domingo, 21 de diciembre de 2014

¿QUÉ SIGNIFICA "VIRTUAL"?

Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 61 del mes de diciembre de 2014. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde –además de ser "Escritor"–, soy el responsable de la "Corrección Gramatical" de gran parte de dicha revista.
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Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez
El Diccionario de la Real Academia Española DRAE (2014) lo define así: adj. «Que tiene virtud para producir un efecto». «Implícito, tácito». (Fís.) «Que tiene existencia aparente y no real». Esta última definición de la palabra virtual viene haciendo una carrera tan trascendental desde la explosión del auge de las computadoras y del internet.
El vocablo “virtual” fue adoptado en el terreno de la informática pensando en su primera definición («Que tiene virtud para») y también en la tercera, usada en la Física –más precisamente en la Óptica– para referirse a algo: «Que tiene existencia aparente y no real», como también en la Mecánica para definir el concepto de “velocidad virtual”.
En las lentes convergentes, por ejemplo, los rayos provenientes de un objeto cualquiera convergen hacia un punto en el cual se forma una imagen de ese objeto. Es el principio utilizado en las cámaras fotográficas, en las cuales los rayos provenientes del objeto fotografiado convergen y forman una imagen real e invertida de ese objeto sobre la superficie sensible.
En el caso de las lentes divergentes esto no ocurre, los rayos divergen y no se forma ninguna imagen real. Sin embargo, los ópticos encontraron conveniente para algunos de sus cálculos considerar la idea de que a partir de un determinado punto, las prolongaciones de los rayos divergentes convergen hacia un punto anterior al lente, donde se formaría una imagen que no existe más que en el cálculo matemático; una imagen virtual.
Hoy en día, en la analogía creada en el mundo de las computadoras, cuando se habla de una “reunión” de personas que se encuentran en lugares distantes, pero que se comunican entre sí mediante cámaras de televisión, me parece muy adecuado que se hable de reunión virtual. Y cuando queremos referirnos a uno de esos sitios del internet en los que se ofrecen mercaderías que podemos adquirir sin levantarnos de nuestra silla, enviando por la computadora el número de nuestra tarjeta de crédito, también me parece perfectamente correcto que se hable de tienda virtual.
Tampoco cabe discutir la expresión realidad virtual, que designa el efecto producido por programas informáticos que suministran al usuario estímulos visuales, auditivos e incluso táctiles que le dan la sensación de vivir en una realidad diferente, como ocurre en los simuladores de vuelo o en algunos programas para arquitectos que permiten visitar una casa que está a la venta desde su propia computadora. Se trata de artificios que nos permiten dirigir aviones que no existen o visitar casas que no están allí. No son reales, son virtuales, como nos indica la definición del diccionario.
Sin embargo, he visto y escucho por doquier a muchísimos usuarios de computadoras que, deplorablemente, no saben de dónde proviene este término ni por qué se lo usa al hablar de reuniones, de tiendas o de otras entidades virtuales. Esos usuarios han adoptado este adjetivo para referirse incorrectamente a todo lo que tenga que ver con informática o con la Internet. ¡Qué lamentable!
Hace algunos días, un amigo mío que acababa de comprarse unos libros a través de la Red me comentó que había hecho “unas compras virtuales”. Aunque las hubiera hecho vía Internet, sus adquisiciones no tenían nada de virtual, eran BIEN REALES, como mostraban los gruesos y pesados volúmenes que mi amigo se disponía a leer.
Hoy en día, sabemos que millones de personas hacen “amigos” a través de sus conexiones electrónicas. Pero no importa cuál haya sido la forma de establecer estas relaciones, se trata siempre de personas reales, con pasiones y sentimientos auténticos, no son amigos virtuales, como muchos suelen decir, inclusive yo varios años atrás.
Una amiga mía, que se pasa muchas horas por día sentada ante su computadora, solía quejarse de que tanto tiempo virtual no le deja un momento libre para, por ejemplo, leer un libro. No creo que haya sido de su agrado, pero tuve que explicarle que era una gran idiotez, que el tiempo que se pasa bien sentada ante su computadora es muy real.
A pesar de mi extenso recorrido literario, todavía no he podido entender qué son las comunicaciones virtuales ni por qué son llamadas de esa manera tan absurda. Cuando enviamos por la Internet un mensaje, este no tiene nada de virtual. Por más que circule por un cable o por el espacio en forma de bits, es una comunicación BIEN REAL. Por tanto, estoy de acuerdo con la definición de comunicación, pues alguien va a leerla en el algún lugar; pero no con lo de virtual. Si quisiéramos comunicarnos en forma virtual no podríamos hacerlo, pues cada vez que una señal de cualquier tipo es trasmitida entre dos personas se establece una COMUNICACIÓN  REAL. 

Resumiendo: debemos tener muy en cuenta que si un fenómeno se refiere a los números dígitos, del uno al diez o a los instrumentos que cuentan estos números, podemos calificarlo como digital; pero no siempre como virtual. Y si un fenómeno ocurre merced al uso de la tecnología electrónica, podremos calificarlo como electrónico, pero no siempre como digital ni como virtual; salvo mejor parecer.

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