domingo, 1 de noviembre de 2015

¿INCAPACIDAD O DISCAPACIDAD?

Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 68 del mes de octubre de 2015. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde –además de "Escritor"–, soy el responsable de la "Corrección Gramatical" de gran parte de dicha revista.
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Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Desde muy pequeño, y cada vez que veía a alguien caminar con muletas, he escuchado a algún adulto decir: “¡Ve ese señor inválido!”. Ya más grandecito, me di cuenta de que la palabra “inválido” significa que no vale, que no sirve, lo cual me pareció absurdo decirle a alguien que no vale por el simple hecho de tener alguna limitación física (el prefijo “in” significa nulidad o carencia).

“El precio te lo puede colocar la gente, pero el valor te lo pones tú mismo”
–T. Harv Eker–

Hoy en día, observo que muchas personas confunden varios vocablos relacionados con estas dos palabras:incapacidad” con “discapacidad”, ¡incluso hasta profesionales de la salud! Eso me parece muy espantoso, ni siquiera son sinónimos en absoluto. A continuación daré una breve comparación de la definición de cada una y los tipos que existen.

El término “discapacidad” fue aceptado por la Real Academia de la Lengua Española hace unos 12 años. Existen otras palabras más comunes como “incapacidad”, “minusválido”, “inválido”, etc. que pueden dar a entender que las personas con discapacidad son personas “sin habilidad”, “de menor valor” o “sin valor”. En comparación con estas tres últimas acepciones, la discapacidad tiene que ver únicamente con la “disminución de una capacidad en algún área específica”, por lo que, el uso de este término reconoce que todos los individuos que poseen alguna discapacidad tienen mucho que contribuir a nuestra sociedad. Por si fuera poco, en la gran mayoría de peruanos –incluidos muchísimos profesionales de hoy–, si los comparamos intelectualmente con la gente promedio de las grandes potencias del mundo, vemos deplorablemente que numerosísimos de ellos tienen una discapacidad intelectual y no están conscientes de eso. Sin embargo, estos son los primeros en burlarse solapadamente de otros que tienen alguna discapacidad física; limitación, que me parece, de menor magnitud con respecto a la intelectual.

“Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento”
–Eleanor Roosevelt–

DISCAPACIDAD: La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) define la discapacidad como “la pérdida de la capacidad funcional secundaria, con déficit en un órgano o función, y que trae como consecuencia una reducción (no nulidad) en el funcionamiento intelectual y en la capacidad para afrontar las demandas cotidianas del entorno social.” Es decir, tiene alguna limitación física o intelectual, pues el prefijo “dis” significa merma, baja o reducido.

Tipos de discapacidad: Físicas, que afectan a los movimientos como la columna bífida, síndrome post-polio o parálisis cerebral, etc.
Sensoriales, afectan a uno o más sentidos como la ceguera o sordera.
Cognitivas como el autismo, etc.

INCAPACIDAD: Según la Real Academia de la Lengua Española lo define así:1- f. Carencia de capacidad para hacer, recibir o aprender algo. 2- f. Falta de entendimiento o inteligencia. 3- f. Falta de preparación o de medios para realizar un acto. 4- f. Estado transitorio o permanente de una persona que, por accidente o enfermedad, queda anulada en su capacidad laboral. 5- f. Der. Carencia de aptitud legal para ejercer válidamente determinados actos, o para ejercer determinados cargos públicos.” 

Repito, en nuestra sociedad existe, aun hoy en día, una gran confusión acerca de la diferencia entre una “incapacidad” y una “discapacidad”, la cual provoca la errónea visión de que las personas con alguna discapacidad no pueden realizar las actividades que los demás realizan, tales como ir a la universidad, trabajar o hacer ejercicio.

Como ya hemos visto, las discapacidades se refieren a alguna limitación provocada por una alteración física o intelectual por el cual la persona no puede realizar ciertas actividades de la vida cotidiana. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de las personas discapacitadas SÍ pueden realizar, con mayor dificultad tal vez, muchísimas de las actividades que las personas comunes hacen, incluyendo tener un trabajo que les permita valerse por sí mismas. 

En cambio, la incapacidad se refiere más bien a un estado, que puede ser permanente o transitorio, provocado por algún accidente o enfermedad que impida a una persona la capacidad de estudiar o laborar; por tanto, no puede valerse por sí misma. 

Los discapacitados no son incapacitados a pesar de las dificultades que se les presenten para realizar las actividades comunes, pues con apoyo y tratamientos adecuados pueden hacerlo. Lo importante es que consideremos a las personas con discapacidad como iguales y que se les dé la oportunidad de desarrollar las mismas actividades que cualquier persona, entre ellas trabajar. Sobre todo, animarlos a que lo conciban, ya que muchas veces lo necesario es que se les haga entender que pueden hacerlo. Olvidemos los prejuicios que nos hemos formado y demos espacio a nuevas formas de ver a las personas discapacitadas como miembros activos de nuestra sociedad. Tampoco quiero decir que a las personas incapacitadas debemos subestimarlas; nada de eso.

Acaso, ¿han olvidado que absolutamente todos hemos nacido temporalmente incapacitados? (observen a los bebés). Al final de nuestras vidas también vamos a estar incapacitados o, al menos, discapacitados cuando lleguemos a ancianos, si es que no hemos muerto antes.

En resumidas cuentas, los médicos especialistas (psicólogos, psiquiatras, neurólogos, neumólogos, cardiólogos, etc.) son los únicos que pueden evaluar a alguien y calificarlo como discapacitado o incapacitado, salvo mejor parecer.

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