina pérdida de preeminencia del latín como lengua de cultura, a medida que los reinos europeos mostraban su potencial cultural con la codificación de la lengua de la corte y del centro de administración, y a medida que la imprenta modelaba mercados impresos en lenguas vernaculares, creando a su vez imaginarios colectivos. 4) La emergencia y predominio de una nueva elite (la burguesía), impulsora de un nuevo modelo económico (el capitalismo) y del desarrollo de nuevos medios y herramientas de trabajo (la tecnificación y la industrialización). 5) La progresiva configuración de un sistema de organización política (el Estado moderno), favorable al asentamiento del nuevo sistema económico y de la nueva jerarquía social. 6) La formulación de ideologías (liberalismo burgués y nacionalismo) y corrientes de pensamiento (racionalismo, ilustración y romanticismo) que subvirtieron la visión del mundo y del hombre propia del sistema precedente (Antiguo Régimen) y que identificaron el concepto tradicional de nación (entendida como comunidad de pertenencia) y las ideas de progreso y modernidad con el modelo de Estado unitario, homogéneo y centralizado.

En los nacientes Estados nación, la acomodación de la diversidad lingüística y cultural —connatural a todas las sociedades— a las necesidades del nuevo modelo podría haberse planteado manteniendo su heterogeneidad. Pero, siendo las lenguas potentes identificadores sociales y culturales y, con ello, generadoras de diferencia, y suponiendo además una traba para la conformación de un mercado nacional y para la optimización de la eficiencia en la gestión del Estado, se optó mayoritariamente por asimilar la divergencia a la idiosincrasia del grupo dominante. Así, considerando que un medio común de intercambio lingüístico promovía una identidad compartida, facilitaba la cohesión social, favorecía la movilidad de las fuerzas de trabajo, engranaba el funcionamiento de la maquinaria burocrática centralizada, y que, con todo ello, se incrementaba el peso del Estado tanto hacia el interior como hacia el exterior, se impulsó la generalización de una lengua nacional única. Para afianzar su carácter común y garantizar su extensión se juzgó necesaria la elaboración de una forma estandarizada, es decir, de un modelo artificial y homogeneizado de lengua. Con este fin normalizador se integró en las políticas uniformistas a las academias de cultivo de las letras que las corrientes del humanismo vernáculo y de la Ilustración habían hecho florecer desde el siglo XVI. Asimismo, para garantizar la difusión de la lengua nacional normalizada se crearon estructuras estatales como la escuela pública, se dio cuerpo a ideologías que favorecían su aceptación, y se promulgaron medidas legales de implantación que conllevaban controles punitivos del uso público de otras lenguas.

Nace la Real Academia

En este contexto nació en 1713 la Academia Española, instituida como Real cuando, al año siguiente, el nuevo rey Felipe V la acogió bajo su protección. Felipe V era el primero de la dinastía francesa de los Borbones en ocupar el trono de la monarquía hispánica tras una larga guerra de sucesión que había enfrentado a sus partidarios con los del otro aspirante a la corona española, Carlos de Austria. Como temían los defensores de su oponente, la entronización del Borbón supuso el inicio de un proceso de centralización y unitarismo mucho más decidido, efectivo y sistemático que el que había ensayado la dinastía precedente desde Felipe IV. Pese a formar parte de una misma corona, España era hasta entonces un territorio jurídica, militar, política, monetaria y lingüísticamente plural, y esa pluralidad resultaba, a ojos del rey, un obstáculo para el libre ejercicio del autoritarismo monárquico y, según la perspectiva ilustrada y liberal que cobraría fuerza en la España de los siglos XVIII y XIX, también un escollo para el desarrollo de un Estado moderno.

Así las cosas, Felipe V procedió a asimilar los diversos ordenamientos territoriales de España al modelo de Castilla, lugar donde residía la corte y donde la autoridad del monarca se ejercía con menos cortapisas, y puso en marcha una serie de medidas —ampliadas en épocas posteriores— para amoldar la realidad española al modelo de Estado centralizado que consideraba conveniente: el de su país natal, Francia. Y en un momento en que la lengua y la cultura se utilizaban como armas políticas e instrumentos propagandísticos de puertas afuera, para exhibir por medio de ellas el poder de una nación y su influencia sobre las demás, y de puertas adentro como medios de consolidación de una identidad nacional única, el nuevo rey oficializó una academia que se proponía realizar un diccionario del español equiparable a los de sus homólogas italiana y francesa, y, con el tiempo, también una ortografía y una gramática, poniendo todo ello al servicio de la depuración, fijación, glorificación e implantación de la nueva lengua nacional —también lengua hegemónica de las colonias americanas y filipinas, en detrimento de sus idiomas aborígenes.

