La ciencia afirma que las causas del suicidio
son varias y la persona que lo hace se encuentra en un estado emocional
crítico, pues nadie en su sano juicio se atreve hacerlo. Entonces, por respeto
y precaución, ningún niño ni adolescente debe oír que “el suicidio es un acto de honor y de hombres valientes”. Muchísimo
cuidado, padre o madre de familia, con lo que dices delante de tus hijos. El
suicidio es un acto de cobardes desesperados, ya que después de haber estado
mucho tiempo en una situación muy desesperante, el
individuo ya no encuentra otra opción que el de quitarse la vida.
Que la Ley de muchos países obligue a varias
de sus autoridades a rendir homenaje póstumo a tal o cual cobarde es muy
diferente; eso es un homenaje póstumo hipócrita. Lo que jamás lo exigen es a la
ciudadanía en general. A este respecto, menciono las palabras del filósofo
Lucio Anneo Séneca: “El respeto de quienes nos inspiran respeto,
vale mucho más que el aplauso de una multitud”. Las personas adultas y
centradas están conscientes de eso, excepto los fanáticos que defienden lo
indefendible; lo cual, este fanatismo, también es un estado emocional
patológico. Por ello, como “Consultor Fitness” siempre recomiendo a mis
clientes del gimnasio “Malka” no fanatizarse con el deporte ni con nada, porque
la persona deja de razonar.
Para
terminar, agrego aquí las palabras de un filósofo griego que vivió hace más de
dos mil años: “Lo que hace a un hombre ¡UN HOMBRE!, no es dónde nace, dónde vive ni
cómo vive, sino CÓMO DECIDE TERMINAR”.
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