sábado, 28 de marzo de 2020

LA ORTOGRAFÍA

Si aprendemos qué son las reglas gramaticales y ejemplos básicos, podremos evitarnos muchos problemas en la escuela, universidad o trabajo.  
  
La ortografía es el arte de escribir correctamente. Obsesión de algunos y fastidio de muchos. Cada vez más olvidada en diccionarios empolvados y arrumbados. Sin embargo, existen defensores anónimos de las letras que cuando leen un “te hecho de menos” (la “h” está demás), sienten un poco de vértigo y, confieso en nombre de ellos, hasta un poco de náuseas también. Pero lo cierto es que si aprendemos qué son las reglas gramaticales y ejemplos básicos, podremos evitarnos muchos problemas en la escuela o el trabajo.

Así le sucedió a un defensor no tan anónimo. El escritor español Arturo Pérez Reverte, miembro de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), recibió vía Twitter un desesperado mensaje de un padre de familia: “¿Qué hago con la profesora de lengua de mi hija? ¿Algún consejo?” Y adjunta venía una imagen en la que la docente corregía erróneamente un “echar de menos” añadiendo una “h” al verbo. Ante ello, el apasionado amante de su idioma, contestó: “Resignación, señor. Su hija lo pagaría. No es la maestra, es el sistema. Que la niña aprenda bien el inglés para poder largarse de aquí”. Para que no te ocurra lo mismo que a esta profesora y tu uso del lenguaje no sea víctima del sistema, te presento algunas reglas ortográficas; lógicamente que tienes que dedicar unos 20 minutos diarios al estudio de esta rama. 

1.- Los cargos no van en mayúscula inicial; ejemplos: “El gerente de ventas Julio Esquerre”, “el arquitecto Gutiérrez”, “la directora de ventas”.

2.- No se acentúa la letra “o” cuando van entre números. ¿Por qué? Anteriormente la “o” se tildaba para distinguirla de un cero cuando se escribía entre números. La RAE eliminó este criterio al aclarar que visualmente hay una diferencia clara entre la letra y el número. 

3.- La “Ti” se escribe sin tilde. ¿Cuál es la razón? Ningún monosílabo se tilda a menos que sea para distinguirlo de un homónimo, por ejemplo: “te extraño”, “¿quieres un té?”

4.- Los símbolos se escriben sin punto y no varían en plural. ¿Cómo en cuáles casos? 10 cm, 50 mg, 60 kg, 20 km, etc.

5.- Los saludos en cartas o correos electrónicos se escriben con dos puntos. ¿O sea que siempre estuve equivocado? El uso de la coma es un vicio que viene del idioma inglés. Debes escribir así Hola, Enrique:

6.- En el caso de frases que lleven más de un “ni”, las comas son opcionales. ¿O sea que puedo escribirlo de dos formas? Así es, ambas son correctas. Puedes escribir “ni tú ni yo ni él” o también “ni tú, ni yo, ni él”; repito, es opcional.

7.- A causa de los mensajes de texto rápido, nos hemos olvidado que en español se deben escribir los signos de apertura al inicio de una oración (¡ ¿). ¿En serio? Piensa en esto: ¿cómo se darán cuenta los demás de dónde comienza tu frase de exclamación o interrogación?

8.- Jamás se escribe un punto después de los signos de interrogación y exclamación. ¿A qué se debe? Porque el punto ya viene incluido en la grafía.

9.- Se escriben con letra cursiva los extranjerismos y los títulos de obras. ¿En todos los casos? Es correcto. Revisemos algunos ejemplos: Dale play, ¿Salimos a hacer jogging? El mes pasado leí El conde de Montecristo y también El señor de los anillos.

10.- Escribe los nombres de los días con minúscula inicial. ¿Lo mismo se aplica para los meses? Así es, estos también se escriben con minúsculas.

11.- Cuando escribas vocativos, recuerda que siempre van separados por coma. ¿Cómo lo hago? Hola, señora. Pásale, Marilú. Ven para acá, perro. Ya no vengas, Miguel, yo estoy yendo (señora, Marilú, perro y Miguel, en este caso, son los vocativos).

