sábado, 29 de junio de 2013

PENSAMIENTOS DEL MES

PRENSA:
“La gente generalmente confunde lo que leen en los periódicos con las noticias”.
–Abbott Liebling–

DISCUSIÓN:
“Si discutes mucho para probar tu sabiduría, pronto probarás tu ignorancia”.
–Muslih–Ud–Din Saadi–

CONDUCTA:
“Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta”.
–Aristóteles–

VIDA:
“La vida no se nos ha dado para ser felices, sino para merecer serlo”.
–Armando Palacio Valdés–

DEFECTOS:
“Si no tuviéramos tantos defectos no sentiríamos mucho placer descubriendo los de los demás”.
–Francois de la Rochefoucauld– 

domingo, 23 de junio de 2013

EL DESEO DE TRIUNFAR

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Artículo de mi autoría publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición N° 22 del mes de mayo-junio de 2013. Revista mensual y regional porque circula en algunas provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, la misma que es dirigida por el Sr. Hernán Suárez Vásquez y en donde –además de ser “Escritor”–, soy el responsable de la “Corrección Gramatical” de gran parte de dicha revista.
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Todos anhelamos ser felices y llevar una vida plena y en perfecto equilibrio. Sin embargo, para muchos, esta armonía es imposible. Diría que no pudiéramos sincronizar nuestra vida familiar con nuestros retos profesionales, o nuestras ambiciones financieras con nuestras metas espirituales. A veces pensaríamos que no se puede balancear nuestra alimentación, ni nuestras relaciones, ni nuestra cuenta bancaria. Así que, hemos terminado por creer que este equilibrio es imposible de lograr. Nos escudamos tras el absurdo paradigma: «nada es completo en la vida», que todo triunfo vendrá acompañado de un gran sacrificio en otro, ya que es irracional tener todo lo que se quiere.

Mis objeciones a esta propuesta ilógica son: «Toda persona puede ser tan feliz como se proponga serlo», y «todos tenemos más control sobre nuestras vidas del que creemos tener». El caso es que hay que merecerlo, es decir, uno mismo es el que tiene que trabajar en pos de nuestras metas, ya que otro no lo va a hacer por uno.

Todos podemos diseñar una vida de armonía entre las diferentes facetas de nuestro ser y convertirnos en personas íntegras. ¿Cómo? La respuesta es sencilla: El PRIMER PASO es «aceptar un 100% de la responsabilidad de nuestro éxito»; es decir, ser libres, y esto implica asumirse (especialmente de nuestros errores). Es fácil racionalizar nuestra mediocridad y culpar a terceros por nuestros fracasos si de antemano hemos aceptado erróneamente que la responsabilidad de nuestro éxito y felicidad no es enteramente nuestra. Bien decía el poeta Amado Nervo: «Porque veo al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino».

El SEGUNDO PASO consiste en «asegurarnos de que en nuestro proceso de fijar metas a corto y largo plazo, tengamos presente no descuidar ninguna de las múltiples facetas de nuestra existencia». El éxito profesional, por ejemplo, es de poquísimo valor si lo obtenemos a costa de nuestra salud, o si crea un distanciamiento entre nosotros y nuestros seres queridos. Cuando nos dispongamos fijar objetivos y desarrollar nuestro plan de acción, debemos sentar metas profesionales y familiares, metas para nuestro crecimiento intelectual y espiritual, metas que respondan a nuestras necesidades de esparcimiento y diversión, metas que nos ayuden a mantener buena salud y un buen estado físico, y también metas financieras.

Imagínate por un momento que tu mente es como una gran empresa, una planta generadora de ideas, sueños y propósitos. Una de tus responsabilidades más importantes en esta empresa es hacer un balance y un inventario de todos tus intangibles para elaborar tu propio plan de vida, y para ello cuentas con la ayuda de tu «junta directiva». Esta «junta directiva» está compuesta por tu “ser profesional”, tu “ser intelectual”, tu “ser familiar”, tu “ser salud junto a tu estado físico”, tu “ser recreativo”, tu “ser financiero” y, sobre todo, tu “ser espiritual”.

Tu trabajo consiste en escuchar a cada uno de los «siete miembros de tu junta directiva», descubrir cuáles son sus metas más ambiciosas y escuchar atentamente sus quejas, de manera que al desarrollar tu plan de éxito personal, cada una de las siete facetas de tu ser se vean representadas. Si no escuchas las necesidades de cada una de ellas, es muy posible que tu plan de vida no responda bien a los múltiples intereses de tu ser. Esto traerá como resultado una existencia fuera de balance, rivalizando siempre con tus semejantes, caótica y marcada por los continuos conflictos internos entre los diferentes aspectos de tu vida, algo que particularmente lo veo a diario en muchos profesionales de hoy.

Si desarrollas un plan de éxito considerando las múltiples necesidades de tu ser, es decir, «escuchando a cada uno de los siete miembros de tu junta directiva», habrá armonía en toda tu vida, habrá paz, habrá felicidad, habrá éxito, y verás cómo es posible alcanzar que estas siete individualidades cooperen y trabajen juntas proyectándote las herramientas, la energía y la visión que te permitan vivir una existencia plena.

Descubrirás cómo es posible triunfar profesionalmente sin tener que sacrificar la relación con tu pareja o con tus hijos. “Lograrás erradicar aquel viejísimo paradigma” que te había condicionado a aceptar que si deseabas triunfar, debías trabajar duramente, olvidándote de tu recreación y hasta de tu salud. Comprenderás que es viable mantener un balance entre lo material y lo espiritual. Así que, «ignora a quienes profesan que es imposible hacerlo todo». El obtener una vida balanceada “debe ser la meta más importante de cada persona” que verdaderamente desee ser feliz; salvo mejor parecer.


Portada de la edición Nº 22 de la "Revista Imágenes"

lunes, 17 de junio de 2013

¿LENGUAJE EXCLUYENTE?

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez


Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la “Revista Avancemos” (Chepén) en su edición N° 51 del mes de junio de 2013. Es una revista mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde –además de ser “Escritor”–, soy el responsable de la “Corrección Gramatical” de gran parte de dicha revista.


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«Los padres de familia deben consultar a los profesores por el rendimiento de sus hijos». Esta expresión, aceptada por la Real Academia de la Lengua Española (RAE), comparémosla ahora con la siguiente: «Los padres de familia y las madres de familia deben consultar a los profesores y las profesoras por el rendimiento de sus hijos y de sus hijas». ¿Por qué usar una oración doblemente extensa para decir lo mismo? Me parece irracional, ¿no  lo creen?


«Los pleonasmos y las repeticiones o redundancias generan problemas sintácticos y complican la redacción» y, sobre todo, su entendimiento. Si es en la oralidad o lengua hablada, «generan una circunlocución y charlatanería absurda y aburrida que desdicen enormemente de quien las emite». De igual modo, los explicativos, predicativos, circunstanciales y circunstantes externos –en demasía– enredan a quien habla y aburren o confunden al oyente, muy común en varios noticieros de Chepén, Guadalupe y Pacasmayo. Al final, tanto el que habla como el que escucha se distrajeron sobre cuál fue la idea principal a comunicar.


Todo ello, no solo indica una enorme pobreza intelectual, sino que, no tiene sentido por la propia estructura de la lengua, y porque esas fórmulas son contrarias a uno de los principios básicos de todo idioma en el mundo: “la economía” (claridad, concisión y sencillez). Si es posible dar un mensaje con menos palabras, ¿por qué usar más?


Me voy a detener únicamente en lo que respecta al género (femenino – masculino). En varios sitios leo y escucho que se habla bastante sobre el uso del lenguaje inclusivo, específicamente sobre su utilidad y justificación. Con ese uso se evita (supuestamente) la discriminación de la que son objeto las mujeres en algunas ocasiones. Según esto, en una oración como: “Se invitó a todos los profesores” a simple vista se emplea un lenguaje exclusivo y se deja (aparentemente) por fuera a las profesoras. Con respecto a este tema, explico a continuación algunas consideraciones, reduciendo a lo esencial la terminología gramatical.


