¿Has escuchado alguna
vez la palabra VENTRÍLOCUO? He aquí algo breve sobre su
etimología u origen.
Los ilusionistas de
circos, ferias y auditorios solo empezaron a usar la artimaña de atribuir a un
muñeco su propia voz a partir del siglo XVI, una ilusión que se hizo mucho más
convincente desde el siglo pasado, cuando la introducción de micrófonos y altavoces
permitió mejorar considerablemente las técnicas de los VENTRÍLOCUOS. El
truco consiste en hablar sin mover los labios, al tiempo que
se mueve la boca del muñeco, causando así la ilusión de que es el muñeco quien
habla.
A pesar de que la
popularización del truco es relativamente reciente, se sabe de la existencia de
ventrílocuos desde el siglo VI antes de nuestra era, cuando esta técnica era
usada por magos que decían hablar con los muertos. Durante la Edad Media, la
Iglesia católica no veía con buenos ojos las actividades de los ventrílocuos y
hubo hasta quien afirmara que hablaban con el demonio, pero cuando se entendió
que se trataba de mera diversión, la actitud eclesiástica se tornó un poco más
tolerante.
El primer ventrílocuo
conocido fue un bufón llamado Louis Brabant, de la corte del rey Francisco I de
Francia en el siglo XVI. El rey de Inglaterra Carlos I dispuso del ventrílocuo
Henry King, también llamado el susurrador del rey, en la primera mitad del
siglo XVII.
La
palabra ventrílocuo proviene del bajo latín “ventriloquus” 'el que
habla con el vientre', que se formó con venter, ventris 'vientre,
estómago' y loqui 'hablar'.
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