Por Nicanor
Alfredo Camacho Núñez
Artículo
publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su
edición N° 33 del mes de noviembre de 2014. Publicación mensual y regional
porque circula en varias provincias de los departamentos de La Libertad,
Lambayeque y Cajamarca, dirigida por el Sr. Hernán Baltazar Suárez Vásquez y en
donde –además de “Escritor”– soy el responsable de la "Corrección
Gramatical” de una parte de dicha revista.
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Desde que aparece en la tierra el hombre
civilizado –hace miles de años– hasta ahora, se ha manejado en base a
paradigmas mentales que con el transcurrir de los siglos los ha ido modificando
por las circunstancias, tendencias, competencia, experiencias previas... Es
decir, los paradigmas son inherentes a todo ser humano, cambian de persona a
persona, de lugar en lugar, de tiempo en tiempo, etc.
Estos paradigmas mentales son los lentes que
nos ponemos para ver la realidad, son mapas mentales que nos creamos a través
de nuestras vivencias, es la manera cómo vemos el mundo, no en términos de
vista, sino en forma conceptual, de percepción; y en base a ellos actuamos. Por
tal motivo, en este mundo exigente, uno tiene que tener paradigmas mentales de
acuerdo a las circunstancias actuales para poder ser eficientes y tener éxito;
veamos.
PRIMER
PARADIGMA:
¡Dios quiera que...! ¡Ojalá las cosas funcionen! ¡Ojalá las cosas se den! Era
una forma irresponsable de actuar, ya que solo deseaban algo y no hacían nada
por conseguirlo. Antes lo concibieron durante siglos, y quizás estuvo bien
porque el mundo se movía demasiado lento; no había tanta exigencia. Actuar así
ahora, en este mundo de cambios vertiginosos y radicales, es un suicidio. Este
paradigma lo emplearon desde los inicios del hombre civilizado hasta fines del
siglo XVIII (1,890 aprox.).
SEGUNDO
PARADIGMA: ¡Resistir
u oponerse al cambio! Actuar para que nada ocurra; neutralizar el cambio.
También lo utilizaron desde los inicios del hombre civilizado hasta principios
del siglo XIX (1,930 aprox.). Paradójicamente, hasta ahora hay gente que actúa
así, resistiéndose a los cambios inexorables que se suscitan en el mundo. Proceder
hoy de ese modo también es un suicidio porque el sistema es inmenso.
TERCER
PARADIGMA: ¡Adaptarse
al cambio! ¡Cambiar solo para que todo siga igual! Hoy en día, todavía hay
muchísima gente que lo aplica, y está muy bien, pero solamente
es para sobrevivir. Este paradigma lo usaron en las tres últimas décadas del siglo XIX
(1,970 hasta fines de 1,999).
CUARTO
PARADIGMA: ¡Generar
el cambio! Cambiar uno para obligar a los demás a cambiar. Es un paradigma
emergente llamado modelo proactivo. Este es el paradigma del tercer milenio, el
que te llevará a la excelencia.
Estos cuatro paradigmas mentales los emplearon
muchísima gente. Claro que los podemos aplicar en nuestra existencia en pos de metas
u objetivos, teniendo en cuenta que solo el último paradigma mental –junto al
trabajo concienzudo– es el que nos llevará al éxito. Por ese motivo, hoy en
día, y por la bendita globalización, la competencia es enorme para todos; seamos
obreros o profesionales.
El mundo de hoy exige de EXCELENCIA, por
tanto, a los profesionales se les recomienda mucho una actualización PERMANENTE,
cada dos años por lo menos, para no quedar en la obsolescencia. Por ello, he
aquí una nueva tendencia mundial que alcanzan a ver los especialistas en la
materia: "Los títulos profesionales saldrán con
fecha de vencimiento o caducidad", tan igual como cualquier
medicamento o alimento enlatado.
"En una época de cambios radicales, el futuro es de los que siguen
aprendiendo constantemente, los que ya aprendieron se encuentran bien equipados,
pero para actuar en un mundo que ya no existe" –Eric
Hoffer–
La época o el mundo en
que nos ha tocado vivir cambian vertiginosamente y en forma inexorable. Por tal
motivo, nadie puede detenerlo, simplemente nos queda adaptarnos a él para
sobrevivir, y, si queremos ser excelentes y tener éxito, tenemos que
adelantarnos al cambio, propiciar el cambio, excederse en algo; en otras
palabras: actitud proactiva. Si
logramos esto, iremos a la vanguardia, adelante o lideraremos en la empresa o
la acción que nos hayamos propuesto en la vida.
Según muchas
instituciones mundiales (F.A.O, O.M.S, O.N.U, Comunidad Europea, Mercosur, etc.),
nos indican que en los últimos 35 años (1,980 hasta ahora) se ha producido
mucha más información que en los 5,000 (cinco mil) años anteriores a 1980.
¿Estás consciente de la inconmensurable cantidad de información generada en
estos últimos 35 años?
Desde 1,980 para atrás, el conocimiento o
información lo echábamos literalmente a nuestro cerebro por botellitas a
través de un embudito, porque el mundo iba lentísimo. Desde
1,980 para ahora, el conocimiento o información se produce tan rapidísimo
que tenemos que vaciarlo a nuestro cerebro por cilindros y nuestro embudito ya
no se abastece. Por nuestro cerebro no nos preocupemos porque es inmenso en su
capacidad. Entonces, teniendo en cuenta el “cuarto paradigma”, es obvio que
algún día, los títulos profesionales salgan con fecha de vencimiento como lo señalan
los expertos. Eso es para exigir a los profesionales a capacitarse o
actualizarse permanentemente, como ya lo vemos en nuestro país y en el resto
del mundo.
"Debemos acostumbrarnos a pensar que lo bueno que hicimos en el
pasado no garantiza nuestro futuro, lo único que lo garantiza, es nuestra
capacidad de aprendizaje constante, nuestra adaptabilidad a los cambios y nuestra
visión de futuro deseado" –José
R. Betancourt Tang–
Siempre tengamos en cuenta el “cuarto paradigma”. Es decir, seamos
mejores cada día que pasa, nuestro país lo necesita. Superémonos cada vez más y
más, no por vanidad, sino por el bien de uno mismo y de nuestra descendencia,
el Perú lo requiere; salvo mejor parecer.