CONSULTOR FITNESS Y CORRECCIÓN GRAMATICAL
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Máster: "Entrenador Personal", "Nutrición Deportiva" y "Psicología Deportiva"
+51 - 942 305 620 Móvil
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Chepén - La Libertad

viernes, 20 de marzo de 2020

¿SABÍAS QUE...?

¿Te enseñaron en la escuela que? «Abecedario» deriva de las cuatro primeras letras del latín: “a”, “be”, “ce”, “de”. «Alfabeto», de las dos primeras letras del griego: “alfa”, “beta”.

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martes, 17 de marzo de 2020

CADA UNO ESCRIBE A SU MANERA

Son varias las personas que de vez en cuando me dicen y (hasta tratan de refutarme creyendo que es meritorio) que consideran correcto que “cada uno escriba a su manera o como mejor le parezca”. Sinceramente, eso es de gente muy inculta que trata de disimular su bajo intelecto. No obstante, y sin necesidad de contradecirles, voy a comunicar que la Real Academia de la Lengua Española tiene una opción llamada HIPÉRBATON que admite varias formas de escribir una misma oración o idea; veamos:

Este término, tan exótico como desconocido para la mayoría de las personas, es un vocablo de origen griego que equivale a inversión, y sirve para designar la “alteración del orden lógico de las palabras en la oración”.

Si bien existe un ordenamiento lógico en la construcción de oraciones en nuestra lengua, solemos alterarlo para dotar a la redacción de un toque de originalidad. En realidad, salvo el artículo, la preposición y la conjunción –que tienen una ubicación obligatoria dentro de la oración–, el resto de palabras pueden colocarse donde se desee, pero DEBERÁ CUIDARSE de no caer en alteraciones que resulten demasiado afectadas y rebuscadas.

Estos son algunos ejemplos de hipérbaton, basados en la oración: «Los niños del barrio juegan alegremente en la plaza esta mañana».
Caso 1: Juegan alegremente los niños del barrio en la plaza esta mañana.
Caso 2: Alegremente, juegan en la plaza esta mañana los niños del barrio.
Caso 3: En la plaza, juegan alegremente esta mañana los niños del barrio.
Caso 4: Esta mañana, los niños del barrio, alegremente, en la plaza juegan.

Y así podríamos continuar hasta acabar con las posibilidades de alterar el orden lógico. Pero, tal como lo afirmamos anteriormente, no conviene caer en la afectación o el error, como sería escribir, por ejemplo: «Esta mañana, en la plaza los niños juegan alegremente, del barrio». En este caso, se ha partido en dos al sujeto, lo que nuestra lengua no lo permite, ya que el fragmento “…los niños del barrio” debe permanecer como una construcción entera. Este ejemplo demuestra, además, cómo puede perderse el sentido de la oración, mientras que en otros –aun cuando se mantenga el sentido– la expresión resulta muy afectada como en este caso: «Compróse mi cuñada en una importante casa de modas un muy caro vestido», en lugar de «Mi cuñada se compró un vestido muy caro en una importante casa de modas», que es la forma correcta

NOTA
Gramaticalidad casi siempre equivale a claridad o univocidad. Pero el caso del hipérbaton (alteración más o menos pronunciada, y más o menos voluntaria, del orden “normal” de las palabras en una oración) establece una diferenciación.

Se sabe que el español es un idioma muy flexible en cuanto al orden que las palabras y construcciones pueden adoptar; en esto también se sitúa prácticamente entre el latín (más flexible aún) y el inglés (más “rígido”). Por supuesto, las variaciones de orden producen también variaciones, a veces sutiles, de significados. Es lo que en lingüística se llama “modalidad de mensaje”. No es exactamente lo mismo decir «El asesino fue Juan» que «Juan fue el asesino»; hay un desplazamiento de énfasis, un primer foco de atención distinto en cada caso (recurso muy visible, por ejemplo, en los titulares de los diarios).

