miércoles, 29 de mayo de 2013

¿SABÍAS QUE...?

En 1516, el humanista y político inglés Thomas More, conocido en castellano como Tomás Moro, publicó un ensayo político en latín titulado “Libellus vere aureus nec minus salutaris quam festivus de optimo reipublicae statu de que nova insula Utopia”, más conocido por UTOPÍA, en el cual criticaba el sistema político británico del rey Enrique VIII y de todos los que regían en esa época en Europa. 

En su obra, Moro describía con ese nombre una isla ideal en la que reinaba la paz y la armonía, y todos los seres humanos se realizaban como tales. Formó el nombre de la isla mediante la palabra griega topos 'lugar', a la que antepuso el prefijo privativo griego ou-, de modo que significaba algo así como «ningún lugar» o «lugar inexistente». 

En el siglo XIX, el filósofo marxista alemán Friedrich Engels (1820-1895) retomó esta palabra para designar los sistemas políticos ideados por los primeros socialistas, cuya concreción él juzgaba inviable en la práctica. Engels describió el socialismo utópico de Owen, Saint-Simon y Fourier, y lo contrapuso al socialismo científico, preconizado por Carlos Marx y por él. 

Hoy usamos utopía para denotar «sueño o proyecto que resulta irrealizable en la práctica». 

miércoles, 22 de mayo de 2013

REFLEXIÓN SOBRE EL LENGUAJE HUMANO

La lingüística es la ciencia que estudia el lenguaje humano y las lenguas en su diversidad (glotodiversidad). Viene al caso advertirlo porque una cosa son los manuales de buenos modales lingüísticos («dardos en la palabra», por ejemplo), y otra bien distinta los estudios de lingüística. En afortunada comparación de Juan Carlos Moreno Cabrera, es la diferencia que hay entre la moda en el vestir y el estudio del cuerpo humano.

Xulio Viejo Fernández, quirosano nacido en Oviedo (1968), es investigador en lingüística, profesor en la Universidad de Oviedo. En su trayectoria profesional destaca, por una parte, la atención a los asuntos de lingüística asturleonesa, sobre todo de gramática, pragmática, historia de la lengua u onomástica. Es autor de importantes aportaciones en este campo, como La formación histórica de la llingua asturiana (2003). Miembro del grupo de investigación universitario Seminariu de Filoloxía Asturiana, dirige la reconocida «Revista de Filoloxía Asturiana». Es también el director del proyecto «Eslema-Corpus Xeneral de la Llingua Asturiana», cuyo logro más visible es el traductor automático del mismo nombre.

Xulio Viejo también cultiva la lingüística general, disciplina referida a lo que comparten todas las lenguas independientemente de su estatus jurídico o político. El trampolín que le incita a las grandes reflexiones acerca del lenguaje es el hecho de ser hablante del asturiano en coexistencia con el castellano. Ambos, como ejemplos de la glotodiversidad humana, muestran, en su gramática y en su uso, material suficiente para reflexiones intelectuales de alcance universal.

Es lo que hace en su último libro, “Hablar en tiempo” (Uviéu, Trabe, 2012), un extraordinario y muy personal ensayo académico, a caballo entre la lingüística general y la filosofía del lenguaje, que aborda el fenómeno del lenguaje a la luz de las teorías más actuales sobre este campo de estudio, con la apoyatura de su experiencia como usuario y lingüista.

El libro lleva el subtítulo de Identidad lingüística, configuración cognitiva y perspectivismo ético”. Una primera cuestión es desentrañar la naturaleza del lenguaje y de qué manera opera como constituyente de nuestra condición de «Homo sapiens», a modo de un dispositivo incorporado «de serie» que cumple dos funciones: la de guiar la dinámica interna de cada individuo en su captación del mundo (su «pensamiento»), y la de guiar la interacción del individuo con el medio biosocial (su «comportamiento»). El título “Hablar en tiempo” alude a la compleja y sutil sincronización gramatical y semántica que el hablante tiene que poner en marcha en relación con su medio de interlocutores.

