Por:
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Este es un
artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la "Revista
Avancemos" (Chepén) en
dos ediciones simultáneas (Nº 54 y Nº 55) del mes de noviembre de 2013. Es una
publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde
–además de ser "Escritor"–, soy el responsable de la "Corrección
Gramatical" de gran parte de dicha revista.
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¿Reconoces estas expresiones?: “No tengo tiempo”, “no tengo
recursos”, “no me dejan trabajar”, “hay mucha competencia”, “me avisaron
tarde”, “la culpa es de otro departamento”, “por el trabajo que tengo no puedo
entrenar mis piernas” (caso de muchos deportistas varones), etc. ¿Sabías que las
excusas o justificaciones son la
distancia más corta y fácil entre la responsabilidad y la irresponsabilidad? y
que, además, ¿es un acto de cobardía que primordialmente las dan los que tienen
problemas de autoestima y de personalidad?
Responsable no es únicamente el que siempre llega cinco minutos antes al
trabajo; responsabilidad es –principalmente–
asumirse, es ser libre.
Cuando el mal hábito de las
justificaciones se asienta en nuestras vidas (lo cual muchos ya lo llevamos
desde niños), es como si le sacasen las llantas a un carro de doble tracción 4
x 4. Dentro del vehículo uno siente que el motor está prendido, que puede
acelerar a fondo y sentir toda su potencia, pero no se llega a ningún lado. Entonces, pasemos de lleno al tema
que nos ocupa.
Cuando damos una excusa o
justificación, “no nos hacemos responsables” y –lo que es peor– dejamos de
perseverar. Presuponemos cobardemente que una circunstancia ajena o externa a
nosotros es más poderosa y domina nuestro futuro.
“El ignorante y el imbécil no esperan el mal ni el bien de sí
mismos, sino de otros”
–Epícteto de Frigia–
Si son tan negativas las
excusas o justificaciones, ¿por qué lo hacemos? A los que tienen poca
autoestima les cuesta muchísimo trabajo admitir sus equivocaciones, pues ello
confirmaría que son incompetentes. Culpar a otros de sus errores aleja –supuestamente–
la sensación de inferioridad generada por el incumplimiento de sus responsabilidades.
“Aparentemente las excusas son muy útiles:
reducen el trabajo y son gratuitas”. Lo único que se necesita es un poco de
creatividad (esto nos sobra) para que parezcan verdaderas.
“Si no actúas como piensas, vas a terminar pensando como actúas”
–Blas Pascal–
Pero, las excusas tienen el
altísimo costo escondido de mermar nuestra responsabilidad, nuestra eficiencia
y, sobre todo, nuestra personalidad, generando una pobre imagen; y la imagen no
está en las modas ni en las marcas, sino dentro de la cabeza: actitud.
“Es tu ACTITUD y no tu APTITUD la que determina tu ALTITUD”
–Albert Einstein–
Según el doctor en
Psicología Pierre Lanarés: los
padres normalmente celebran con amor y alegría los logros y aciertos de los
niños. Pero otros critican, humillan o no dan muestras de afecto cuando sus
niños fallan. Esto condiciona al niño a querer hacer todo perfecto para recibir
siempre el cariño y reconocimiento. De adultos tenemos el mismo problema: creemos
subconscientemente que si nos equivocamos nos retirarán el cariño y
reconocimiento. Por eso, las excusas o justificaciones nos permiten engañarnos a nosotros mismos (no a otros) y creer que
nosotros no somos los equivocados. De esa forma evitamos aparentemente el
dolor, creemos que evadimos algo; simplemente postergamos para después o alargamos la agonía.
“No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”
–Anónimo–
Aquí, como siempre, hemos
creído estúpidamente que se refiere a deudas materiales únicamente. Nada de
eso, se refiere a toda deuda o mejor
dicho: toda responsabilidad o deber nuestro. No debemos ir postergando
nuestras labores, responsabilidades o deberes para después; claro que nosotros
creemos que evadimos algo. Repito: nada se evade, simplemente postergamos para
después o alargamos la agonía, sino observemos en la actualidad al 95 % de
profesionales peruanos por qué están así. ¿Quién engañó a quién?... peor aún,
seguimos haciendo lo mismo.
“Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados distintos”
–Albert Einstein–
“Aquellas personas que son buenas dando excusas, es probablemente
para lo único que son buenas”
–Benjamín
Franklin–
Normalmente asociamos la
palabra error con términos negativos como “malo”
o “destructivo”. Recuerda que un error solo es negativo cuando no
aprendemos de él. Si no hubiésemos aprendido de nuestros errores estaríamos
lujosamente vestidos de terno, pero gateando. Todos hemos aprendido a caminar
cayéndonos, tropezándonos, pero parece que ya lo hemos olvidado. Por lo tanto,
la única solución es asumirse, no hay otra alternativa; evidentemente que para
hacer esto hay que tener la suficiente autoestima.
El 99 % de los problemas no
se originan afuera sino dentro de nosotros mismos, por eso no nos queda otra
que ponernos a trabajar desde adentro
hacia fuera y no al revés.
“No tengo tiempo”, “no
tengo recursos”, “no me dejan trabajar”, “hay mucha competencia”, “me avisaron
tarde”, “la culpa es de otro departamento”, “por el trabajo que tengo no puedo
entrenar mis piernas”, etc. ¿Sufres de excusitis? ¡Por favor, dejémonos de
estupideces y asumámonos ya! ¡¿Lo fácil o lo correcto?! Salvo mejor parecer.
Portadas de las ediciones Nº 54 y Nº 55 de la "Revista Avancemos"
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