Artículo de mi autoría publicado exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición N° 20 del mes de diciembre de 2012. Revista mensual dirigida por el Sr. Hernán Suárez Vásquez.
A propósito del final de este año, considero muy importante y trascendental darle luz a nuestros posibles capítulos oscuros vividos en el 2012 para reavivar el espíritu de solidaridad y de renacer en nuestras buenas acciones, porque la vida siempre nos regala oportunidades para ser felices, construyendo y contribuyendo que muchas veces nosotros mismos, por temores infundados, nos damos el inmenso lujo de perderlas, ignorarlas y olvidarlas.
A propósito del final de este año, considero muy importante y trascendental darle luz a nuestros posibles capítulos oscuros vividos en el 2012 para reavivar el espíritu de solidaridad y de renacer en nuestras buenas acciones, porque la vida siempre nos regala oportunidades para ser felices, construyendo y contribuyendo que muchas veces nosotros mismos, por temores infundados, nos damos el inmenso lujo de perderlas, ignorarlas y olvidarlas.
En el transcurso del presente año que se
va, ¿cuántas veces nos hemos parado a ver una puesta de sol? ¿Cuántas veces nos
hemos detenido a admirar la majestuosidad de la naturaleza? ¿Cuántas veces nos
hemos detenido a tomar consciencia de que las más grandes maravillas del mundo
las llevamos dentro?, como por ejemplo:
el poder ver, escuchar, oler, sentir, pensar, etc. Entonces,
aprovechemos esta Fiesta Universal para reflexionar y ver que nosotros
somos seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios. Por esa razón, en
nuestros corazones debe existir siempre el sentimiento de gratitud por el más
grande y maravilloso intangible que nos han prestado: La vida, la misma que
jamás debemos disfrutarla, sino aprovecharla.
La Navidad es día de amor, de
optimismo, de fiesta y, sobre todo, de reflexión acerca de nuestras acciones,
así como también de los logros y triunfos obtenidos en el presente año que se
va. Por tal motivo, en este día tan importante, hagamos un balance de fin de
año al interior de nuestras vidas de todos nuestros intangibles, así como
también un inventario para el nuevo año que viene, ya que esta Fiesta Universal
debe llevarnos a una motivación enorme sin importarnos cuán oscuros puedan
haber sido algunos capítulos de nuestras vidas en el año que culmina.
Mientras el Creador nos siga presando vida
no la disfrutemos, sino aprovechémosla como una gran oportunidad para
superarnos más, para enmendar lo que posiblemente no supimos hacer bien, para
respirar hondo, para valorarnos más y tomar consciencia de que nuestros
posibles errores o defectos podemos transformarlos en grandes virtudes,
aceptando como Regalo Divino cada alborada y dar gracias a Dios por todo ello,
ya que lo más maravilloso en la vida no es tanto el lugar que hemos alcanzado,
sino la dirección en que nos estamos moviendo.
Estas dos Fiestas Trascendentales,
considero que es una invitación para analizar cada meta o propósito asumido, y
entender que Dios jamás nos da frutos maduros. Él nos proporciona semillas
fértiles que cada uno de nosotros tiene que -con trabajo, tesón e inteligencia-
saber cultivar y cosechar. Por lo tanto, el Señor siempre nos abrirá un
universo infinito de posibilidades para reordenar nuestro futuro y seguir
construyendo nuestras vidas; la decisión es nuestra.
“Errar es humano, perseverar en el error es diabólico”
-Anónimo-
Entonces, que esta Navidad y Año Nuevo
signifiquen para todos nosotros dos días de mucha reflexión, un segundo
nacimiento y una nueva oportunidad para seguir mejorando en este próximo año,
asumiendo retos, desafíos, metas, propósitos y contribuciones los 365 días del
2013. Salvo mejor parecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario