domingo, 28 de febrero de 2016

ETIMOLOGÍA DE "MALARIA"

En 1898 el patólogo inglés Ronald Ross descubrió que la MALARIA era causada en el ser humano por las picaduras del mosquito anofeles, mediante las cuales inocula en el organismo uno de los tres tipos de protozoario que ocasionan la dolencia: el Plasmodio vivax, el <í>plasmodium malariae y el plasmodium falciparum.

Hasta entonces se creía que la malaria era trasmitida por el aire, como explica su nombre, que deriva de la locución italiana mal aria “mal aire”. El otro nombre de la enfermedad, paludismo, proviene del latín palus, paludis ‘laguna’, ‘estanque’, ‘pantano’, pues se creía que era el aire de esos lugares el que causaba el mal y no los mosquitos que proliferan en las aguas estancadas. Palus dio origen también al nombre del puerto de Palos de la Frontera, situado en las marismas onubenses, de donde Cristóbal Colón partió en 1492.  

domingo, 21 de febrero de 2016

¿SABÍAS QUE...?

La palabra COMPAÑERO aparece por primera vez en nuestra lengua española en las Glosas Silenses, anotaciones de monjes medievales al borde de manuscritos en latín, datadas en la segunda mitad del siglo XI.

Compañero se deriva del bajo latín “compañía”, vocablo formado por “cum” 'con' y “panis” 'pan'. Etimológicamente, pues, “compañeros” son “los que comparten el pan”. 

En el latín hispánico de esa época, companionis 'compañero' dio lugar a compañón, forma más anticuada de compañero, de la que se derivó el vocablo francés “compagnon” 'compañero'. Así consta ya en la obra anónima “Los siete sabios de Roma”, escrita en el siglo XIII. 

domingo, 14 de febrero de 2016

¿QUERER O AMAR?

Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 71 del mes de febrero de 2016. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde –además de "Escritor"–, soy el responsable de la "Corrección Gramatical" de gran parte de dicha revista.
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Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez
                                                                       
“Se puede dormir en la misma cama y no tener los mismos sueños”
Proverbio chino

Todo el mundo hemos escuchado tantísimas veces decir a alguien: “Te quiero” o “te amo”. Pero, ¿sabemos qué diferencia hay entre estas dos expresiones? Estas dos palabras implican acciones, es decir, son dos verbos que casi siempre los asociamos a cuestiones sentimentales o a relaciones de pareja. El concepto “querer” lleva implícita la idea de posesión. Te quiero para algo, para que estés conmigo, para que me acompañes, para entrenar juntos, para que compartas alguna actividad, etc.

Si bien es cierto, al emplear estos términos para expresar el sentir de los profundos afectos, suena muy hermoso, pero el sentimiento a veces nos lleva a cometer un error, y ello es confundir el significado de estos dos vocablos.

Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), estos términos poseen significados distintos. “Amar” es un verbo que proviene de la palabra “amor”, que significa: “acción de expresar un sentimiento intenso, que por su iniciativa busca encontrarse y unirse con otro ser”. Es decir, tiene una innata atracción, inclinación y entrega de una persona hacia otra, cuyo objetivo es procurar la reciprocidad en el anhelo de la unión de dos seres. Ello implica comunicación, convivencia, complemento y una relación afectiva, basada en la decisión y consentimiento de sus propias voluntades. 

“Querer” es también un verbo y significa que “una persona pretende cumplir su deseo, es decir, busca poseer o apetecer algo o a alguien para su propia satisfacción personal”. En otras palabras, hay una inclinación, un interés, teniendo una connotación egoísta y posesiva. En cambio, “Amar” es un sentimiento altruista y desinteresado. “Querer” es un deseo que implica buscar una satisfacción. A fin de cuentas, los seres queridos son seres de los que se espera algunos comportamientos que nos causen satisfacción.

Por ese motivo, “querer” es generalmente causa de sufrimiento. Si quiero a alguien, tengo expectativas de ese alguien, espero algo de ese alguien. Si ese alguien no me da lo que espero o no cubre mis expectativas, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que ese alguien tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes entre sí. Cada ser humano es único, es un universo.

“Amar” es desear lo mejor para el otro, aun cuando este tenga otras motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, incluso cuando tu camino sea muy diferente al mío. Es un sentimiento altruista y desinteresado. Por eso, el amor nunca será causa de sufrimiento.

Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por “querer” a alguien, y no por amar; se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir; pues nada ha esperado del otro. Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, se da por el simple y puro placer de dar. Pues, el sufrimiento es aferrarse a lo que no depende de uno.

“Amar” produce un gozo profundo. Es la alegría de dar. La única manera de darse cuenta de esto es empezar a aprender a amar. Se puede comenzar por actos pequeños con las personas a quienes más queremos. Luego, debe extenderse a todas las personas, en todo momento.

“Es difícil encontrar que alguien me ame. Es más fácil encontrar que alguien me quiera para algo, mientras yo sea necesario y útil para ese alguien. Pero son muy pocas las personas que dan amor altruista y desinteresado.” Si bien es difícil encontrar a alguien que me ame, tenemos más de seis mil millones de personas, en todo el mundo, que necesitan amor. Y la mayor felicidad no está en ser amado, sino en la acción de amar al otro.

Asimismo, veo que a menudo confunden ambos términos cuando tratamos de exagerar nuestro gusto por algo. Decimos, por ejemplo, “amo el arroz con pollo” o  “amo el vino”. ¡Qué absurdo!, cuando bastaría expresar que solo le gusta.

La palabra “querer” también puede manifestar un deseo por algo, sin que lleve por medio un sentimiento amoroso; como por ejemplo: “quiero un ceviche sin ají” o “quiero ir al gimnasio a entrenar”.

Si se dicen con sentimiento, “querer y amar” son de la misma magnitud, sin diferencias. Si bien es cierto que el término “querer” es más general y se usa con familiares y amigos; pero “amar”, yo pienso que lo debemos dejar exclusivamente para el uso de las parejas.

De modo que nuestra felicidad y gozo está asegurado si dejamos nuestro egoísmo. Seguro que a nuestro alrededor hay cientos de personas que serán felices cuando compartamos con ellas nuestro amor. Y no hay problema al darlo: “dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta”, salvo mejor parecer.

Personal Trainer y Corrector Gramatical

Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Diplomado en Gramática, Redacción y Estilística
+51 (044) 942305620  Móvil Claro
www.nicanorgramatica.blogspot.com
nicanorgramati@yahoo.es
Chepén – La Libertad

domingo, 7 de febrero de 2016

"PEDIGRÍ"

PEDIGRÍ es el documento en el que figura la genealogía de un animal. Si uno quiere adquirir un perro de raza, el pedigrí es condición indispensable para tener certeza del origen del animal. En el caso de los canes –como en el de los gatos y caballos–, las asociaciones locales de criadores emiten este documento reconocido internacionalmente en el que figuran la genealogía del animal hasta la tercera generación y los premios, si los hubiera, de cada uno de sus antepasados.

Este control es hoy más riguroso que en los primeros tiempos, cuando los criadores ingleses de caballos usaban un método mucho más primitivose limitaban a marcar en el animal tres segmentos de recta, alineados de tal forma que parecían las patas de una grulla. Por esa razón los franceses lo llamaron pied de grue “pata de grulla”.

¿Puede imaginar a un inglés intentando pronunciar pied de grue? Bueno, pues los ingleses adaptaron la palabra a su lengua como “pedigree”, que en el idioma español se convirtió en pedigrí.