En el hipérbaton hay gramaticalidad, pero la claridad se ve parcialmente perjudicada. Ejemplo: «De estas obras, creerán descubrir sus críticos, años más tarde, una manifiesta influencia en él». “Ordenado”: «Años más tarde, sus críticos creerán descubrir una manifiesta influencia de estas obras en él». Es bastante evidente que esta segunda versión, la “ordenada”, es más clara e inmediatamente entendible.

Ahora otro ejemplo que, sin ser precisamente un hipérbaton, exhibe un orden inadecuado: «Relacionar la expresión del rostro con la postura corporal de las obras presentadas, si estas fueran de cuerpo entero».

En esta oración, la subordinada condicional que está al final de todo (…si estas fueran de cuerpo entero) es una redundancia innecesaria. Si las obras no son de cuerpo entero, no se puede relacionar su postura corporal con la expresión del rostro, ni vale la pena aclararlo.

La misma oración, pero con otro orden: «Si las obras presentadas son de cuerpo entero, relacionar la expresión del rostro con su postura corporal». Aquí no hay redundancia, se introduce la condición al principio, que es donde debe ir en este tipo de consignas.

Sin ánimo de haber minimizado ni burlarme de los que consideran que “cada uno escribe a su manera o como mejor le parezca”, espero haber aclarado en algo esa idea errónea de varias personas.

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Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Máster: "Entrenador Personal", "Nutrición Deportiva" y "Psicología Deportiva"
Diplomado en "Gramática, Redacción y Estilística"
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domingo, 8 de marzo de 2020

