sábado, 28 de junio de 2014

RESERVAR

La prefijación fue uno de los caminos más productivos para la formación de palabras en latín. El verbo servare significaba 'salvar', 'librar', 'proteger'. Cicerón escribió qui ceteros servari para significar 'yo que salvé a todos los ciudadanos'. Plauto y Terencio usaban serva para expresar 'escucha, atiende, mira'. El verbo latino provenía de la raíz indoeuropea serw-, que para aquellos pueblos prehistóricos significaba 'proteger'. 

En latín, la palabra se unió a prefijos que le confirieron significados más específicos que luego se transmitieron a las lenguas romances, como la nuestracon el prefijo ob- se formó observare 'mirar lo que está ante los ojos, cara a cara'; anteponiendo el prefijo re- surgió reservare, que significaba 'guardar, ahorrar'; prae- dio lugar a praeservare, que para los romanos signficaba' observar previamente'; con el prefijo con- se formó conservare de denotación muy semejante a nuestro conservar


Incontables derivados se formaron después en las lenguas romances, tales como reservaobservatoriopreservativoconservación y un largo etcétera. 

martes, 24 de junio de 2014

EL LATÍN DEL MES

"Honestum laedis, cum pro indigno intervenis".
Se perjudica a un justo cuando se favorece a un injusto. Publilio Syro.

sábado, 21 de junio de 2014

PÍLDORAS GRAMATICALES: "TALENTO"

Los griegos llamaban tálanton al platillo de la balanza y, por extensión, también a las cantidades de metales preciosos que ponían allí para ser pesados. En épocas posteriores, tras una nueva evolución del término, se llamó “talento” a diferentes monedas que circulaban en varias ciudades del mundo helénico. Fue como nombre de moneda que talentum llegó más tarde a Roma, hasta que a cierta altura del desarrollo del Imperio, adquirió el significado de “tesoro”. 

La palabra aparece por primera vez en castellano en el Fuero de Avilés (1155), ya con el sentido de “inteligencia” o “dotes intelectuales”. Corominas presenta la hipótesis de que este cambio de sentido en nuestra lengua puede deberse a la parábola evangélica del servidor que obtuvo lucro de los talentos (tesoro) que le habían sido confiados en custodia, a diferencia de otro, que enterró el tesoro que le había sido entregado sin extraer de él ningún provecho, lo que habría dado origen al significado de “talento” como “dotes naturales”.

domingo, 15 de junio de 2014

LA PALABRA DEL MES: "ESCRIBIR"

Para los pueblos indoeuropeos, que se extendieron por Europa y parte de Asia hace unos 4.000 años, la raíz sker- se vinculaba con significados afines a las ideas de ‘cortar’, ‘separar’ y también ‘rascar’. En el norte de Europa surgió la palabra que terminó en el scar ‘cicatriz’ del inglés de hoy, mientras que en Roma se derivó hacia cicatrix, -icis, de donde nos viene cicatriz.

Cuando estos pueblos adquirieron la escritura, en algunas variantes indoeuropeas se derivó otra “m´s” reciente, skrïbh-, que, dio lugar a ‘marcar sobre una corteza, rascar, bosquejar’. En el idioma latín se formó scribere, inicialmente ‘marcar sobre una corteza’ y luego ‘bosquejar’, hasta que estos significados cedieron paso a ‘escribir’. Cicerón, Horacio y Ovidio ya empleaban scribere con un significado muy semejante 'escribir', pero sin que se hubiera perdido totalmente la denotación de ‘marcar’. En efecto, Quintiliano, ya a fines del siglo I d. C. usaba “scribere stigmata fugitivo” para expresar “marcar con hierro a un esclavo fugitivo”. 

La escritura es, pues, etimológicamente, una cicatriz que dejamos sobre el papel y su nombre tiene una historia que es mucho más antigua que ella misma. 

domingo, 8 de junio de 2014

ETIMOLOGÍA DE "LABERINTO"

En la civilización egea, que se desarrolló antes de la llegada de los helenos (griegos), era común la construcción de enmarañados laberintos en cuyos innumerables corredores, cámaras y vericuetos solían perderse los visitantes. 

Los latinos llamaron a estas construcciones labyrinthus, del griego labyrinthos, una palabra que, según el lingüista francés Antoine Meillet, especializado en lenguas indoeuropeas, tiene probable origen cario. Los carios habitaban la región del mar Egeo y fueron desplazados por los helenos unos nueve siglos antes de nuestra era. 

Sin duda, el más famoso de aquellos laberintos era el de Creta, que, según la mitología griega, fue construido por Dédalo para encerrar al mítico Minotauro, un animal sanguinario con cuerpo humano y cabeza de toro.

miércoles, 4 de junio de 2014

¿SABÍAS QUE...?

El primer vehículo capaz de trasladarse por su propia energía no fue propiamente el automóvil que conocemos hoy, sino un triciclo impulsado por una caldera de vapor. Fue estrenado en 1769 por el ingeniero militar francés Nicolas-Joseph Cugnot para transportar un cañón; después vino la locomotora, también de vapor, y solo en tercer lugar apareció el automóvil con motor de explosión interna. En los dos primeros, el agua que producía el vapor a presión se calentaba mediante una caldera alimentada a carbón. El conductor que dirigía las viejas locomotoras, que subsistieron hasta comienzos del siglo XX, era un calderero que avivaba el fuego y cambiaba el agua en la medida de las necesidades de calor de la máquina.

En francés, chaleur es calor, el verbo calentar es chauffer, y la persona que se encarga de calentar una caldera, el calderero, se llama chauffeur, 'calentador', literalmente. Chauffer procede del idioma francés antiguo chauffer 'calentar', derivado del latín vulgar calfare o calefare, alteración del latín clásico calefacere 'calentar', que procede, a su vez, del latín calere 'arder', 'estar caliente', que viene, en última instancia, de la raíz indoeuropea kel- 'calor'. 

Cuando aparece algo nuevo en el mundo, lo normal es que no exista una palabra para designarlo. A fines del siglo XIX, cuando aparecieron los primeros automóviles, hubo que inventar una (ahora tenemos varias) para designar a aquel extraño vehículo sin caballos, pero tampoco había un nombre para denominar al sujeto que lo conducía. En francés se adoptó el nombre del trabajador que cumplía tal función en la locomotora, que era, como hemos visto, el único vehículo automóvil para pasajeros existente hasta ese momento. Como la cultura francesa contaba por entonces con gran prestigio en España y en América latina, chauffeur fue rápidamente adquirido por el castellano y adaptado por la Real Academia de la Lengua Española a chofer o chófer, mientras que la palabra francesa fue tomada sin variación gráfica en inglés y alemán.