Este es un
artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la
"Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 74 del mes de junio de
2016. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo
Quesquén, en donde –además de "Escritor"–, soy el responsable de la
"Corrección Gramatical" de gran parte de dicha revista.
----------------------------------------------------------------------------------------
Por:
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
“Hay cuatro cosas que nunca más vuelven: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una oportunidad desaprovechada”
–Proverbio Árabe–
Si le preguntas a un
fracasado qué es el éxito, lo más probable, te dirá: es una cuestión de suerte.
Pues bien, para mí, el éxito es la relación intrínseca entre
la oportunidad y el estar preparado. Si no estamos preparados para algo y
se nos presenta la oportunidad, simplemente la veremos pasar boquiabiertos –como es común en la mayoría de nosotros– y
nada más. Pero, si nos hemos preparado para algo y se nos presenta la
oportunidad, o mejor dicho la buscamos, simplemente la vamos a aprovechar. Por
eso es que el mediocre y el fracasado, al no tener el valor ni la hidalguía de
reconocer el éxito ajeno, se limitan a justificarse a sí mismos (y no ante
otros) que el éxito es pura suerte; nada
más estúpido. Es que, en estos casos, el éxito ajeno reta, desafía, duele
¿No lo has sentido alguna vez? De ahí que para muchos nos incomoda.
“No hay premios ni castigos, solo consecuencias”
–Anónimo–
El prepararse para algo que
uno desee o necesite es la mejor forma de evitar desperdiciar oportunidades en la
vida, no hay otra manera. Con esto de preparación, no me refiero únicamente a
universitaria; hablo de preparación en general, sin adverbios ni adjetivos
calificativos. La preparación que tú consideres conveniente, cualquiera sea la
índole.
“Es tu ACTITUD y no tu APTITUD la que determina tu ALTITUD”
–Albert Einstein–
Por eso es que para muchos –repito–
el éxito ajeno duele, porque les significa un reto o un desafío, y al no
haberse preparado para algo que el amigo sí lo estuvo y al encontrar la
oportunidad la aprovechó… el
mediocre dirá siempre: “es cuestión
de suerte”. Pues, el que no pudo o no quiso prepararse se engañará diciendo
ante todo el mundo que “el amigo es
suertudo”. Es la manera más fácil, y hasta cobarde, de conformarse o
justificarse a sí mismo la poca capacidad o valor para hacer algo.
“Nos engañamos al considerar que la muerte está lejos de nosotros,
cuando la mayor parte de ella ya ha pasado, porque todo el tiempo transcurrido sin aprovecharlo pertenece a la muerte”
–Lucio Anneo Séneca–
Así que la próxima vez que
veas a alguien tener algún éxito, ten muchísimo cuidado de no decir: ¡Qué suerte ha tenido el fulano! Pues
es tu ego –ubicado en la subconsciencia– el que te hace decir conscientemente
tal aberración y no reconocer su gran labor. Esta es una de las tantas maneras que
nuestro ego nos hace para engañarnos y no sentirnos tan mal ante alguien que
consiguió un éxito y que tú no lo has logrado. Por lo tanto, preparémonos
simplemente. Preparación para todo, ya que una bala disparada, una palabra hablada,
un tiempo pasado y, sobre todo, una
oportunidad desaprovechada nunca más vuelven; salvo mejor parecer.
“Cuenta los días de tu vida, y verás cuán pocos y desechados han
sido los que has tenido para ti”
–Lucio Anneo
Séneca–