Esta palabra TRIDENTINO nada tiene
que ver con el tridente, aquella especie de arpón de tres puntas con que se
suele representar a Neptuno, sino que proviene de Trento, la ciudad del norte
de Italia, erigida sobre un asentamiento de los romanos en el siglo III a. de
C. A lo largo de su historia, Trento fue conquistada por godos, lombardos,
francos, alemanes, austríacos y franceses, hasta que, con la unificación
italiana, se convirtió en sede de los "irredentistas", que
propugnaban la anexión a Italia de varios territorios suizos y austríacos por
razones étnicas.
A pesar de que el nombre de la ciudad no se vincula
con el del tridente, sí tiene que ver con 'tres dientes'. No se sabe cuáles
serían estos tres dientes; algunos creen que se trata de tres montes que rodean
la ciudad (Verouca, Santa Aghata y San Roque) y otros, los tres ríos, afluentes
del Adigio, que la atraviesan.
Con
poco más de cien mil habitantes, Trento cuenta hoy con fábricas de maquinarias,
y de productos químicos y alimenticios, pero es famosa, sobre todo, por sus
monumentos históricos, como la catedral de San Vigilio, (también llamada
Duomo), construida en el siglo XIII, y, en especial, por haber sido sede del
Concilio de Trento (1545-1563), y el castillo del Buonconsiglio. En tiempos de
los romanos, todos los habitantes del asentamiento de Trento eran llamados con
el gentilicio tridentinus, heredado por el español como tridentino, adjetivo que
se aplica también a las decisiones eclesiásticas del Concilio de Trento.
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