domingo, 23 de junio de 2013

EL DESEO DE TRIUNFAR

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Artículo de mi autoría publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición N° 22 del mes de mayo-junio de 2013. Revista mensual y regional porque circula en algunas provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, la misma que es dirigida por el Sr. Hernán Suárez Vásquez y en donde –además de ser “Escritor”–, soy el responsable de la “Corrección Gramatical” de gran parte de dicha revista.
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Todos anhelamos ser felices y llevar una vida plena y en perfecto equilibrio. Sin embargo, para muchos, esta armonía es imposible. Diría que no pudiéramos sincronizar nuestra vida familiar con nuestros retos profesionales, o nuestras ambiciones financieras con nuestras metas espirituales. A veces pensaríamos que no se puede balancear nuestra alimentación, ni nuestras relaciones, ni nuestra cuenta bancaria. Así que, hemos terminado por creer que este equilibrio es imposible de lograr. Nos escudamos tras el absurdo paradigma: «nada es completo en la vida», que todo triunfo vendrá acompañado de un gran sacrificio en otro, ya que es irracional tener todo lo que se quiere.

Mis objeciones a esta propuesta ilógica son: «Toda persona puede ser tan feliz como se proponga serlo», y «todos tenemos más control sobre nuestras vidas del que creemos tener». El caso es que hay que merecerlo, es decir, uno mismo es el que tiene que trabajar en pos de nuestras metas, ya que otro no lo va a hacer por uno.

Todos podemos diseñar una vida de armonía entre las diferentes facetas de nuestro ser y convertirnos en personas íntegras. ¿Cómo? La respuesta es sencilla: El PRIMER PASO es «aceptar un 100% de la responsabilidad de nuestro éxito»; es decir, ser libres, y esto implica asumirse (especialmente de nuestros errores). Es fácil racionalizar nuestra mediocridad y culpar a terceros por nuestros fracasos si de antemano hemos aceptado erróneamente que la responsabilidad de nuestro éxito y felicidad no es enteramente nuestra. Bien decía el poeta Amado Nervo: «Porque veo al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino».

El SEGUNDO PASO consiste en «asegurarnos de que en nuestro proceso de fijar metas a corto y largo plazo, tengamos presente no descuidar ninguna de las múltiples facetas de nuestra existencia». El éxito profesional, por ejemplo, es de poquísimo valor si lo obtenemos a costa de nuestra salud, o si crea un distanciamiento entre nosotros y nuestros seres queridos. Cuando nos dispongamos fijar objetivos y desarrollar nuestro plan de acción, debemos sentar metas profesionales y familiares, metas para nuestro crecimiento intelectual y espiritual, metas que respondan a nuestras necesidades de esparcimiento y diversión, metas que nos ayuden a mantener buena salud y un buen estado físico, y también metas financieras.

Imagínate por un momento que tu mente es como una gran empresa, una planta generadora de ideas, sueños y propósitos. Una de tus responsabilidades más importantes en esta empresa es hacer un balance y un inventario de todos tus intangibles para elaborar tu propio plan de vida, y para ello cuentas con la ayuda de tu «junta directiva». Esta «junta directiva» está compuesta por tu “ser profesional”, tu “ser intelectual”, tu “ser familiar”, tu “ser salud junto a tu estado físico”, tu “ser recreativo”, tu “ser financiero” y, sobre todo, tu “ser espiritual”.

Tu trabajo consiste en escuchar a cada uno de los «siete miembros de tu junta directiva», descubrir cuáles son sus metas más ambiciosas y escuchar atentamente sus quejas, de manera que al desarrollar tu plan de éxito personal, cada una de las siete facetas de tu ser se vean representadas. Si no escuchas las necesidades de cada una de ellas, es muy posible que tu plan de vida no responda bien a los múltiples intereses de tu ser. Esto traerá como resultado una existencia fuera de balance, rivalizando siempre con tus semejantes, caótica y marcada por los continuos conflictos internos entre los diferentes aspectos de tu vida, algo que particularmente lo veo a diario en muchos profesionales de hoy.

Si desarrollas un plan de éxito considerando las múltiples necesidades de tu ser, es decir, «escuchando a cada uno de los siete miembros de tu junta directiva», habrá armonía en toda tu vida, habrá paz, habrá felicidad, habrá éxito, y verás cómo es posible alcanzar que estas siete individualidades cooperen y trabajen juntas proyectándote las herramientas, la energía y la visión que te permitan vivir una existencia plena.

Descubrirás cómo es posible triunfar profesionalmente sin tener que sacrificar la relación con tu pareja o con tus hijos. “Lograrás erradicar aquel viejísimo paradigma” que te había condicionado a aceptar que si deseabas triunfar, debías trabajar duramente, olvidándote de tu recreación y hasta de tu salud. Comprenderás que es viable mantener un balance entre lo material y lo espiritual. Así que, «ignora a quienes profesan que es imposible hacerlo todo». El obtener una vida balanceada “debe ser la meta más importante de cada persona” que verdaderamente desee ser feliz; salvo mejor parecer.


Portada de la edición Nº 22 de la "Revista Imágenes"

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