Casi todos los fines de semana me
preguntan muchas amistades y clientes sobre la “supuesta necesidad” de
especificar ambos géneros (masculino y femenino), cuando la Real Academia de la
Lengua Española (RAE) lo tiene bien definido; me refiero a que el género
gramatical nada tiene que ver con el sexo.
Me relajaré un poco y no seré tan purista: una cosa es que se utilice
esporádicamente la arroba (@) para integrar los dos géneros en los correos
dirigidos a familiares y amigos, circunscritos
al ámbito privado, donde el lenguaje se relaja y suele escribirse de un modo
más coloquial, y otra MUY
DISTINTA que se emplee en escritos públicos o documentos formales, donde
debemos seguir estrictamente la norma de la RAE.
He aquí un ejemplo:
L@S MÁS ELEGANTES
Ellas. Carla Bruni
(repite), la jerarca Sheika Mozah, la duquesa Catalina de Cambridge Lagarde, la
princesa Charlene de Mónaco y Jane Lauder Warsh. En 2010 también estaban en la
lista Tatania Santo Domingo, Diane Kruger, la princesa Mary de Dinamarca y Hope
Atherton.
Ellos. Mario D’Uso,
Arpad Busson, Alejandro Santo Domingo, Colin Firth y Jenson Button. El año
pasado el español Javier Bardem figuraba en la lista, así como Martín Scorsese
y el príncipe Heinrich von und Zu Füstenberg.
En este ejemplo que les muestro, esta doble mención que
propone la arroba es además innecesaria, puesto que más abajo especifica Ellas y Ellos.
Parece que (para muchos) no queda suficientemente claro que el artículo masculino plural los comprende por igual a los individuos de ambos sexos.
Parece que (para muchos) no queda suficientemente claro que el artículo masculino plural los comprende por igual a los individuos de ambos sexos.
¿Cuál es el obstáculo para no usar el genérico masculino?
Decimos “Me
gustan los tigres”, no “Me gustan los tigres y las
tigresas”. Igual que solo
podemos decir las
cigüeñas, porque cigüeña no masculiniza.
Copio parte de la información que nos facilita el “Diccionario panhispánico de dudas” en relación al uso de la arroba:
Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la
reciente, innecesaria y absurda costumbre de hacer siempre explícita la alusión
a los dos sexos (los niños y las niñas,
los ciudadanos y ciudadanas, etc.),
veo en mi modesto recorrido literario que ha comenzado a usarse en carteles y
circulares el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para
integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya
que este signo “parece” incluir en su trazo las vocales "a" y "o": “l@s niñ@s”.
Debe tenerse en cuenta que la arroba NO ES un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es
inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad
de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves
inconsistencias, como ocurre en “Día
del Niñ@”, donde la
contracción “del” solo es válida para el masculino niño.
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