jueves, 29 de noviembre de 2012

PENSAMIENTOS DEL MES


TERQUEDAD Y TENACIDAD:
“Terquedad y tenacidad, dos palabras iguales. La diferencia está en que la primera es ciega; la segunda es con criterio”.
-Opinión personal-

ESTUPIDEZ:
“La estupidez insiste siempre”.
-Albert Camus-

PALABRAS:
“Las palabras que no van seguidas de hechos, no valen nada”.
-Esopo-

DESEO:
“Los deseos son como los peldaños de una escalera, que cuanto más subes, tanto menos contento te hallas”.
-Arturo Graf-

SENTIDO COMÚN:
“Ese precioso y necesario don del sentido común, que es el menos común de los sentidos”.
-Ramón Gómez de la Serna-

domingo, 25 de noviembre de 2012

RESPUESTA A SUS INQUIETUDES

En el transcurrir de esta última semana, me han llegado varios mensajes (e-mail) sobre preguntas, comentarios, objeciones, críticas, observaciones, etc. de mucha gente con respecto al artículo de mi autoría titulado: ¿“Presidente” o “Presidenta”? Agradezco a todas esas personas por su atención brindada y la importancia debida que le han dado a mi texto, muy al margen de cuáles hayan sido las intenciones de algunas de ellas. Por tal motivo, y en reconocimiento y gratitud a todas sin excepción, voy a atender en forma general una inquietud, que considero ha sido el común denominador de todas esas personas: 
  
La “Real Academia de la Lengua Española” (RAE) junto a la “Asociación de Academias de la Lengua Española” (constituida por 21 países de Latinoamérica [22 con la RAE]), las mismas que están integradas por Doctores en Gramática, Lingüística, Filología, Paleología, etc., son las que dictan las normas a tener en cuenta para hablar o escribir; de lo contrario qué orden o qué formalidad habría, cada quien hablaría o escribiría como quiera. Por esa razón, la RAE clasifica la palabra “presidente” como un sustantivo epiceno.

Los sustantivos epicenos son los que con un solo género (sea masculino o femenino) se refieren a seres vivos (personas, animales o vegetales), pero que no poseen ninguna marca formal que permita determinar su sexo. Como personas tenemos: víctima, criatura, personaje, rehén, vástago, etc., también están aquí los verbos de origen latino en su forma no personal participio activo (cantante, presidente, estudiante, sufriente, etc.); como animales: búho, camaleón, cebra, culebra, hiena, hormiga, jirafa, lechuza, liebre, mosca, rata, sapo, tiburón, víbora, etc.; y como vegetales: espárrago, palmera, plátano, sauce, anís, etc.

En estos casos, la RAE nos dice: Para determinar el género del sustantivo y, por ende, el sexo de quien nos estamos refiriendo, tenemos que anteponer a todo sustantivo epiceno un artículo determinante o indeterminante (el, la, los, las; un, una, unos, unas); anteponerle un adjetivo determinativo indefinido (sea cualitativo, cuantitativo o distributivo); o colocarle -antes o después- un adjetivo calificativo (varón, mujer; macho, hembra; bueno, malo; manso, mansa; gordo, gorda; etc.), para poder –repito– especificar el género del sustantivo y, de igual modo, definir el sexo de quien nos estamos refiriendo o a quien se le atribuye tal cualidad.

Esto es en síntesis lo que nos recomienda la RAE, mas no un antojo personal ni mucho menos una creación mía, como quizás algunos desinformados lo hayan tomado. Por tal motivo, agradezco a todas esas personas que en esta última semana me han enviado sus preguntas, comentarios, objeciones, etc. sobre el tema que escribí; ya que en el fondo, todos ustedes, sin excepción, me nutren cognoscitivamente. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

¿"PRESIDENTE" O "PRESIDENTA"?

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Artículo de mi autoría publicado exclusivamente en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición N° 47 del mes de noviembre de 2012. Revista mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén.


 
“Una mentira, porque todo el mundo crea en ella, no se convierte en verdad”                             -Indira Gandhi-

Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), en sus últimos libros de “Gramática Española”, editados en 2011, 1973, 1959, 1931, 1920…, hay una regla que nos advierte: Todo sustantivo en plural y en masculino implica ambos géneros. Así que, al dirigirse a un público, es absurdo decir: “peruanos y peruanas”, “compañeros y compañeras”, “hermanos y hermanas”, “asociados y asociadas”, “niños y niñas”, etc., como varios de nuestros gobernantes pusieron de “moda” y hoy en día muchos políticos y comunicadores sociales continúan con el error a nivel nacional. 
 
Decir ambos géneros es correcto, únicamente cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes (heteronimia); por ejemplo: “hombres y mujeres”, “monjes y monjas”; “toros y vacas”, “damas y caballeros”, “ovejas y carneros”; “yernos y nueras”, etc.

Ahora viene lo más curioso: ¿presidente o presidenta?

No estoy en contra del género femenino, menos del sexo femenino; sino del mal uso del lenguaje. Por favor, dejémonos ya de incultura, desconocimiento u ocurrencias estúpidas. Nuestra lengua materna no es excluyente, sino todo lo contrario: incluyente (como ya lo pudimos ver brevemente en el primer párrafo). ¡Aprendamos bien el español y de una vez por todas!

¿“Presidente” o “Presidenta”?

En español existen los verbos de formas no personales (atacar, atacando, atacado, haber atacado y habiendo atacado); es decir, los que carecen de persona gramatical y, por consiguiente, no tienen número, tiempo ni modo. De dichas formas no personales vienen unos verbos llamados participios activos, como derivados verbales. Tenemos, por ejemplo: el participio pasivo del verbo atacar es atacado, en cambio, el participio activo de atacar es atacante; el de sufrir, es sufrido –pasivo– y el activo es sufriente; el de cantar, es cantado –pasivo– y el activo es cantante; el de existir, es existido –pasivo– y el activo es existente; el de presidir, es presidido –pasivo– y el activo es presidente, etc.

