sábado, 19 de octubre de 2019

EL ORDEN GRAMATICAL

He aquí algo sobre el orden gramatical en las oraciones. En el principio era el “verbo”. Esas palabras, aunque escritas originalmente en griego, bien podrían aplicarse al hebreo. Las primeras palabras del Génesis dicen: “Bereshit, bará Elohim et ha shamayim ve’et ha’aretz”. Los traductores de la Biblia, para ser fieles al original hebreo, tradujeron el texto respetando el orden gramatical semita: verbo-sujeto-objeto; ejemplo: “En el principio, CREÓ Dios los cielos y la tierra”. El hebreo usa el verbo al principio, pero hay lenguas que usan el verbo al último, como el quechua, sujeto-objeto-verbo (“Atug shuti cani: Lobo de nombre soy”). Nuestra lengua madre, el latín, era muy flexible en el orden. Pero el español actual sigue este orden: Sujeto-Verbo-Objeto (“Dios creó el cielo”, “Lobo es mi nombre”).

Se altera ese orden al hacer una pregunta: “Tu casa es blanca. ¿Es blanca tu casa?” O en poesía: “siempre de quien se atreve más el triunfo ha sido” (Olmedo); si no fuera poesía, sería: “El triunfo siempre ha sido de quien más se atreve”. Cuando escribimos en español estándar (cartas, ensayos, informes, solicitudes, todo lo que no sea poesía ni letra de canciones): Sujeto-Verbo-Objeto. Por eso, NUNCA debemos separar el sujeto del verbo con una coma: “Portoviejo, es la capital de Manabí”, “Los cuyes, comen alfalfa”; errado. ¡Esas comas están demás!

Tan importante es el verbo en español, que se usa coma para reemplazarlo (es la coma elíptica): “Los cuyes comen alfalfa; y los conejos, zanahorias”. Esa coma sustituye a “comen”: “los conejos comen zanahorias”. Aquí puedo contarles otro secreto para escribir bien, que poquísimos lo saben: no escriban oraciones larguísimas en ningún idioma del mundo, porque el sujeto queda muy separado del verbo: lo correcto es decir “El perro blanco me mordió” y no “El perro blanco de pelo crespo que es de raza caniche que fue entrenado para recoger tórtolas durante las cacerías a caballo y que me regaló mi primo me mordió”. A esas alturas, ya no sabe el lector qué me mordió: ¿perro, tórtola o caballo? Una oración no debería tener más de 16 palabras, aconsejaba el maestro Hernán Rodríguez Castelo (en el ejemplo de la oración anterior ¡hay 30 palabras!). Por lo general, el verbo debe concordar en número con el sujeto. “El niño come chocolates”.

CONSULTOR FITNESS Y CORRECCIÓN GRAMATICAL
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Máster: "Entrenador Personal", "Nutrición Deportiva" y "Psicología Deportiva"
Diplomado en "Gramática, Redacción y Estilística"
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Chepén-La Libertad

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