Una vez
más, no pretendo burlarme de nadie ni corregir a nadie, pero cada vez que
alguien escribe algo suelo escuchar:
“Con tal que se entienda…” Eso me
parece muy deplorable, pues denota el bajísimo nivel intelectual de la persona
(incluyo a muchísimos profesionales de hoy).
Veamos un
ejemplo que nos proporciona la historia sobre el antiguo Imperio Romano y que
muchas veces la Real Academia de la Lengua Española lo pone de ejemplo en sus
diversos libros:
Julio
César, líder militar y político de la antigua Roma, en una ocasión indultó a un
condenado a muerte y dio la siguiente orden:
«¡Liberadlo,
no ejecutadlo!». El vicario encargado de transmitir el mensaje cometió un
PEQUEÑÍSIMO ERROR DE PUNTUACIÓN y desplazó, inadvertidamente, la posición de la
coma: “¡Liberadlo no, ejecutadlo!”
El infortunado perdió la
vida por un SIMPLE ERROR DE PUNTUACIÓN. Aunque no siempre los errores
ortográficos conllevan consecuencias así, revelan un descuido intelectual deplorable que debemos evitar, máxime si son
profesionales.
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