En segundo lugar, está la cuestión de la glotodiversidad: ¿qué razón de ser tiene la variedad de formas lingüísticas (lenguas, dialectos, etc.) en la ejecución de las funciones primordiales del lenguaje? La postura de Viejo es que la estructura de cada lengua o modalidad implica, por un lado, ciertas tendencias peculiares de orden gramatical y semántico; e implica, por otro lado, tendencias peculiares en la manera de socializar la comunicación, a manera de una red de complicidades comunicativas y gramaticales.

Eso es lo que conforma la identidad lingüística, concepto clave en este libro, pero entendido no en su vertiente política, sino en su dimensión sociobiológica. En palabras del autor, es el «entorno cognitivo mutuo con relación al cual el individuo puede definir la relevancia de sus enunciados» (p. 185). Y así, la lengua individual es un marco de libertad individual, en tanto que «es un pilar esencial de nuestras capacidades cognitivas y nuestra proyección ética, el primer punto referencial del pensamiento consciente» (p. 422).

En relación con la glotodiversidad está el conocido debate sobre el relativismo o determinismo lingüístico, que en este libro ocupa bastantes páginas. Su postura conjuga la universalidad del lenguaje en su dimensión «macro», con la posibilidad de un cierto determinismo en el nivel «micro», refiriéndose este a contenidos de experiencia individuales susceptibles de reflejarse en los significados: «No defendemos un relativismo lingüístico tal que sea capaz de condicionar la actuación consciente de cada individuo, pero sí nos estamos permitiendo dudar de que la conciencia de cada individuo sea enteramente ajena a la experiencia lingüística de que suele alimentarse» (pp. 34-35).

No estamos propiamente ante una investigación, sino ante un ensayo científico, exento de todo aparato crítico y citas, aunque dotado de mil referencias y una sólida bibliografía al final. El estilo ensayístico le permite al autor expresarse con comodidad, sin cortapisas académicas y con alarde de recursos literarios (no hay que olvidar que Viejo es también narrador y poeta) y hasta humorísticos. Abundantes ejemplos (en castellano, en asturiano, en inglés) ayudan a comprender las diversas tesis expuestas. Advertimos, a pesar de todo, que no es libro de lectura ligera, al menos según qué capítulos.

Hablar en tiempo es un trabajo excepcional, un ejemplo de cómo nuestra propia casa es un lugar del mundo, desde el que podemos intentar comprender un aspecto fundamental del ser humano. 

viernes, 17 de mayo de 2013

HÁBEAS CORPUS

Este sintagma nominal, propio del lenguaje jurídico, proviene de la expresión latina habeas corpus ad subiiciendum “que tengas tu cuerpo para mostrar”, “que tu cuerpo sea mostrado”, y se emplea para denominar el derecho de un ciudadano que está preso a comparecer en forma pública e inmediata ante un juez, para que este resuelva si su detención fue legal y si debe ser puesto o no en libertad.

La primera vez que se empleó esta expresión fue en la Carta Magna arrancada por los nobles ingleses al rey Juan Sin Tierra en 1215, por la cual la soberanía pasó del monarca a la nobleza, que se constituyó en una organización que perdura hasta nuestros días con el nombre de “Cámara de los Lores”.

En la mencionada Carta Magna se establecía que ningún hombre libre podría ser detenido, preso, ni desposeído de sus propiedades sin una ley previa que justificase tales actos. Según el texto de la Carta Magna, «Nadie puede ser castigado de ninguna manera, sino por sentencia legalmente pronunciada contra él, por sus iguales o pares, según la ley del país. A nadie debe rehusar el Rey pronta justicia, la que no podrá ser vendida a persona alguna».

A pesar de que todo indica que habeas corpus nació allí, el principio jurídico en el cual se basa ya existía en el derecho romano, en el recurso conocido como "Interdicto de homine libero exhibendo" 'recurso de mostrar al hombre libre', expresado en la fórmula Quem liberum dolo malo retines, exhibeas 'exhibe al hombre libre que retienes dolosamente', que se aplicaba a todo particular que restringiera la libertad de un hombre que tuviera derecho a ella, para que lo presentara de inmediato ante el pretor, quien decidiría al respecto.

