Artículo
publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su
edición N° 30 del mes de julio de 2014. Publicación mensual y regional porque
circula en varias provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y
Cajamarca, dirigida por el Sr. Hernán Baltazar Suárez Vásquez y en donde
–además de “Escritor”– soy el responsable de la "Corrección Gramatical” de
una parte de dicha revista.
-------------------------------------------------------------------
Cuando asistas a una
reunión de cualquier índole, has el experimento de ser muy sociable (por si
acaso, para que te evalúes a ti mismo); participa en diferentes grupos, pero no
hables una palabra; solo escucha. Posiblemente oigas que un grupo juzga a una
persona ausente diciendo algo como: “me parece muy bien que despidan a Pepe, era
un tipo flojo”, o “¿has visto lo mal
vestida que ha venido la fulanita?” Continuarán juzgando hasta que te toque
tu turno. Cuando te toque y no juzgues a
nadie, ocurrirá el fenómeno de arrepentimiento en masa. Seguro que habrá
alguien que diga arrepentido: “Sí, pero en el fondo, Pepito era buena
gente”
¿Por qué tendemos a juzgar
a las personas ausentes? Simplemente por el deseo de nuestro ego (ubicado en
nuestra subconsciencia) de subir imaginariamente
nuestro sentimiento de valor o autoestima. Mientras menos autoestima, mayor
necesidad de criticar. Al juzgar a alguien, imaginariamente la devaluamos y nos
ubicamos por encima de ella. Amigo, cuando has criticado a alguien, ¿no has
sentido una satisfacción (ficticia) de superioridad? ¡No te vayas a engañar!
Esto es muy deplorable, cuanto más se critica a alguien, menos autoestima se
tiene, por lo tanto, para ese subnormal es una necesidad el criticar. Observémonos a nosotros mismos con qué
frecuencia criticamos y qué tan bien
nos sentimos.
Cada vez que critiquemos a
alguien tengamos muchísimo cuidado de ver cuál es en el fondo el objetivo de
nuestra crítica, lo más probable es que sea
para sentirnos bien. Rarísimas son las ocasiones que criticamos para
construir, la gran mayoría de veces es por falta de autoestima. Ponte a prueba
haciendo lo contrario: ¿Te resulta
placentero reconocer méritos ajenos? A pesar que algunas veces nos beneficiamos
de esos méritos… ¡Qué hipocresía!
“He aprendido que un hombre tiene derecho a mirar a otro hacia
abajo, solo cuando ha de ayudarle a levantarse”
–Gabriel García
Márquez–
Nunca está mal buscar la
excelencia. Pero la próxima vez que tengamos la necesidad de criticar a
alguien, critiquémonos a nosotros
mismos, pues solo así –exigiéndonos a nosotros mismos– podremos obtener la
excelencia. Las críticas son eso:
“los defectos que tenemos nosotros, esos mismos es lo que nos decimos, pero
poniéndole nombre de otra persona”. Dicho de otro modo: la víctima es un espejo de nosotros mismos, ahí vemos nuestros
defectos, pero evidentemente nuestro ego nos engaña o nos protege haciendo
criticar tomando el nombre de alguien,
y nosotros creemos nuestras propias mentiras al sentir un aparente bienestar.
“Cuando veas a una persona buena trata de imitarla; cuando veas a
una persona mala, examínate a ti mismo”
–Kung Tse (Confucio)–
…Igualmente, si otro es el
que se te acerca a criticar de alguien, deberías sentir pánico, pues eres tú, y
nadie más que tú, el que está atrayendo a un subnormal hacia ti; le estás
inspirando confianza. Tú eres el medio
propicio de ese subnormal que se te acerca; no es la casualidad. Obsérvate
detenidamente, ya que si tú no eres tan anormal, pues nadie, con esas
características, se te va a acercar. Así que si un subnormal se te acerca, no
lo evalúes a él, evalúate a ti mismo porque tú eres su medio adecuado de ese
subnormal. Analízate cómo te has venido comportando desde hace algún tiempo
para que le estés inspirando confianza o el medio adecuado para sus críticas.
Un filósofo dijo una vez: toda persona siempre busca a alguien
con similares características o cosas en común para agruparse. Observa a los
que les gusta el estudio, se juntan entre ellos; a los que les gusta los
bailes, se juntan entre ellos; a los que les gusta la mariconada, se juntan
entre ellos; a los que les gusta el trago, se juntan entre ellos, etc. Es imposible que se busquen y congenien
seres opuestos que no tengan nada en común.
Así que, moderémonos y
dejemos de criticar por placer, ya que, criticando, hacemos invitaciones o
propiciamos el medio adecuado para que se nos acerquen los subnormales. Por lo
tanto, ¿congenias muy bien con criticones, subnormales o, mejor dicho, con
chismosos? ¿Sientes satisfacción escuchando críticas de alguien? Si ese es tu
caso, urgente, tienes que hacer algo
por recuperar tu autoestima, y eso te tomará muchos años.
“Si andas con perros, aprenderás a ladrar”
–Miguel Ángel Cornejo–
Es importantísimo ver el
medio en donde nos estamos desenvolviendo, no se trata de arrogancia o soberbia,
ni mucho menos de menospreciar a nadie. Erradiquemos la necesidad de criticar y busquemos las mejores personas para
interactuar, ya que el medio y el entorno son cruciales para nuestro desarrollo
–personal o profesional–, como ya lo hemos podido ver.
El medio ambiente influye y
hasta condiciona, por eso la gran necesidad de ver con quiénes alternamos, pues
nosotros somos mucho más que egos. Es nuestro reto deshacer las cadenas que nos
esclavizan al ego, debemos mantenerlo subyugado, ya que erradicar el ego es
imposible. Mejor dicho, seamos conscientes en todo momento, porque es muy fácil
sacar las piedras que están en un recipiente de agua, pero es imposible sacar
la sal disuelta del agua (excepto con procesos químicos). Así es nuestro ego,
está disuelto en nuestra personalidad, imposible de sacarlo, simplemente mantengámoslo
debajo de nuestra consciencia para no tener la necesidad de criticar, salvo
mejor parecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario