domingo, 9 de junio de 2013

TIQUISMIQUIS

Alguien podría pensar que los monjes medievales, encerrados en sus monasterios, con el pensamiento limitado por los muros de la filosofía escolástica, mantenían entre sí conversaciones triviales, limitadas a la vida cotidiana. La expresión discusión bizantina o bizantinismo alude a las discusiones vacías que algunos afirman que eran comunes en la Iglesia en los tiempos del Imperio Romano de Oriente. Se dice que, cuando los otomanos estaban a punto de tomar Bizancio, los dignatarios eclesiásticos y los gobernantes estaban ocupados en discutir el sexo de los ángeles. 

En esas discusiones se hizo habitual la expresión tichi michi 'para ti, para mí' en latín vulgar, formada a partir del latín clásico tibi, mihi. A partir de mediados del siglo XVII, se registra en español el vocablo tiquismiquis para referirse a «reparos o escrúpulos por motivos de ínfima importancia» o a «modos corteses ridículamente afectados». 

Un ejemplo de uso lo encontramos en este texto del escritor argentino Manuel Mujica Lainez, en su novela “El escarabajo” (1993): 

[...] tales extravagancias se debían al nepotismo resultante del cercano parentesco que unía a Morgana y Arthur, y a gruñir que cuando ellos desembarcaron no habían sido objeto de tantas urbanidades y tiquismiquis, no obstante la superioridad de la imperial jerarquía, pero Carolus cortó, colérico y enigmático, sus refunfuños, vociferando que se acordase de que los recién llegados eran ingleses. 

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