La locución hábeas corpus ha sido castellanizada, por lo que se escribe con tilde, de acuerdo con las normas de nuestra lengua española para las palabras esdrújulas.

domingo, 12 de mayo de 2013

PENSAMIENTOS DEL MES

CLARIDAD:
“La claridad se debilita con la discusión”
-Cicerón-

FUTURO:
“No mires nunca de dónde vienes, sino a dónde vas”
-Pierre Augustín de Beaumarchais-

AMOR:
“El amor es el regocijo por la sola existencia del otro”
-Jorge Bucay-

SER:
“Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser”
-Lao Tsé-

LIBERTAD:
“Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad”
-Enrique Tierno Galván-

miércoles, 8 de mayo de 2013

¿SABÍAS QUE...?

La gripe es la más común de las enfermedades virales y, aunque algunas de sus cepas pueden resultar mortales, se la considera una dolencia benigna. Es causada por un tipo de virus de ácido ribonucleico (ARN). 

La palabra GRIPE está registrada desde 1897 en nuestra lengua española, a la cual llegó procedente del francés grippe, del verbo gripper 'tomar', 'asir', 'coger' y este, del franco grîpan, que proviene, a su vez, del germánico greifen. En el siglo XVIII, la grippe era definida en publicaciones francesas como una "enfermedad que se apodera de uno bruscamente". 

En español, la palabra gripe aparece solo en el siglo XIX, como en este texto de José María de Pereda, escrito en 1870No hay contusión, descalabro ni tizne que su cuerpo no conociera prácticamente; pero jamás en él hicieron mella el sarampión, la alfombrilla, la gripe, la escarlata ni cuantas plagas afligen a la culta infantil humanidad. 

En algunos países de América, se usa la forma gripa. 

miércoles, 1 de mayo de 2013

CADA DÍA, UN NUEVO INICIO

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la “Revista Avancemos” (Chepén) en su edición N° 50 del mes de abril de 2013. Es una revista mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde además de ser “Escritor”, soy el responsable de la “Corrección Gramatical” de gran parte de dicha revista.
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En esta 50° edición de nuestra “Revista Avancemos”, quiero comenzar contándoles una anécdota de un amigo de infancia: «Hace unos años, él viajaba a gran velocidad en su auto, de repente perdió el control del vehículo y, en su imaginación, vio a un poste de concreto que se le acercaba rápidamente hacia él. Lo único que hizo fue levantar sus piernas y cubrirse la cara con sus brazos en un afán desesperado de amortiguar la embestida. Unos minutos más tarde, muy ensangrentado, sintió que comenzaba a vivir nuevamente».

Me pregunto: ¿Por qué tenemos que esperar que la vida nos golpee con fuerza para atrevernos a empezar de nuevo? Nuestra existencia gira en ciclos. Pero lo diario, lo cotidiano, lo monótono puede hacernos sentir que vivimos en un círculo vicioso difícil de romper, lo cual es absurdo. Atrapados por la rutina, podemos llegar a creer que: “nada va a cambiar” o “nada funciona”. ¡Pues nada cambia ni nada funciona! Uno es el que tiene que hacer que cambien o funcionen las cosas. En realidad, lo único que debe y puede cambiar es nuestra actitud frente a la vida, porque es lo único que depende de nosotros. No esperemos que el mundo cambie ¿Quién soy para que el mundo cambie a mi criterio?

Precisamente, y porque lo he visto de cerca, el señor Julio César Angulo Quesquén con mucho ímpetu y tenacidad, ha tenido que luchar honestamente contra viento y marea para llegar a imprimir la edición N° 50 de la “Revista Avancemos” y, de este modo durante más de cuatro años, llevarnos amenidades, noticias y, sobre todo, información y cultura. Por tal motivo, felicito a César, director de la “Revista Avancemos”, y a todo el equipo de profesionales que trabajan con él por su 50° edición y, asimismo, les deseo muchos éxitos. En general, admiro y respeto bastante a las personas que saben mantenerse activas y exitosas en todo lo que se proponen en sus vidas.

