El antiguo calendario romano tenía diez meses, desde marzo hasta
diciembre, seis de treinta días y cuatro de 31 días, lo que daba un total de
304 días, más un lapso invernal de unos sesenta días durante el cual no se
registraba la fecha.
Según la tradición, el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, estableció en
el siglo VIII a. de C. los meses de enero y febrero.
ENERO –en latín, Januarius–, con 31
días, fue creado en homenaje al dios Jano, representado con dos caras, que
regía las entradas y los comienzos, y pasó a ser el primer mes del año,
desplazando a marzo. Se cree que la medida haya obedecido al hecho de que los
cónsules se elegían en enero.
En bajo latín hispánico se llamó janairo, luego en lengua romance janero y finalmente enero. En portugués se asentó janeiro, en inglés january, en francés janvier, en italiano gennaio.
En bajo latín hispánico se llamó janairo, luego en lengua romance janero y finalmente enero. En portugués se asentó janeiro, en inglés january, en francés janvier, en italiano gennaio.
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