Por:
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad
en la "Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 57 del mes de abril de 2014.
Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo
Quesquén, en donde –además de ser "Escritor"–, soy
el responsable de la "Corrección Gramatical" de gran parte de dicha
revista.
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Absolutamente todo en el
mundo obedece a una programación:
los planetas están programados para desplazarse dentro de una órbita
preestablecida con una precisión asombrosa; el ciclo de crecimiento de las
plantas; el período de hibernación de algunos animales, su etapa de
apareamiento…; los seres humanos, de igual modo, estamos programados para
sentir hambre e ingerir alimentos, sentir sueño e ir a dormir, despertar, miccionar,
defecar, menstruar, etc. Es el movimiento de la vida; nadie puede cambiar esa
programación que Alguien Superior nos la hizo.
Desde niños, nuestros padres
también nos programaron a través de sus actos o palabras, lo cual determinó
nuestra personalidad en la etapa adulta. Si al niño se le grita, humilla, no se
le deja pensar, decidir, sentir ni actuar, de grande va a ser una persona
inepta, introvertida, cobarde, carente de personalidad: ese trato de infante (programación que le dieron sus progenitores)
lo condicionó de esa manera. ¿Y cómo? A través de las palabras que le decían en
su infancia. Su subconciencia fue programada para que de grande sea así; pero
ese individuo –ahora adulto– tiene el poder de autoreprogramarse de otra forma
más adecuada: claro, que esto le
significará un trabajo de por vida. Por lo tanto, es crucial el qué y el cómo
se le habla al niño, especialmente antes de los 6 años de edad (período de
formación de la personalidad).
…El filósofo y político hindú
Mahatma Gandhi dijo: “Una mentira, porque todo el mundo crea en
ella no se convierte en verdad”.
Nuestra subconciencia no
sabe de bromas, por lo tanto, no te digas estupideces ni en forma de chacota.
Una idea es solo eso: una idea en
nuestra conciencia; es decir, es fácilmente erradicable, pero, si por mal
hábito nos decimos una serie de errores o mantenemos una idea absurda por mucho
tiempo en nuestra conciencia, esa idea será trasladada a nuestra subconciencia
sin que nos demos cuenta. Esta idea descabellada será muy difícil de sacarla de
nuestra subconciencia y, por ende, estaremos condicionados permanentemente para
actuar de ese modo negativo según la creencia aberrante que radique en dicha
subconciencia. Primero es la idea, luego la actitud; jamás es al revés.
Por ese motivo será que un
Filósofo manifestó: “Los límites son físicos, las limitaciones
son mentales”. De ahí la gran necesidad de tener siempre en nuestra mente
(conciencia o subconciencia) buenas ideas, racionales y ecuánimes, ya que la
mejor forma de autohipnosis es decirnos constantemente cosas absurdas o la de
mantener ideas irracionales por mucho tiempo.
Así que, desde ahora y para
siempre ten mucho cuidado con lo que grabas en tu disco duro o subconciencia, ya que esta es una realidad oculta que
permanece dentro de nosotros y de la cual no nos damos cuenta ni la
controlamos. Entonces, desde hoy y en adelante –como lo dijo el filósofo griego
Demócrito hace 2.400 años– “Ya no te
digas (ni hagas) estupideces, aprende a avergonzarte más ante ti que ante los
demás”. He ahí la importancia y el poder de las palabras, salvo mejor
parecer.
PORTADA DE LA EDICIÓN N° 57 DE LA "REVISTA AVANCEMOS"
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