Lamentablemente se conoce muy poco sobre
el origen último de este vocablo (MORGUE)
que nos llegó desde el idioma francés, pero la historia conocida nos muestra
una curiosa evolución de su significado.
Hacia la primera mitad del siglo XVI, se
empleaba para referirse a una 'actitud arrogante, adusta o severa, de ceño
fruncido'. En el “Trésor de la langue francoyse” (1606),
de Nicot, faire la morgue 'hacer la morgue' era 'presentar una actitud de
filosofía triste y severa', pero en 1694, en la primera edición del Diccionario
de la Academia Francesa, “MORGUE” se define,
además, como 'entrada de una prisión, donde los detenidos permanecen algún
tiempo expuestos, a fin de que los guardias puedan observarlos detenidamente
para reconocerlos más tarde'.
Casi un siglo después (1798), el vocablo
francés mantenía estos significados, pero agregaba otro nuevo: “Un lugar donde son expuestos los
cuerpos de personas que fueron halladas muertas fuera de su domicilio, a fin de
que puedan ser reconocidas”.
A partir de 1923, la Morgue de París
pasó a ser el Instituto de Medicina Legal. La palabra apareció registrada por
primera vez en nuestra lengua española en la edición de 1917 del diccionario de
José Alemán y Bolufer:
«Edificio para depositar y exhibir los
cadáveres desconocidos, con el fin de que los reconozcan sus deudos o el
público».
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