De acuerdo a la base de datos
Ethnologue, once lenguas se han identificado en Chile, incluyendo el español
como idioma nacional. Pero entre los nativos, la mayoría está bajo algún grado
de amenaza.
El aimara, mapudungún y rapanui están amenazados. Mientras el huilliche está “moribundo”, la lengua kawéskar y yámana están casi extintas, con alrededor de una decena de hablantes la primera y sólo una en el caso de la yagán. La lengua kunza (de los atacameños) aparece inactiva y sobre la kakauhua (una de las lenguas alacalufes), no hay información.
El aimara, mapudungún y rapanui están amenazados. Mientras el huilliche está “moribundo”, la lengua kawéskar y yámana están casi extintas, con alrededor de una decena de hablantes la primera y sólo una en el caso de la yagán. La lengua kunza (de los atacameños) aparece inactiva y sobre la kakauhua (una de las lenguas alacalufes), no hay información.
“La situación de las lenguas
indígenas en Chile es de extremo riesgo de pérdida o extinción, dado que un
factor preponderante de su vitalidad es que los jóvenes y niños aprendan y usen
su lengua materna, asunto que hoy en día ocurre bastante poco”, dice Alberto
Pizarro Chañilao, director nacional de la Conadi, que agrega que es posible
salvarlas con programas y la participación de la comunidad.
El lenguaje de señas, por otro lado,
está en desarrollo y el quechua es la única de las lenguas nativas en un estado
“vigoroso”. El idioma originario de los Andes centrales es una de las 420
lenguas vivas catastradas en el continente, de acuerdo al Atlas sociolingüístico
de pueblos indígenas en América Latina.
Inge Sichra, sociolingüista
y coordinadora del atlas, dice que en la región hay una tendencia hacia la
interculturalidad, pero no al multilingüismo. “En varios países, y aún en
varias regiones dentro de los países, hay movimientos de reivindicación
territorial, cultural, política que no consideran las lenguas indígenas como
parte de sus herramientas u objetivos. Hay muchos ejemplos de avance de
participación política indígena en castellano, sin consideración de ellas más
allá de su utilización simbólica”, dice. En Chile y Colombia, agrega, hay
movimientos que sí consideran la lengua como medio y fin de su lucha.
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