La lengua española dispone de dos géneros principales: femenino y masculino. Es común que las niñas usen faldas y que los niños usen pantalones, pero el segundo fragmento puede englobar también al primero, como en la oración: “Los niños pequeños son muy indefensos”. En este último caso se hace referencia a niños de ambos sexos, ¿de acuerdo?


Quienes defienden el uso inclusivo arguyen que el género masculino es excluyente. Sin embargo, si esto se analiza detenidamente, se comprueba lo contrario. La oración: “Los niños pequeños son muy indefensos” se refiere a mujeres y varones; en cambio, “Las niñas pequeñas son muy indefensas” solamente se refiere a mujeres y, por tanto, quedan excluidos los varones. Como se puede ver, el masculino es el género inclusivo, y el femenino, el excluyente (de acuerdo con lo anterior, en gramática se habla de género marcado –femenino– y género no marcado –masculino–).


Si aplicáramos las directrices de las federaciones, sindicatos, universidades, etc. «no se podría hablar», pues, para hacerlo hay que aplicar el uso genérico o no marcado del masculino para los dos sexos, ya que eso, según la Real Academia de la Lengua Española, «está firmemente asentado en el sistema gramatical español», como también en otros muchos idiomas en el mundo entero.


La Dra. en Lingüística Silvia Agosto, profesora asociada del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura Española de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid (España), dijo en un informe: «Está muy bien que sea necesario adaptar los usos idiomáticos a una nueva realidad social. Si antiguamente no existían abogadas, arquitectas ni doctoras, es lógico que se adapten los géneros de estos sustantivos, pero otra cosa muy diferente y estúpida es que se tenga que redundar descabelladamente para expresar una misma idea». Como ejemplo, en dicho informe manifestó: «En esa ciudad viven miles de hombres» (correcto), en vez de «En esa ciudad viven miles de hombres y miles de mujeres» (incorrecto), pues si tanto molesta a mucha gente, podrían decir: «En esa ciudad viven miles de personas». Entonces, ¿dónde está el problema?, sentenció.

«Hay un acuerdo general entre los Lingüistas, Filólogos, Paleólogos y Gramáticos de la lengua española de distintos países en que el uso no marcado (o uso genérico) del masculino, para designar los dos sexos, está firmemente asentado en el sistema gramatical del idioma español». Y, personalmente, pongo como ejemplo textos de muchas escritoras de talla internacional como Liliana Galván, Soledad Puértolas, Maruja Torres, Rosa Montero, Almudena Grandes, Gloria Villegas Moreno, Carmen Posadas, Ángeles Mastretta, entre otras, en los que todas ellas en ninguna de sus obras «siguen las directrices contra el supuesto sexismo verbal».

En conclusión, aprendamos siempre de los grandes para seguir creciendo en el domino de nuestra maravillosa lengua española y ser cada vez más breves y concisos en nuestros mensajes orales o escritos. Por ello, contribuyamos a difundir abiertamente este artículo para estar mejor informados y, por ende, repito, hacer un mejor uso de nuestro hermoso idioma español; salvo mejor parecer.
Portada de la edición Nº 51 de la "Revista Avancemos"


jueves, 13 de junio de 2013

¿SABÍAS QUE...? (LETRAS "C" Y "G")

La mayor parte de las letras de nuestro alfabeto fueron creadas a partir de la escritura de los fenicios, quienes diseñaron sus letras siguiendo en muchos casos el modelo de jeroglíficos egipcios. Las letras del alfabeto fenicio fueron más tarde modificadas por los griegos, quienes luego las transmitieron a los etruscos y a los romanos, hasta llegar a nosotros. 

Una de las letras usadas para representar el sonido de la c era la gimmel fenicia, que tenía la forma de dos segmentos de recta que se unían por uno de sus extremos formando un ángulo, representado por  o, a veces, . 

