Artículo de mi autoría publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición N° 21 del mes de enero-febrero de 2013. Revista mensual y regional porque circula en algunas provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, la misma que es dirigida por el Sr. Hernán Suárez Vásquez y en donde soy “Asesor Gramatical" y "Escritor”.
Un carpintero de edad avanzada, por motivos familiares pidió que le adelanten su jubilación en una constructora en la que había laborado años. Al manifestarle su intención al jefe, este le pidió que antes de dejar la compañía le construyera una última casa. El carpintero “gustoso” aceptó; sin embargo, no puso todo de su parte al realizar el trabajo y al final entregó una casa de calidad inferior a la acostumbrada. ¡Se sorprendió al ver que su jefe le entregaba las llaves, mientras le decía: “Esta es tu casa! Es un regalo de la constructora para ti.
Cada cosa que hacemos, por más pequeña que sea, repercute en nuestra vida diaria, y por cada uno de nuestros actos hay algo que recibimos. Solamente de nosotros depende que recibamos poquísimo o algo significativo. De ahí que, a diferencia del carpintero de esta historia, debemos estar siempre entusiasmados a poner en uso toda nuestra capacidad, y no estar dándonos nuestras sobras (el dinerito que me sobra –le llaman ahorros– el tiempo que me sobra –le llaman libre– el trabajo que me sobra, etc.; puras sobras se da mucha gente a sí misma). ¿Con sobras harías un buen manjar? Date lo mejor de ti, es decir, hagamos todo con pasión, empeño, entusiasmo… y no por obligación, aunque sea muy poco el pago material que recibamos.
En la escuela, colegio, instituto o universidad es usual que las labores se hagan solo por la motivación de la nota. En la mayoría de centros de trabajos sucede lo mismo: la actividad se realiza únicamente por el impulso del pago. Así, a menudo nos encontramos con trabajadores que se lamentan de lo aburridos o desmotivados que se sienten porque en realidad no hacen lo que les interesa… ¿o no se interesan en lo que hacen?
El trabajo diario debe incluir nuestros más profundos valores y pasiones, sentimientos y compromisos o, de otro modo, no es un trabajo, es solo un puesto, y un puesto es aquello que nos permite pagar las deudas pero no da satisfacción real, además de ser un círculo vicioso de difícil salida. El trabajo es algo que afecta el corazón y que expresa nuestro ser, por eso la necesidad de hacer lo que nos gusta; trabajar por vocación, no por obligación. Entonces, podemos inferir que en el Perú hay escasez de trabajadores. Casi todas las personas, cuando conseguimos un trabajo lo vemos como la panacea que –principalmente– nos va a solucionar nuestras angustias económicas y, por ende, nos olvidamos de ponerle entusiasmo a nuestra labor. A pesar de que podamos tener aflicciones económicas, es totalmente negativo y absurdo llevar estas angustias al centro de labores.
Permítanme explicarles que no hay trabajo pequeño ni grande: “En una obra de teatro, por ejemplo, puede haber un papel con muy poco diálogo, pero si el autor le confiere gran valor a lo que hace y se concentra en el sentido y en la motivación del ser que está expresando a través de esas cortas líneas, difícilmente el personaje pasará inadvertido entre el público”.
El problema, casi siempre, somos nosotros mismos, ya que nos cuesta muchísimo utilizar nuestra libertad-responsabilidad (asumirnos). Sin embargo, varias veces sentimos que esa libertad nos ahoga, nos genera ansiedad y terminamos haciendo lo mismo de siempre: copiando, imitando o actuando en automático; es decir, en forma inconsciente y pasiva, no proactiva. Por lo tanto, ya sabes que poco interesa el qué, lo importantísimo es el CÓMO; eso es lo que hace la diferencia. Esa premisa básica aplícala para todo en tu vida.
En el guión de nuestra propia vida, nosotros somos los autores. Tenemos la libertad de escribir líneas principales y secundarias (asumiéndonos), de crear el personaje como mejor nos parezca, con mucho entusiasmo, con aciertos y errores. Pero, para escribir y actuar ese guión, necesitamos descubrir nuestra motivación y mantener vivo el interés y el entusiasmo en todas nuestras acciones. Puesto que estamos construyendo nuestra propia casa (vida), debemos hacerla con gran entusiasmo, con los mejores materiales y no con nuestras sobras como suele ser común; salvo mejor parecer.
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