domingo, 12 de enero de 2014

CUATRO COSAS...

Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Artículo publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes” (Chepén) en su edición N° 27 del mes de diciembre de 2013. Publicación mensual y regional porque circula en varias provincias de los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, la misma que es dirigida por el Sr. Hernán Baltazar Suárez Vásquez y en donde –además de “Escritor”– soy el responsable de la "Corrección Gramatical” de gran parte de dicha revista.
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“Hay cuatro cosas que nunca más vuelven: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una oportunidad desaprovechada
–Proverbio  Árabe–

Si le preguntas a un fracasado qué es el éxito, lo más probable, te dirá: es una cuestión de suerte. Pues bien, el éxito es la relación intrínseca entre la oportunidad y el estar preparado. Si no estamos preparados para algo y se nos presenta la oportunidad, simplemente la veremos pasar boquiabiertos  –como es común en la mayoría de nosotros– y nada más. Pero si nos hemos preparado para algo y se nos presenta la oportunidad, o mejor dicho la buscamos, simplemente la vamos a aprovechar. Por eso es que el mediocre y el fracasado, al no tener el valor ni la hidalguía de reconocer el éxito ajeno, se limitan a justificarse a sí mismos (y no ante otros) que el éxito es pura suerte; nada más estúpido. Es que, en estos casos, el éxito ajeno reta, desafía, duele ¿No lo has sentido alguna vez? De ahí que para muchos nos incomoda.

“No hay premios ni castigos, solo consecuencias”
–Anónimo–

El prepararse para algo que uno desee o necesite es la mejor forma de evitar desperdiciar oportunidades en la vida, no hay otra manera. Con esto de preparación, no me refiero únicamente a universitaria; hablo de preparación en general, sin adverbios ni adjetivos calificativos. La preparación que tú consideres conveniente, cualquiera sea la índole.

“Es tu ACTITUD y no tu APTITUD la que determina tu ALTITUD”
–Albert Einstein–

Por eso es que para muchos –repito– el éxito ajeno duele, porque les significa un reto o un desafío, y al no haberse preparado para algo que el amigo sí lo estuvo y encontrando la oportunidad la aprovechó inexorablemente… Pues, el que no pudo o no quiso prepararse se engañará diciendo ante todo el mundo que “el amigo ha tenido suerte”. Es la manera más fácil, y hasta cobarde, de conformarse o justificarse a sí mismo la poca capacidad o valor para hacer algo.

“Nos engañamos al considerar que la muerte está lejos de nosotros, cuando la mayor parte de ella ya ha pasado, porque todo el tiempo transcurrido sin aprovecharlo pertenece a la muerte”
–Lucio  Anneo  Séneca–

Así que la próxima vez que veas a alguien tener algún éxito, ten muchísimo cuidado de no decir: ¡Qué suerte ha tenido el fulano! Pues es tu ego –ubicado en la subconsciencia– el que te hace decir conscientemente tal aberración y no reconocer su gran labor. Esta es una de las tantas maneras en que nuestro ego nos hace para engañarnos y no sentirnos tan mal ante alguien que consiguió un éxito y que tú no lo has logrado. Por lo tanto, preparémonos simplemente. Preparación para todo, ya que una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y, sobre todo, una oportunidad desaprovechada nunca más vuelven; salvo mejor parecer.

“Cuenta los días de tu vida, y verás cuán pocos y desechados han sido los que has tenido para ti”
–Lucio  Anneo  Séneca–

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