En el Gimnasio Malka, donde también trabajo, muchos clientes me dicen: “Las cosas no se dan” o “las cosas no funcionan”. ¡Nada se da ni nada funciona! No te digas tonterías, uno es el que tiene que hacer que las cosas funcionen o se den. Para mí, esas expresiones son cadenas pesadas que gran cantidad de gente decide cargarlas ilógicamente. Por eso es muy importante el estado anímico de la persona, la capacitación y decisión que tenga para emprender algo; no hay otra alternativa ni fórmulas mágicas. Pero si veo que a todos sitios donde vamos, estamos cargando pesadas cadenas que no nos dejan avanzar, y lo curioso aun es que nosotros mismos nos hemos enredado en ellas, simulando que somos esclavos de alguna autoridad suprahumana. Así, ¿cómo progresas?

Si queremos liberarnos de esas cadenas, será necesario crear nosotros mismos círculos “virtuosos” que nos lleven a despertar cada mañana de una manera distinta y renovada, con una actitud creativa, proactiva y basada en nuestro potencial de desarrollo; de lo contrario, para César no hubiera sido posible llegar a editar este N° 50 de su “Revista Avancemos”. Por ese motivo será que Fedor Dostoievski dijo: “El secreto de la existencia humana no solo está en vivir, sino también, en saber para qué se vive”.

Reconozco que hacer las cosas de nuevo puede parecer tedioso y hasta frustrante, porque sabemos que vamos a repetir la rutina. Igual ocurre cuando, al levantarnos, sentimos que ese día vamos hacer lo mismo de siempre. El día se anunciará agotador y aburrido porque estaremos centrándonos en el pasado, en lo ya hecho y no en el futuro. Necesariamente, debemos aprender a encontrar la sorpresa que nos trae cada día, pero esta fácilmente puede pasar desapercibida si continuamos centrados en nuestras rutinas, en nuestros círculos viciosos, en nuestras pesadas cadenas. Por tanto, a tu trabajo tienes que encontrarle la oportunidad que te está dando para crecer, mirando siempre con prospectiva de vida, de lo contrario nunca encontrarás nada nuevo.

Cada reunión, actividad, llamada telefónica o persona que encontremos puede representar una valiosa oportunidad de nueva interacción o descubrimiento; depende de la perspectiva u óptica con que observes. Cada instante de nuestra vida, querámoslo o no, tiene mucho significado. Si permitimos que a medida que pasa el día disminuya nuestra ilusión por vivir, nuestro trabajo, nuestro matrimonio, etc. se tornarán aburridos y, finalmente, muy tristes nuestros días. Una sonrisa, unas palabras de aliento, unas palabras de reconocimiento o una palmada pueden arreglar un día gris. Por el contrario, si cargamos con culpas, penas, rencores, lamentos, justificaciones, envidia, al final del día estaremos agotados, y la vida habrá pasado por encima, dejándonos completamente devastados.

Reproduzco las palabras de un Filósofo: “El hombre pasa la primera mitad de su vida haciendo cosas que arruinen la otra mitad”. Muchos tenemos la maldita costumbre de iniciar rutas nuevas únicamente cada Año Nuevo, pero no es preciso esperar tantos días para vivir una reconfortante sensación de cambio, ni tampoco ante algún accidente grave, como el de la anécdota de mi amigo. Atrevámonos a vivir con mucha pasión cada día como si fuera el primero y el último de nuestra existencia, y planifiquemos como si fuéramos a vivir cien años para no dejarnos abatir por la rutina ni la monotonía.

Si no hubiera sido por la perseverancia del director César Angulo, no estuviera aquí escribiéndoles ni ustedes tuvieran en sus manos la presente edición de la “Revista Avancemos”, que lleva ya más de cuatro años de circulación. Pues, tengo cerca de dos años trabajando con él y, por ende, contribuyendo con un granito de arena con nuestra revista.

Por lo tanto, termino el presente artículo con dos pensamientos: “Quien hace algo puede equivocarse, quien nada hace y espera, ya está equivocado” (Daniel  Kon), y “El que jamás se equivoca es el que nunca hace nada” (Anónimo). Muchas felicitaciones, César, por tu edición N° 50 y que sigan los éxitos. Hasta la próxima, amigos.

Portada de la edición Nº 50 de la "Revista Avancemos"