Espectro o cadáver que, según creencia popular de muchos países, por las noches chupa la sangre de los vivos hasta matarlos. También es el nombre de un mamífero volador hematófago sudamericano (murciélago).
El mito de una criatura ya muerta -supuestamente, el alma en pena de un delincuente o de un suicida- que, no obstante, se alimentaba chupando sangre de los seres humanos, prosperó en varios países centroeuropeos durante el siglo XVIII, particularmente en Hungría. Fue en Transilvania, una región que perteneció a ese país y que actualmente está en territorio de Rumanía, donde el escritor Bram Stoker ambientó su novela "Drácula" (incluso, más tarde, otros la llevaron al cine y televisión con mucho éxito), basada en estos seres siniestros, que durante el día debían reposar en sus sepulcros y salir por la noche a buscar a sus víctimas, las mismas que se convertían en una de ellas al morir, después de alimentarlos con su sangre.
La palabra "vampiro" apareció por primera vez en la edición de 1843 del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, procedente del vocablo Húngaro y del Serbocroata "vampir". Sin embargo, la palabra "vampire" ya se registraba en Inglés desde 1734 y, desde 1751 en Francés, lengua a la cual llegó desde el Alemán "vampir" y desde la que pasó a las demás lenguas romances.
El vocablo originario Húngaro proviene del Ruso "upir", y se considera muy probable que los rusos lo hayan tomado del Tártaro "uber" (bruja).
No hay comentarios:
Publicar un comentario