Los griegos tomaron y se valieron de este signo para formar la letra gamma Γ, en minúscula γ, con la que representaban el sonido suave de la g, tal como nosotros lo pronunciamos en «gota». Siglos más tarde, los romanos modificaron la gamma dándole un trazo más redondeado y la usaron inicialmente para representar tanto el sonido fuerte de la c /k/, como el suave de la /g/.

En escritos romanos anteriores al siglo III antes de Cristo, los romanos usaban la C para representar tanto el fonema /k/ como sonido suave de la G. En inscripciones en mármol de esa época es posible encontrar la palabra VIRCO 'virgen', puesto que no tenían la «g».

¿Cómo se las arreglaban para entender la escritura? Para los pocos que sabían leer no debería ser muy difícil entender a qué pronunciación se refería la C en cada caso, pero en el siglo III el liberto Espurio Carvilio, quien había sido esclavo del cónsul Espurio Carvilio Ruga, tuvo la idea de ponerle a la C un pequeño trazo, dando lugar a la G para representar el fonema /g/, tal como lo pronunciamos en gato

Hay que tener presente que la g de los romanos sonaba de la misma forma delante de cualquier vocal; así, cuando escribían en latín GEOMETRIA pronunciaban como lo haríamos nosotros ante la grafía. Y así fue en español hasta aproximadamente el siglo XIII, cuando el fonema /g/ empezó a sonar más fuerte delante de e y de i, probablemente por influencia del árabe, que era muy hablado en España.

domingo, 9 de junio de 2013

TIQUISMIQUIS

Alguien podría pensar que los monjes medievales, encerrados en sus monasterios, con el pensamiento limitado por los muros de la filosofía escolástica, mantenían entre sí conversaciones triviales, limitadas a la vida cotidiana. La expresión discusión bizantina o bizantinismo alude a las discusiones vacías que algunos afirman que eran comunes en la Iglesia en los tiempos del Imperio Romano de Oriente. Se dice que, cuando los otomanos estaban a punto de tomar Bizancio, los dignatarios eclesiásticos y los gobernantes estaban ocupados en discutir el sexo de los ángeles. 

En esas discusiones se hizo habitual la expresión tichi michi 'para ti, para mí' en latín vulgar, formada a partir del latín clásico tibi, mihi. A partir de mediados del siglo XVII, se registra en español el vocablo tiquismiquis para referirse a «reparos o escrúpulos por motivos de ínfima importancia» o a «modos corteses ridículamente afectados». 

Un ejemplo de uso lo encontramos en este texto del escritor argentino Manuel Mujica Lainez, en su novela “El escarabajo” (1993): 

[...] tales extravagancias se debían al nepotismo resultante del cercano parentesco que unía a Morgana y Arthur, y a gruñir que cuando ellos desembarcaron no habían sido objeto de tantas urbanidades y tiquismiquis, no obstante la superioridad de la imperial jerarquía, pero Carolus cortó, colérico y enigmático, sus refunfuños, vociferando que se acordase de que los recién llegados eran ingleses. 

domingo, 2 de junio de 2013

LA PALABRA DEL MES: "JUNIO"

JUNIO era el sexto mes del año de nuestro calendario y era el cuarto del primitivo calendario romano, en el cual el año comenzaba en marzo.

Hay discrepancias en torno al origen de su nombre. Hay quien afirma que se llama así en honor a Lucio Junio Bruto, el fundador de la República Romana en 509 a. de C. Sin embargo, algunos autores sostienen que lleva ese nombre en homenaje a Juno, la diosa romana que personificaba el ciclo lunar, equivalente a la Hera de los griegos. Una tercera hipótesis es que el mes de junio se llama así por estar dedicado exclusivamente a toda la juventud, a partir de junior, junioris el comparativo de juvenis, -e "joven".

En la iconografía romana, el mes de junio se representaba con la imagen de un joven desnudo que señalaba con una mano un reloj solar, mientras sostenía en la otra una antorcha encendida. El reloj solar era una referencia al hecho de que el sol empieza a bajar en el hemisferio norte a partir del solsticio de verano, que ocurre alrededor del día 21, y la antorcha representaba los calores de la estación.