La palabra FULANO se emplea para
aludir a alguien cuyo nombre se ignora o no se quiere mencionar. Usada en
español desde los tiempos de Gonzalo de Berceo, en el siglo XIII, proviene del
árabe fulán, que significaba
'cualquier', 'cualquiera'. En su obra “Milagros de Nuestra Sennora”,
Berceo dijo, en su español medieval, que escribía "por alma de un monje de
fulana mongía". También la usó con ese sentido Alfonso X el Sabio, en las
Partidas, en las que dice "descomulga a fulano ome".
El primer registro en castellano aparece en el
Fuero de Avilés, en 1155, mientras que en lengua portuguesa solo se observa en
el siglo XVI, proveniente del español y no del árabe. En los textos
peninsulares, fulano se suele escribir con minúscula inicial;
en cambio, en textos hispanoamericanos es muy frecuente verla con
minúscula.
Se suele decir fulano, mengano y zutano para
aludir a varias personas cuyos nombres no se conocen. Mengano proviene
del árabe man kan 'quien sea', y zutano, del
español citano, derivado del latín scitanus 'sabido'.