ESCRITOR LUIS RACIONERO MUERE A LOS 80 AÑOS

Escritor español, a quien tuve la oportunidad de leer algunos de sus libros, ha fallecido hoy domingo 08 de marzo a los 80 años. Ensayista, novelista, urbanista, “liberal psicodélico”. Luis Racionero ha sido una de las figuras más heterodoxas y originales de la cultura catalana y española reciente.
Nacido en La Seu d´Urgell en 1940, hijo de militar. Su madre pertenecía a una familia de propietarios rurales. Estudió Ingeniería y Económicas en Barcelona (España), pero su momento de revelación intelectual lo tuvo en la Universidad de Berkeley, California (EE.UU.), donde acudió con su primera esposa, María José Ragué Arias, y donde asistió a las revueltas estudiantiles previas y posteriores a mayo del 68. Allí estudió urbanismo, disciplina que en España aún no contaba con grado universitario. Se empapó de las obras de Aldoux Huxley, Allan Watts y Arthur Koestler, y trató a Marcuse, Ginsberg y Angela Davis. Se familiarizó con el hippismo y el uso lúdico del LSD, con cuya ingestión dijo haber sentido “la unidad del todo tras la diversidad de las cosas”.
De vuelta a Barcelona, participó en la primera etapa de la revista Ajoblanco y se convirtió en líder intelectual de los nuevos movimientos alternativos con su ensayo de 1977 Filosofías del underground, donde analizaba tres escuelas de pensamiento: las individualistas, de carácter romántico o anarquista; las orientales, “que han propuesto una visión alternativa del mundo”; y las psicodélicas, vinculadas a la droga. En más de una ocasión manifestó que en su opinión “la única revolución cultural del siglo XX ha sido la hippy”.
En 1983 gana el premio Anagrama de Ensayo conDel paro al ocio, donde propugna que la prosperidad material de la sociedad desarrollada debe compensarse con un mayor disfrute de la cotidianidad. “Los nórdicos sirven para inventar y producir, son expertos en medios, pero infantiles en los fines; son los mediterráneos, expertos en fines, quienes deben organizar la vida para disfrutar la abundancia”. Una filosofía que ampliaría en su trabajo posterior El Mediterráneo y los bárbaros del Norte. Con ellos, Racionero afirmaba situarse en una vía tan aparte del capitalismo y su explotación como del marxismo y su mirada economicista.
En su trabajo como urbanista igualmente abogaba por un diseño mediterráneo. “Copiar a los nórdicos es absurdo”, opinaba. “Las estructuras de metal y acero pueden ser muy útiles en un país sin sol, pero traer esto aquí es absurdo porque se van a encontrar con graves inconvenientes funcionales”.
En el que tal vez sea su ensayo más ambicioso, Oriente y Occidente (1993), Racionero describe la coexistencia de tres grandes culturas mundiales: la cristiano-musulmana, la hindú de la India y la confuciano-budista de Extremo Oriente. Agotado Occidente su ciclo heroico, Oriente toma el relevo. Japón es el país industrial más dinámico del mundo, y China, que tiene la bomba atómica, comienza su desarrollo. Quedarán entonces en el mundo –señalaba– tres áreas de poder económico: la “CE”, “EE.UU.” y el ‘Pacific Rim’ (cuenca del Pacífico). Pero, advierte el escritor, “si Oriente se desarrolla al estilo japonés, todo Occidente puede caer bajo su dependencia en lo económico. Si en vez de eso, Occidente articula un modelo no competitivo y un método de desarrollo blando para Oriente, entonces podría darse una fusión cultural y cooperativa en vez de competitiva”.
En 2009 publicó su libro de memorias Sobrevivir a un gran amor, seis veces, que definió como “terapia irónica”, y donde desgranaba su concurrida vida sentimental retratando a varias de sus ex parejas, entre ellas la mediática doctora Elena Ochoa, posteriormente lady Foster. “Racionero se sincera cuando dice que su búsqueda de la felicidad no ha sido en vano, pues ha gozado de momentos sublimes seguidos de amarguras desoladoras, aunque es consciente de que lo mejor son los principios y lo difícil es preservar el amor”, escribió sobre este libro Màrius Carol. En el 2011 ganó el premio Gaziel con Memorias de un liberal psicodélico.
Políticamente, tras su etapa más radicalmente ácrata de índole californiana, protagonizó una aproximación al nacionalismo (llegó a figurar en las listas de ERC por Girona en 1982) y se acercó después al Partido Popular. El gobierno de José Maria Aznar lo nombró director del Colegio de España en París y posteriormente de la Biblioteca Nacional.
Tentó a menudo la novela histórica. Su primera incursión en este campo fue con Cercamón, escrita en idioma catalán. El protagonista es un trovador del siglo XII inmerso en la cultura del Rosellón anterior a la batalla de Muret. Su obra Cercamón constituyó un importante referente en los años 80, y fue elogiada públicamente por el entonces presidente de la Generalitat Jordi Pujol, a quien se ganó con su recreación del “país medieval que no pudo ser” y que no era ni español ni francés. Ha sido abundantemente reeditada.
Posteriormente, Racionero dedicó otras novelas históricas a creadores como Leonardo da Vinci, Ramon Llull o Antoni Gaudí. Con su hijo Alexis firmó el ensayo El arte de vagar, en torno a la vocación viajera.
Muy vinculado a La vanguardia, colaboraba quincenalmente en la sección de Opinión, y mensualmente en el suplemento Cultura/s. Dos de sus últimos libros los publicó en la editorial Libros de Vanguardia. Uno dedicado a la vida espiritual, otro al hedonismo, recapitulando así los dos grandes polos que marcaron su trayectoria. En Una espiritualidad para el siglo XXI, de 2016, abogaba por una visión y una práctica que beba de las aportaciones del pasado, pero reclame sin complejos su lugar en un mundo marcado por lo material. En Manual de la buena vida, del 2018, se ocupaba de aquello que en su opinión hace que la existencia merezca ser vivida: los viajes, la gastronomía, el arte, las casas bellas, la voluptuosidad... Ambos libros completan el testamento de un gran intelectual complejo que no temió nadar contra la corriente, ni creyó que espiritualidad y buena vida fueran incompatibles, sino que siempre los consideró complementarios.


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