domingo, 23 de octubre de 2016

ORIGEN DE "PAPIRO"

Hace unos cinco mil años, en la ciudad mesopotámica de Uruk, surgieron las primeras manifestaciones conocidas de escritura, unas tablillas de arcilla con dibujos o pictogramas que dieron origen a la escritura cuneiforme.

Casi simultáneamente, nacía en Egipto otra escritura también pictográfica, anterior a la jeroglífica, de la cual se derivó la cursiva. Su soporte, algo similar al papel, estaba confeccionado con tiras del tallo de una planta acuática proveniente de Etiopía, Sicilia, el Valle del Río Jordán y Egipto. En este último, recibía el nombre “thuf”, que hoy tiene la denominación científica “Cyperus papirus”. Tras un laborioso proceso de alineamiento, empapado, prensado y secado, se obtenían unas hojas de entre 12 y 40 centímetros. Unidas entre sí, llegaban a alcanzar hasta 45 metros de longitud, como el Gran Papiro Harris, del Museo Británico de Londres. 

En griego clásico, esta planta —y, por extensión, todo lo que se refiriera a ella— se denominó “byblos”, pero desde el siglo IV antes de nuestra era, se usó el término griego “papyros” para denotar el soporte de escritura, y “byblos” se reservó para el rollo de papiro como un todo. El vocablo en latín, “papyrus”, pasó a nuestra lengua como “papiro”, del cual se derivó, muchos siglos después, “papel”

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