domingo, 17 de mayo de 2015

¿IGUALDAD DE SEXOS?

Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 64 del mes de mayo de 2015. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde –además de "Escritor"–, soy el responsable de la "Corrección Gramatical" de gran parte de dicha revista.
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Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez

La pugna por el poder, muy común en la gente de hoy. Es la causa de los problemas más pequeños hasta las guerras más grandes de la humanidad. Y la pugna por el poder se da también en las parejas debido a la falta de consciencia de ambos al no reconocer cuál es su ubicación o rol dentro de la pareja o familia.

De forma muy breve y directa diré que las mujeres juegan una labor importantísima en la sociedad mundial, mucho más delicada, responsable y sublime que el rol del hombre. Sin embargo, la gran mayoría de ellas se sienten desvalorizadas e inferiores. Por lo tanto, no están conscientes de esa importancia y responsabilidad que Dios les ha dado. A raíz de este sentimiento de poca valía, muchas de ellas han empezado a concebir la estúpida idea de “igualdad de sexos”. Ello es una ratificación de que se sienten inferiores, lo cual me parece muy descabellado. Pues son las mujeres las que tienen más responsabilidad y más importancia que el hombre; aunque les resulte paradójico a muchas mujeres y no agradable a la mayoría de los hombres.

“Al educar a un niño se forma un hombre, al educar a una niña se forma UNA FAMILIA”
–Anónimo–

La educación de los hijos depende de ambos padres, pero de la mujer o madre depende más que del padre u hombre. De ahí que la mayoría de mujeres no están cumpliendo adecuadamente su rol en lo que concierne a educación de los hijos; todos sabemos que la educación comienza con el ejemplo. Entonces, la mujer tiene que ser el más fino y elegante espécimen de cultura, educación, decencia, dignidad, rectitud, etc., sobre la faz de la tierra. Ese es el meollo del asunto. No estoy culpando cobardemente a las mujeres de todos los problemas de la humanidad. Siempre he sentido una gran admiración, respeto y atracción hacia ellas, pues vengo del vientre de una de ellas; lo que trato es de analizar consecuencias, para evitar seguir en lo mismo.

¡¿Qué ellas traten de igualarnos en nuestros defectos?! Es decir: emborracharse, revolcarse con todo el mundo, juerguistas, etc., ¡Qué estupidez! ¡Qué ejemplo! ¡Qué igualdad! Si la mujer se revuelca con todo el vecindario, los hijos salen traumados; si el hombre se revuelca con todas las del vecindario, los hijos no salen traumados. Tampoco justifico a los mujeriegos o subnormales. Afortunadamente, a las mujeres no se les permite lo mismo que a los hombres; sino tú y yo estaríamos traumados.

Ninguna mujer habla de igualarse a los hombres en nuestras virtudes ni deberes; no me cabe duda de que la mayoría de ellas está involucionando. Asimismo, hay muchísimos hombres que también están involucionando, ya que como madres de sus hijos eligen o se fijan solamente en un trasero voluptuoso, exuberante o despampanante y no en lo más valioso, hermoso y cautivante de ellas: lo intangible.

Hombre y mujer no somos iguales (no hablo de superior ni inferior), Dios nos ha hecho diferentes a cada uno, con cualidades distintas para misiones o roles disímiles. Uno de esos roles, y el más sublime de todos –repito–, es que de ellas depende fundamentalmente la educación de los hijos. Desde el punto de vista científico también sabemos que no somos iguales, pues en el interior de nuestras células la combinación de cromosomas XX es de la mujer y la combinación XY es del hombre; entonces, ¿dónde está la igualdad? Somos desiguales, pero si tú te sientes inferior al hombre, te aseguro que realmente lo eres.

“Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento”      
–Eleanor  Roosevelt–

Ahora, si lo que pretenden es igualdad en obligaciones o deberes, es muy diferente. Eso no es igualdad de sexos, o –redundo– ¿pretenden igualarnos en nuestros defectos? Emborracharse, revolcarse con todo el vecindario, ser orgullosas, etc. Eso sería lo más absurdo, aunque lo reconozco, ahí ya nos están igualando y hasta muchas de ellas nos superaron (involucionaron). Si nos quieren igualar, recalco, que sea en nuestras virtudes, pero no en nuestros defectos  ¿Por qué ser estúpidas?

Otra diferencia: un poco de orgullo en los hombres es tolerable porque no es una virtud, pero es la base de muchas virtudes. En las mujeres, en cambio, el orgullo es algo denigrante y deplorable; sin embargo, muchas de ellas lo ven como una virtud  ¡Qué estupidez!  Amigas, jamás hablen de orgullo. Eso, como todas las cosas de poco valor, déjennos para los hombres. Ustedes, las mujeres, hablen de lo más hermoso, lo más maravilloso, lo más sublime, lo más cautivante: hablen de DIGNIDAD ¡Una mujer orgullosa es alguien que ha perdido su dignidad! En la mujer, el orgullo crece mientras menos dignidad tiene, esto es debido a una gran necesidad psicológica de compensar ficticiamente esa carencia tan valiosa, ¿no te has percatado? Observa a tu alrededor. Eso nos afirma la Psicología y la Psiquiatría. El orgullo (en la mujer) es inversamente proporcional a la dignidad; a menor dignidad, mayor necesidad de ser orgullosa. Así que, amigas, el orgullo tírenlo al suelo, no lo dejen que se les desarrolle, y si en caso se les desarrolla, ya saben lo que les está pasando: “están perdiendo su dignidad”. Por lo tanto, no somos iguales.

Insisto: la educación depende del hombre y la mujer; pero más, de la mujer que del hombre. He ahí la delicadísima misión de la mujer en la sociedad. Acaso, ¿dudas de tu rol, poder e importancia dentro de la sociedad? ¿Te parece poco tremenda responsabilidad e importancia que Dios te ha dado? Ya que esa educación es la consecuencia (no culpa) de la mayoría de los problemas de la humanidad.

Amigas, ya lo saben, mientras más orgullo adquieran, menos dignidad tienen; por tanto, sería bueno que revisen cómo va su orgullo, ya que este es el termómetro del nivel de dignidad; salvo mejor parecer.

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