¿Recuerdan las películas de Tarzán en los
televisores blanco y negro? ¿Se acuerdan cuando ahí decían más o menos así? “Tarzán
estar en el río”, “Jane estar enferma”, “Hombre blanco ser hombre bueno”, “Tarzán
matar culebra”, etc.
Aunque les parezca extremadamente chocante,
hoy en día con mucha frecuencia veo en mi extenso recorrido literario algo tan
deprimente (desde el punto de vista lingüístico), y es el usar los verbos en
infinitivo simple como verbo principal de una oración.
El infinitivo de generalización ha
llegado a convertirse en una de las construcciones más usadas en los medios de
comunicación hablados. Lo emplean periodistas, presentadores, conferenciantes,
locutores de radio, políticos, e incluso escritores y profesores. Aunque en
menor número, también podemos encontrarlo en textos escritos. Seguro que habrán
tenido ocasión de comprobar que es otra absurda moda lingüística muy extendida.
A este infinitivo lo han bautizado de diversas formas: infinitivo introductorio, infinitivo introductor, infinitivo de generalización, infinitivo de cierre, infinitivo enunciativo, infinitivo radiofónico, infinitivo fático, infinitivo como verbo principal o «tarzanismo», etc. El nombre que más me gusta es este último. No es normativo, claro, pero es el más simpático para mí. Este divertido término es una acertada invención del filólogo riojano Rubén Pérez Negueruela, y a quien le he leído varios de sus libros.
El infinitivo de generalización muchos lo utilizan como verbo principal de una oración, sin que se apoye en ningún otro verbo conjugado. Por ejemplo: *DECIRLES que la reunión ha sido un éxito; *Por último, AGRADECER la colaboración de los informáticos; *Sobre este asunto, AÑADIR que la empresa subirá los salarios en breve; *En el apartado que nos ocupa, INSISTIR en la fecha límite del proyecto. Sin necesidad de burlarme de nadie, pero me hacen acordar a las películas de Tarzán.
En todos los ejemplos anteriores se está elidiendo o suprimiendo el
verbo principal, por eso son oraciones incompletas; gramaticalmente
incorrectas. El infinitivo (todos los que están con mayúsculas)
NUNCA debe usarse como verbo principal de una oración.
Estas son algunas opciones correctas: Quiero
DECIRLES que la reunión ha sido un
éxito; Por último, me gustaría AGRADECER
la colaboración de los informáticos; Sobre este asunto, cabe AÑADIR que la empresa subirá los
salarios en breve; En el apartado que nos ocupa, es importante INSISTIR en la fecha límite del proyecto.
No hay que confundir el infinitivo de generalización o «tarzanismo» con el infinitivo nominal, que es correcto y realiza la función de
sustantivo en una oración: El
CAMINAR del gato me resulta
elegante; Este continuo SUFRIR es
insoportable.
También es correcto el infinitivo verbal: LLEGAR a un acuerdo con ella solucionaría el
problema; DECIR que el caballo
tiene cuatro patas es una obviedad.
En general, quienes echan mano del «tarzanismo» dicen que lo hacen por
economía del lenguaje y porque prefieren elaborar un discurso impersonal o de
generalización. Sin embargo, creo que muchos lo emplean por puro
desconocimiento, siguiendo, como digo, una absurda moda lingüística más.
CONSULTOR FITNESS Y CORRECCIÓN GRAMATICAL
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Máster: "Entrenador Personal", "Nutrición Deportiva" y "Psicología Deportiva"
Diplomado en "Gramática, Redacción y Estilística"
+51 (044) 942305620 Móvil
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Chepén-La Libertad
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