Ahora veamos al verbo “ser”. Sus formas no personales son: ser, siendo, sido, haber sido y habiendo sido. El participio pasivo es “sido”; entonces, ¿cuál es el participio activo del verbo ser? El participio activo del verbo ser es "ente". El que es, es el ente; tiene entidad. Por esa razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación “ente”, en unos casos, y “ante”, en otros (como ya lo pudimos ver).

Por lo tanto, a la persona que preside se le dice presidente, no presidenta, independientemente del género o de su sexo. Se dice capilla ardiente, no capilla ardienta; se dice estudiante, no estudianta; se dice adolescente, no adolescenta; se dice paciente, no pacienta; se dice comerciante, no comercianta; se dice cantante, no cantanta. La RAE solamente acepta aquí tres excepciones: cliente, clienta; infante, infanta y modista, modisto.

Recuerdo que hace varios años, la Sra. Cristina Fernández de Kirchner (para refrescarles la memoria) fue Presidente de Argentina. Dilma Rousseff (representante de la nueva presidente de Argentina, de ese entonces) recibió las felicitaciones del presidente peruano de esa época Alan García y su Gobierno como Presidenta electa, no por motivos ideológicos, sino por ignorancia de la gramática de la lengua española de nuestro ex Mandatario.

Un pésimo (y a la vez “excelente”) ejemplo muy oportuno sería: “La pacienta fue una estudianta adolescenta, comercianta y sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y la velaron en la capilla ardienta ahí existenta”. ¿Qué opinan? Creo que está clarísimo, ¿verdad?

¡Qué mal suena ahora “Presidenta”!, ¿no? Por ese motivo, siempre es bueno aprender de qué y cómo estamos hablando o escribiendo.

“Las bestias, los robots y los imbéciles reaccionan; los seres humanos actúan”                           -Anónimo-

Contribuyamos a difundir abiertamente este mensaje para estar más informados y, por ende, hacer un mejor uso de nuestro hermoso idioma español; salvo mejor parecer. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

¿SABÍAS QUE...?

KERMÉS, es una palabra procedente del idioma francés kermesse y esta, del neerlandés medio kercmisse, formada por kerk 'iglesia' y miss 'misa' para denominar una fiesta popular al aire libre que se celebraba en Flandes (Bélgica) en los días de Carnaval.

Festividad originariamente religiosa, adquirió con posterioridad un carácter laico, y el nombre se aplicó en esa región a cualquier fiesta popular.

En el siglo XX, el vocablo fue retomado para designar fiestas parroquiales celebradas con el objeto de recaudar fondos para el sustento de la parroquia.

Una kermés célebre, aunque de ficción, se narra en el filme franco-alemán La kermesse heroïque, sobre la llegada del ejército español a Flandes (Bélgica) en 1716, hecho que aterrorizó a los aldeanos al punto de que el alcalde se hizo pasar por muerto. Su esposa, mujer inteligente y resuelta, se puso al frente de las mujeres del pueblo para recibir a los conquistadores con una gran fiesta de la que nadie se arrepentiría: ni ellas, ni los soldados... ni los maridos, que salvaron así sus vidas.

martes, 6 de noviembre de 2012

PÍLDORAS GRAMATICALES

Se dice bimestre, trimestre, pero ¿cómo decimos cinco, siete, ocho y nueve meses?
Es natural que los meses del año se hayan agrupado según los divisores de doce: bimestre, trimestre, cuatrimestre, semestre, y que sean estos términos los recogidos en los diccionarios de la RAE. Pero, a pesar de que no consta ningún término para designar el período de cinco meses -correspondiente a algunas universidades de nuestro medio a los lapsos académicos- se emplean las palabras quimestre” o quinquemestre”. No se registran términos equivalentes para los períodos restantes.

jueves, 1 de noviembre de 2012

ETIMOLOGÍA DE "HALLOWEEN"

Por fuerza de la mundialización, tradiciones heredadas de esta antiquísima fiesta de origen celta se están extendiendo tan rápidamente en los países hispanohablantes que vale la pena echar una ojeada a su origen, por más que halloween no haya sido originariamente una palabra de nuestra lengua española.

En la Antigüedad, en Bretaña, Escocia e Irlanda, se festejaba la fiesta de Samhain el 31 de octubre, último día del año en los antiguos calendarios celtas y anglosajones. En esas ocasiones, se encendían grandes hogueras en lo alto de las colinas para ahuyentar a los malos espíritus, y se creía que las almas de los muertos visitaban sus antiguas casas, acompañadas de brujas y de espíritus. En algunas regiones de Galicia, se mantiene hasta hoy la antigua costumbre celta de hacer caras en calabazas huecas iluminadas con velas por dentro, cada noche de 31 de octubre.

Con la llegada del cristianismo, se estableció el primero de noviembre como “Día de Todos los Santos”, y el 31 de octubre pasó a llamarse en inglés All Saints' eve (víspera del Día de Todos los Santos) o también all Hallows' eve y, más recientemente, Hallows' eve, de donde derivó halloween. Hallow es palabra del inglés antiguo, significa 'santo' o 'sagrado' y, como el moderno vocablo holy, proviene del germánico khailag.

Muchas de las tradiciones de halloween se convirtieron en juegos infantiles que los inmigrantes irlandeses llevaron en el siglo XIX a los Estados Unidos y, desde allí, se han extendido en las últimas décadas por el mundo hispánico.