Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Artículo
publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su
edición N° 27 del mes de diciembre de 2013. Publicación mensual y regional
porque circula en varias provincias de los departamentos de La Libertad,
Lambayeque y Cajamarca, la misma que es dirigida por el Sr. Hernán Baltazar
Suárez Vásquez y en donde –además de “Escritor”– soy el responsable de la "Corrección Gramatical” de gran parte de
dicha revista.
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“Hay cuatro cosas que nunca más vuelven: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una oportunidad desaprovechada”
–Proverbio Árabe–
Si le preguntas a un
fracasado qué es el éxito, lo más probable, te dirá: es una cuestión de suerte.
Pues bien, el éxito es la relación
intrínseca entre la oportunidad y el estar preparado. Si no estamos
preparados para algo y se nos presenta la oportunidad, simplemente la veremos
pasar boquiabiertos –como es común en la
mayoría de nosotros– y nada más. Pero si nos hemos preparado para algo y se nos
presenta la oportunidad, o mejor dicho la buscamos, simplemente la vamos a
aprovechar. Por eso es que el mediocre y el fracasado, al no tener el valor ni
la hidalguía de reconocer el éxito ajeno, se limitan a justificarse a sí mismos
(y no ante otros) que el éxito es pura
suerte; nada más estúpido. Es que, en estos casos, el éxito ajeno reta,
desafía, duele ¿No lo has sentido alguna vez? De ahí que para muchos nos
incomoda.
“No hay premios ni castigos, solo consecuencias”
–Anónimo–
El prepararse para algo que
uno desee o necesite es la mejor forma de evitar desperdiciar oportunidades en la
vida, no hay otra manera. Con esto de preparación, no me refiero únicamente a
universitaria; hablo de preparación en general, sin adverbios ni adjetivos
calificativos. La preparación que tú consideres conveniente, cualquiera sea la
índole.
“Es tu ACTITUD y no tu APTITUD la que determina tu ALTITUD”
–Albert Einstein–
Por eso es que para muchos –repito–
el éxito ajeno duele, porque les significa un reto o un desafío, y al no
haberse preparado para algo que el amigo sí lo estuvo y encontrando la
oportunidad la aprovechó inexorablemente… Pues, el que no pudo o no quiso
prepararse se engañará diciendo ante todo el mundo que “el amigo ha tenido suerte”. Es la manera más fácil, y hasta
cobarde, de conformarse o justificarse a sí mismo la poca capacidad o valor
para hacer algo.
“Nos engañamos al considerar que la muerte está lejos de nosotros,
cuando la mayor parte de ella ya ha pasado, porque todo el tiempo transcurrido sin aprovecharlo pertenece a la muerte”
–Lucio Anneo Séneca–
Así que la próxima vez que
veas a alguien tener algún éxito, ten muchísimo cuidado de no decir: ¡Qué suerte ha tenido el fulano! Pues
es tu ego –ubicado en la subconsciencia– el que te hace decir conscientemente
tal aberración y no reconocer su gran labor. Esta es una de las tantas maneras
en que nuestro ego nos hace para engañarnos y no sentirnos tan mal ante alguien
que consiguió un éxito y que tú no lo has logrado. Por lo tanto, preparémonos
simplemente. Preparación para todo, ya que una bala disparada, una palabra
hablada, un tiempo pasado y, sobre todo, una
oportunidad desaprovechada nunca más vuelven; salvo mejor parecer.
“Cuenta los días de tu vida, y verás cuán pocos y desechados han
sido los que has tenido para ti”
–Lucio Anneo Séneca–
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