Con estas encomiendas echó a andar la Real Academia Española, bajo las riendas de un grupo de eruditos, clérigos y nobles con pujos culturales, que adaptaron la letra de la lengua nacional que iban a codificar a las melodías del pensamiento filosófico, político y lingüístico de la época. Un pensamiento que se mantuvo casi incólume con el paso de los siglos aun cuando el avance de la ciencia lingüística fue declarando obsoletos algunos de sus principios. ¿La razón? Simple: las ideas lingüísticas que manejaba la RAE, inoculadas a la población por vía escolar —y con el tiempo también a través de los media—, le permitían usurpar a los hablantes el control de su propia lengua y su confianza en su capacidad expresiva, retroalimentando el poder de la institución y el prestigio de sus miembros. En un ensayo reciente, el lingüista Juan Carlos Moreno Cabrera analiza estas creencias, evidenciando su naturaleza mítica y su nula base científica: —El mito de la lengua perfecta y del carácter universal de esa lengua. Según este mito, en cuya raíz está la idea clásica de la corrupción de las lenguas y el episodio bíblico de la Torre de Babel, la lengua coloquial espontánea carece de sistematicidad y consistencia y está llena de imperfecciones, pues está limitada gravemente por la inmediatez, informalidad e irreflexividad propias de las actividades cotidianas, como el habla; un grado de relajo que además la hace permeable a influencias perniciosas. Para remediar esas imperfecciones hay que someterla a un proceso de limpieza que no sólo la expurgue de “impurezas”, sino que la fije en una determinada forma “perfeccionada y esplendorosa”, que le conferirá una naturaleza superior. Esa condición de superioridad la convertirá, a su vez, en la única forma óptima para generalizarse como lengua de entendimiento universal. El lema tradicional de la RAE (“Limpia, fija y da esplendor”) se basa en estas ideas, y su labor ha perseguido casi siempre esta quimera.

—El mito del carácter convencional de las lenguas. Según esta idea, cada una de las lenguas naturales surgió mediante un contrato consensuado conscientemente y aceptado de forma explícita en una comunidad, bajo la dirección de una determinada autoridad. Este mito naturaliza el carácter artificial de la labor académica y legitima su actividad rectora. Junto al de la lengua perfecta, da origen a los conceptos de corrección e incorrección lingüística, de uso recto o desviado del camino que marcan esas supuestas convenciones instituidas por unos hablantes bajo tutela.

—El carácter sagrado de la palabra escrita y la actitud reverencial hacia lo escrito, tradiciones de pensamiento de origen grecolatino por las que se contempla la escritura como una forma más ideal de expresión verbal que la lengua oral (considerada, como hemos visto, imperfecta, degenerativa y segregadora). Esta idea ha marcado la manera en que durante siglos se han estudiado los fenómenos lingüísticos: desde la perspectiva estructural que proporcionan las gramáticas basadas en la lengua escrita (sobre todo literaria); desde la imagen restringida del léxico que dan de los diccionarios, y desde las representaciones simplificadas y distorsionadoras de las lenguas naturales que son sus ortografías.

—La idea de que las mejores realizaciones de la lengua corresponden a la gente instruida, es decir, a quienes dominan el arte de la escritura e incluso lo perfeccionan con su cultivo. Esta idea fundamenta el concepto de ejemplaridad, según el cual las formas de expresión de literatos y eruditos —y, por extensión, de los cultos— son modelos a cuya adquisición y dominio debe aspirar el resto de hablantes para salir del fango de su vulgaridad. La actual norma del español sigue manejando estos conceptos.

—El mito del genio del idioma, permanente en la institución académica española, que otorga a las lenguas en general —y al español en particular— una serie de atributos esenciales inconmovibles, que lo distinguen de otras lenguas y que son trasunto del carácter de la nación o supranación a la que la lengua representa.

—La idea del abolengo del idioma, que atribuye mayor dignidad a la variedad lingüística más cercana —formal o históricamente— a su lengua madre, y que a la vez confiere autoridad a los hablantes de dicha modalidad para guiar el devenir idiomático. Esta concepción genealógica y dinástica de las lenguas es la que convirtió el castellano centro-norteño en la única modalidad geográfica en que se basaría la norma académica durante siglos.

En el período poscolonial, todas estas creencias contribuyeron a cimentar la idea de que las hablas criollas americanas eran formas degeneradas de español que, desamarradas de España, irían distanciándose del tronco común hasta hacerse irreconocibles e inútiles como lenguas de cultura, y alimentaron la certeza de que, para evitar tal destino, era necesario someterlas a control, una labor que sólo podía seguir ejerciendo la Real Academia Española, como depositaria y garante de la lengua genuinamente española: la de Castilla, que, por su antigüedad y pureza, conservaba las esencias del idioma. De hecho, tras las emancipaciones, España mantenía una conciencia clara de que su peso en el orden mundial dependía de su capacidad para mantener vivo y operativo el ascendiente sobre sus antiguos dominios.

En esta nueva coyuntura, la lengua española siguió instrumentalizándose como arma política y estratégica, en el entendimiento de que mantener el control idiomático al otro lado del océano permitía mostrar simbólicamente al mundo la conservación de la influencia metropolitana sobre los nuevos estados americanos, amén de allanar los intercambios comerciales entre ambas orillas. Con el objeto de que las acciones encaminadas a mantener esta tutela resultaran aceptables para unas elites criollas en principio reticentes, desde mediados del siglo XIX se desarrolló desde España una estrategia diplomática de progresivos acercamientos, que incluía la elaboración y difusión de una ideología pannacionalista en la que la lengua ocupaba un lugar central: el panhispanismo.

La doctrina panhispanista aprovechó el convulso momento de conformación de las identidades latinoamericanas —en las que subyacía el temor al desarraigo cultural y a la caída bajo la influencia del naciente imperio estadounidense—, para introducir en ellas elementos que las anclaran firmemente a la metrópoli, ahora reconvertida en Madre Patria; en palabras del historiador Isidro Sepúlveda: la raza, “como valor de integración social y síntesis de la cultura”; el idioma compartido por las elites dirigentes españolas y criollas, como depositario de su comunión espiritual; la historia, “como memoria de un pasado común”, y la religión, “como factor de vertebración de la comunidad de valores. Este ejercicio de representación se complementaba con la negación de los elementos alternativos de otras comunidades”.

Entre las campañas estratégicas hispanoamericanistas, tiene especial relevancia la única que fue capaz de mantener efectivo el control de España sobre uno de estos elementos básicos de unión, la lengua, y de conservar con ello su valor operativo para los intereses peninsulares. Me refiero al progresivo nombramiento, desde mediados del XIX, de académicos honorarios de la RAE en América Latina y a la creación sucesiva de academias filiales, supeditadas a su control, desde 1870; dos fases de una campaña diplomática que permitiría a la institución española atajar la consolidación de los procesos de segregación ortográfica nacidos en Chile, y recuperar finalmente el pleno poder idiomático. La RAE no cedería ni un ápice de ese poder hasta mediado el siglo XX, en pleno franquismo, cuando, presionada por algunas de sus filiales y con la espada de Damocles de la secesión normativa en el horizonte, tuvo que empezar a admitir ante ellas la evidencia: que el centro demográfico de la lengua se había desplazado a América; que esta llevaba la avanzadilla de los estudios lingüísticos; que había desarrollado una excelente producción literaria; que resultaba científicamente imposible seguir afirmando que los americanismos eran expresiones bárbaras, y que la relación entre la RAE y sus correspondientes debía revisarse en favor de una mayor equidad. Así fue como se fundó en 1960 la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), aunque el fruto del nuevo modelo de colaboración se haría esperar todavía mucho, por la incapacidad ejecutiva de unas academias asociadas a menudo carentes de medios y apoyo político. Así las cosas, la RAE siguió elaborando casi con completa autonomía una obra normativa fundamentada en las variantes ejemplares españolas.

Este statu quo no variará hasta finales del siglo XX, cuando España redescubre el valor estratégico de la lengua como compañera de lo que se ha dado en llamar la reconquista económica española de América. Un valor que César Alierta, presidente ejecutivo de Telefónica, definió a la perfección, precisando el impulso que le han dado las academias mediante la elaboración de una nueva norma del español, que, con alguna concesión obligada a su diversidad, subraya su unidad: “Desde el punto de vista del comercio, la lengua común se erige [...] en una variable determinante [...] dentro de los flujos actuales de mercancías. [...] En el caso del español [...], la comunidad de lengua —y de lazos interpersonales, históricos y culturales que ésta procura— ha sido un factor decisivo, sin el cual es imposible explicar el enorme montante de flujos de inversión orientados hacia América Latina desde [...] 1990. [...] Los dos ejes de cohesión hoy más activos en el mundo iberoamericano son la internacionalización empresarial y la política lingüística panhispánica de la Asociación de Academias de la Lengua Española”.

De hecho, empresas españolas como Telefónica, Aguas de Barcelona, Repsol-YPF, Endesa, BBVA, Grupo Santander, Planeta y Prisa-Santillana, entre otras, actúan desde 1993 como mecenas de las academias por vía de la Fundación pro RAE, complementando generosamente la financiación anual del Estado español —promotor a su vez de la internacionalización de estas firmas— con abundantes donaciones y con algún que otro pellizco para la Asale, lo que les garantiza el servicio de estos organismos y de la norma que elaboran a su “comunidad de intereses”. Así lo reconocía la propia Asale en la Tabula Congratulatoria de su reciente Diccionario de americanismos : “Son muchas las instituciones y empresas que han ayudado a la Asociación de Academias en la preparación del D iccionario de Americanismos . En primer lugar, la empresa Repsol, mecenas principal, siempre generosa con la labor académica y, en este caso, especialmente interesada en enaltecer los valores propios de España al otro lado del Atlántico”. La misma premisa guía el patrocinio que el banco BBVA realiza de la Fundación del Español Urgente, que en breve desembarcará en Argentina de la mano de la Academia local y del Foro de Periodismo Argentino.

Así pues, que la norma académica se llame hoy panhispánica y que participen en ella equipos interacadémicos —aunque se dirija desde Madrid— no se debe a ningún reconocimiento de las aportaciones americanas al caudal idiomático, ni supone aceptar que el español es un condominio de todos sus hablantes, sino que obedece a la comprobada utilidad que el imaginario común dibujado por la lengua española, con la ayuda de las academias, ha tenido y sigue teniendo, en la era global, para la geoestrategia y la economía españolas.

sábado, 3 de septiembre de 2011

PÍLDORAS GRAMATICALES

¿Cuándo "mi" lleva tilde y cuándo no?

La tilde diacrítica se usa para diferenciar palabras de igual grafía y diferente categoría. “Mi” es adjetivo posesivo y “mí” es pronombre personal terminal. Ejemplos: Éste es mi juguete (adjetivo posesivo). Este juguete me pertenece a mí (pronombre personal terminal o comunmente pronombre posesivo).



¿Es correcto usar “precisar” como sinónimo de “necesitar”?
Sí, porque “precisar” en una de sus acepciones significa «necesitar o considerar necesario e indispensable».



¿La conjugación del verbo "tener" en el sentido de vosotros tenisteis en pasado es correcta o debe ser vosotros tuvisteis?
La conjugación apropiada es: vosotros tuvisteis”.

martes, 30 de agosto de 2011

viernes, 26 de agosto de 2011

DIFERENCIAS ENTRE ANÁFORA, CATÁFORA Y CORREFERENCIA

Anáfora: referencia a un elemento nombrado con anterioridad.

Catáfora: anticipación de un elemento que se nombrará con posterioridad.

Correferencia: relación que se establece entre dos o más elementos lingüísticos coincidentes en un enunciado cuando tienen el mismo referente, es decir, cuando se refieren a la misma entidad: la sinonimia, la cuasinonimia, los hiperónimos... son fundamentales para mantener la cohesión del texto mediante la correferencia.

Ejemplos:
En el zoológico de mi ciudad hay dos leones. Allí están en grandes jaulas. ("Allí" refiere al zoológico: anáfora).
Le dije a mi mamá que tenía miedo ("Le" refiere a mi mamá: catáfora). Me gustan los leones. Son animales muy elegantes. Estos cuadrúpedos no desean vivir en cautiverio ("animales" y "cuadrúpedos" refieren a leones).