Por: Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Este es un artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la “Revista Avancemos” (Chepén) en su edición N° 50 del mes de abril de 2013. Es una revista mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo Quesquén, en donde –además de ser “Escritor”–, soy el responsable de la “Corrección Gramatical” de gran parte de dicha revista.
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En esta 50° edición de nuestra “Revista Avancemos”, quiero comenzar contándoles una anécdota de un amigo de infancia: «Hace unos años, él viajaba a gran velocidad en su auto, de repente perdió el control del vehículo y, en su imaginación, vio a un poste de concreto que se le acercaba rápidamente hacia él. Lo único que hizo fue levantar sus piernas y cubrirse la cara con sus brazos en un afán desesperado de amortiguar la embestida. Unos minutos más tarde, muy ensangrentado, sintió que comenzaba a vivir nuevamente».
Me pregunto: ¿Por qué tenemos que esperar que la vida nos golpee con fuerza para atrevernos a empezar de nuevo? Nuestra existencia gira en ciclos. Pero lo diario, lo cotidiano, lo monótono puede hacernos sentir que vivimos en un círculo vicioso difícil de romper, lo cual es absurdo. Atrapados por la rutina, podemos llegar a creer que: “nada va a cambiar” o “nada funciona”. ¡Pues nada cambia ni nada funciona! Uno es el que tiene que hacer que cambien o funcionen las cosas. En realidad, lo único que debe y puede cambiar es nuestra actitud frente a la vida, porque es lo único que depende de nosotros. No esperemos que el mundo cambie ¿Quién soy para que el mundo cambie a mi criterio?
Precisamente, y porque lo he visto de cerca, el señor Julio César Angulo Quesquén con mucho ímpetu y tenacidad, ha tenido que luchar honestamente contra viento y marea para llegar a imprimir la edición N° 50 de la “Revista Avancemos” y, de este modo —durante más de cuatro años—, llevarnos amenidades, noticias y, sobre todo, información y cultura. Por tal motivo, felicito a César, director de la “Revista Avancemos”, y a todo el equipo de profesionales que trabajan con él por su 50° edición y, asimismo, les deseo muchos éxitos. En general, admiro y respeto bastante a las personas que saben mantenerse activas y exitosas en todo lo que se proponen en sus vidas.
En el Gimnasio Malka, donde también trabajo, muchos clientes me dicen: “Las cosas no se dan” o “las cosas no funcionan”. ¡Nada se da ni nada funciona! No te digas tonterías, uno es el que tiene que hacer que las cosas funcionen o se den. Para mí, esas expresiones son cadenas pesadas que gran cantidad de gente decide cargarlas ilógicamente. Por eso es muy importante el estado anímico de la persona, la capacitación y decisión que tenga para emprender algo; no hay otra alternativa ni fórmulas mágicas. …Pero si veo que a todos sitios donde vamos, estamos cargando pesadas cadenas que no nos dejan avanzar, y lo curioso aun es que nosotros mismos nos hemos enredado en ellas, simulando que somos esclavos de alguna autoridad suprahumana. Así, ¿cómo progresas?
Si queremos liberarnos de esas cadenas, será necesario crear nosotros mismos círculos “virtuosos” que nos lleven a despertar cada mañana de una manera distinta y renovada, con una actitud creativa, proactiva y basada en nuestro potencial de desarrollo; de lo contrario, para César no hubiera sido posible llegar a editar este N° 50 de su “Revista Avancemos”. Por ese motivo será que Fedor Dostoievski dijo: “El secreto de la existencia humana no solo está en vivir, sino también, en saber para qué se vive”.
Reconozco que hacer las cosas de nuevo puede parecer tedioso y hasta frustrante, porque sabemos que vamos a repetir la rutina. Igual ocurre cuando, al levantarnos, sentimos que ese día vamos hacer lo mismo de siempre. El día se anunciará agotador y aburrido porque estaremos centrándonos en el pasado, en lo ya hecho y no en el futuro. Necesariamente, debemos aprender a encontrar la sorpresa que nos trae cada día, pero esta fácilmente puede pasar desapercibida si continuamos centrados en nuestras rutinas, en nuestros círculos viciosos, en nuestras pesadas cadenas. Por tanto, a tu trabajo tienes que encontrarle la oportunidad que te está dando para crecer, mirando siempre con prospectiva de vida, de lo contrario nunca encontrarás nada nuevo.
Cada reunión, actividad, llamada telefónica o persona que encontremos puede representar una valiosa oportunidad de nueva interacción o descubrimiento; depende de la perspectiva u óptica con que observes. Cada instante de nuestra vida, querámoslo o no, tiene mucho significado. Si permitimos que a medida que pasa el día disminuya nuestra ilusión por vivir, nuestro trabajo, nuestro matrimonio, etc. se tornarán aburridos y, finalmente, muy tristes nuestros días. Una sonrisa, unas palabras de aliento, unas palabras de reconocimiento o una palmada pueden arreglar un día gris. Por el contrario, si cargamos con culpas, penas, rencores, lamentos, justificaciones, envidia…, al final del día estaremos agotados, y la vida habrá pasado por encima, dejándonos completamente devastados.
Reproduzco las palabras de un Filósofo: “El hombre pasa la primera mitad de su vida haciendo cosas que arruinen la otra mitad”. Muchos tenemos la maldita costumbre de iniciar rutas nuevas únicamente cada Año Nuevo, pero no es preciso esperar tantos días para vivir una reconfortante sensación de cambio, ni tampoco ante algún accidente grave, como el de la anécdota de mi amigo. Atrevámonos a vivir con mucha pasión cada día como si fuera el primero y el último de nuestra existencia, y planifiquemos como si fuéramos a vivir cien años para no dejarnos abatir por la rutina ni la monotonía.
Si no hubiera sido por la perseverancia del director César Angulo, no estuviera aquí escribiéndoles ni ustedes tuvieran en sus manos la presente edición de la “Revista Avancemos”, que lleva ya más de cuatro años de circulación. Pues, tengo cerca de dos años trabajando con él y, por ende, contribuyendo con un granito de arena con nuestra revista.
Por lo tanto, termino el presente artículo con dos pensamientos: “Quien hace algo puede equivocarse, quien nada hace y espera, ya está equivocado” (Daniel Kon), y “El que jamás se equivoca es el que nunca hace nada” (Anónimo). Muchas felicitaciones, César, por tu edición N° 50 y que sigan los éxitos. Hasta la próxima, amigos.
Portada de la edición Nº 50 de la "Revista Avancemos"