Un mimo es
un intérprete teatral que se vale de gestos para expresarse ante el público.
Para los griegos y para los romanos, los mimos eran actores de categoría
inferior, una especie de bufones que imitaban a otras personas. Hoy, sin
embargo, se considera que la expresión corporal (lenguaje kinestésico) es una
de las formas más difíciles y refinadas de la actuación teatral.
Entre los
romanos surgió en cierta época el pantomimus, un mimo que, además de
utilizar la expresión corporal, se valía de máscaras y palabras, pero en el
siglo V este arte fue prohibido por la Iglesia por burlarse de los sacramentos.
La mímica
renació a partir del siglo XVI con la Commedia dell'Arte y alcanzó la categoría
de gran arte en los siglos XIX y XX, con Jean-Gaspard Deburau y Marcel Marceau,
y con Carlitos Chaplin en el cine mudo.
La palabra
mimo nos llegó a partir del mimus romano y del mimos griego. Por
su parte, 'pantomima' (del latín pantomimus) se formó mediante la
anteposición del adjetivo griego pantos 'todo'. La habilidad del mimo
para imitar inspiró una serie de palabras de nuestro idioma, tales como mímica,
mimetismo y mimosa, la planta sensitiva que parece esbozar un gesto
casi humano cuando la tocan.
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