domingo, 27 de julio de 2014

LAS CRÍTICAS

Por Nicanor Alfredo Camacho Núñez

Artículo publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición N° 30 del mes de julio de 2014. Publicación mensual y regional porque circula en varias provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, dirigida por el Sr. Hernán Baltazar Suárez Vásquez y en donde –además de “Escritor”– soy el responsable de la "Corrección Gramatical” de una parte de dicha revista.

-------------------------------------------------------------------

Cuando asistas a una reunión de cualquier índole, has el experimento de ser muy sociable (por si acaso, para que te evalúes a ti mismo); participa en diferentes grupos, pero no hables una palabra; solo escucha. Posiblemente oigas que un grupo juzga a una persona ausente diciendo algo como: “me parece muy bien que despidan a Pepe, era un tipo flojo”, o “¿has visto lo mal vestida que ha venido la fulanita?” Continuarán juzgando hasta que te toque tu turno. Cuando te toque y no juzgues a nadie, ocurrirá el fenómeno de arrepentimiento en masa. Seguro que habrá alguien que diga arrepentido: “Sí, pero en el fondo, Pepito era buena gente”

¿Por qué tendemos a juzgar a las personas ausentes? Simplemente por el deseo de nuestro ego (ubicado en nuestra subconsciencia) de subir imaginariamente nuestro sentimiento de valor o autoestima. Mientras menos autoestima, mayor necesidad de criticar. Al juzgar a alguien, imaginariamente la devaluamos y nos ubicamos por encima de ella. Amigo, cuando has criticado a alguien, ¿no has sentido una satisfacción (ficticia) de superioridad? ¡No te vayas a engañar! Esto es muy deplorable, cuanto más se critica a alguien, menos autoestima se tiene, por lo tanto, para ese subnormal es una necesidad el criticar. Observémonos a nosotros mismos con qué frecuencia criticamos y qué tan bien nos sentimos.

Cada vez que critiquemos a alguien tengamos muchísimo cuidado de ver cuál es en el fondo el objetivo de nuestra crítica, lo más probable es que sea para sentirnos bien. Rarísimas son las ocasiones que criticamos para construir, la gran mayoría de veces es por falta de autoestima. Ponte a prueba haciendo lo contrario: ¿Te resulta placentero reconocer méritos ajenos? A pesar que algunas veces nos beneficiamos de esos méritos¡Qué hipocresía!

“He aprendido que un hombre tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, solo cuando ha de ayudarle a levantarse”                              
 –Gabriel  García  Márquez–

Nunca está mal buscar la excelencia. Pero la próxima vez que tengamos la necesidad de criticar a alguien, critiquémonos a nosotros mismos, pues solo así –exigiéndonos a nosotros mismos– podremos obtener la excelencia. Las críticas son eso: “los defectos que tenemos nosotros, esos mismos es lo que nos decimos, pero poniéndole nombre de otra persona”. Dicho de otro modo: la víctima es un espejo de nosotros mismos, ahí vemos nuestros defectos, pero evidentemente nuestro ego nos engaña o nos protege haciendo criticar tomando el nombre de alguien, y nosotros creemos nuestras propias mentiras al sentir un aparente bienestar.
 
 “Cuando veas a una persona buena trata de imitarla; cuando veas a una persona mala, examínate a ti mismo”                           
–Kung  Tse  (Confucio)–

…Igualmente, si otro es el que se te acerca a criticar de alguien, deberías sentir pánico, pues eres tú, y nadie más que tú, el que está atrayendo a un subnormal hacia ti; le estás inspirando confianza. Tú eres el medio propicio de ese subnormal que se te acerca; no es la casualidad. Obsérvate detenidamente, ya que si tú no eres tan anormal, pues nadie, con esas características, se te va a acercar. Así que si un subnormal se te acerca, no lo evalúes a él, evalúate a ti mismo porque tú eres su medio adecuado de ese subnormal. Analízate cómo te has venido comportando desde hace algún tiempo para que le estés inspirando confianza o el medio adecuado para sus críticas.

Un filósofo dijo una vez: toda persona siempre busca a alguien con similares características o cosas en común para agruparse. Observa a los que les gusta el estudio, se juntan entre ellos; a los que les gusta los bailes, se juntan entre ellos; a los que les gusta la mariconada, se juntan entre ellos; a los que les gusta el trago, se juntan entre ellos, etc. Es imposible que se busquen y congenien seres opuestos que no tengan nada en común.

Así que, moderémonos y dejemos de criticar por placer, ya que, criticando, hacemos invitaciones o propiciamos el medio adecuado para que se nos acerquen los subnormales. Por lo tanto, ¿congenias muy bien con criticones, subnormales o, mejor dicho, con chismosos? ¿Sientes satisfacción escuchando críticas de alguien? Si ese es tu caso, urgente, tienes que hacer algo por recuperar tu autoestima, y eso te tomará muchos años.

“Si andas con perros, aprenderás a ladrar”                         
–Miguel  Ángel  Cornejo–

Es importantísimo ver el medio en donde nos estamos desenvolviendo, no se trata de arrogancia o soberbia, ni mucho menos de menospreciar a nadie. Erradiquemos la necesidad de criticar y busquemos las mejores personas para interactuar, ya que el medio y el entorno son cruciales para nuestro desarrollo –personal o profesional–, como ya lo hemos podido ver.

El medio ambiente influye y hasta condiciona, por eso la gran necesidad de ver con quiénes alternamos, pues nosotros somos mucho más que egos. Es nuestro reto deshacer las cadenas que nos esclavizan al ego, debemos mantenerlo subyugado, ya que erradicar el ego es imposible. Mejor dicho, seamos conscientes en todo momento, porque es muy fácil sacar las piedras que están en un recipiente de agua, pero es imposible sacar la sal disuelta del agua (excepto con procesos químicos). Así es nuestro ego, está disuelto en nuestra personalidad, imposible de sacarlo, simplemente mantengámoslo debajo de nuestra consciencia para no tener la necesidad de criticar, salvo mejor parecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario