Este es un
artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la
"Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 76 del mes de setiembre
de 2016. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo
Quesquén, en donde –además de "Escritor"–, soy el responsable de la
"Corrección Gramatical" de gran parte de dicha revista.
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Por:
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Mientras más impurezas
tenga el oro, menos maleable y flexible será. El oro de 12 quilates es menos
maleable que el de 24. Muy similar ocurre con nosotros: mientras más impurezas tengamos en nuestra mente –constituidas
por complejos, prejuicios, aversión al riesgo, soberbia, entre otros– más
inflexibles y rígidos seremos. Poseemos todo el oro del mundo para crear o
diseñar nuestra vida, pero nuestras impurezas
mentales nos limitan. Es decir, todos
adolecemos de alguna parálisis; pero no las físicas –las menos nocivas–, sino
las mentales: las peores.
“los límites son físicos, las
limitaciones son mentales”
–Anónimo–
Solamente con la modestia
adecuada y un buen criterio, uno puede ser lo suficientemente flexible o
maleable (adaptabilidad), y para tener un buen criterio es imprescindible estar consciente en todo momento del
entorno. Al estar consciente de que quién soy y dónde me encuentro, es
posible que empiece a mirar hacia dónde quiero llegar (metas o propósitos).
Mientras uno no tome consciencia dónde está y cómo está, es imposible avanzar;
pues no sé qué tengo, qué no tengo, qué necesito, etc.
“No hay viento favorable para el que no sabe hacia dónde va” –Lucio Anneo
Séneca–
Es nuestra parálisis mental (radicada
en nuestra subconsciencia) la que en muchos casos no nos deja reconocer ni
aceptar cuál es mi lugar. Esta subconsciencia se manifiesta a la consciencia a
través de la soberbia, la arrogancia, altanería… y otras impurezas mentales, las mismas que nos hacen sentir –imaginariamente–
superiores a otros, inclusive, menospreciando a los demás (esto no es tener
suficiente autoestima, son síntomas de poca autoestima); de ahí la gran
necesidad de tener una mente flexible, pura, libre de impurezas, como el oro de 24.
Si usted quiere escalar una
montaña muy elevada con la ayuda de un guía, tiene dos alternativas. La primera
es buscar un guía que, además de tener los mapas y las rutas, conozca los
climas, aunque nunca haya subido a la montaña. La segunda alternativa es buscar
un guía que ya haya subido hasta la cima. Lo mismo ocurre con la flexibilidad: solamente si uno la vive y aplica en cada
momento de su vida, la puede enseñar.
…En los desiertos, movidas por el viento, las dunas cambian
permanentemente su ubicación y a veces bloquean los caminos. La única forma de
recorrer el desierto es con un vehículo de doble tracción que nos dé la
flexibilidad y potencia necesarias para recorrer caminos alternativos. Hoy,
nuestra vida cotidiana es como el desierto. Los vientos del cambio, competencia
y globalización modifican permanentemente el territorio empresarial,
profesional y laboral, y generan una serie de obstáculos que bloquean los caminos
ya conocidos. La única forma de crecer en este entorno es desarrollando nuestra flexibilidad, adaptabilidad y creatividad, para
ello hay que tener una mente pura como el oro; mientras más puros, más flexibles o versátiles.
“El viaje más largo y difícil es el que se hace al interior de uno
mismo” –Dag Hammerskjöld–
Esa pureza o maleabilidad,
unida a la informacionalización, es la que nos dará las oportunidades para
crecer. Bien decía en vida Miguel Ángel Cornejo: “El latinoamericano
promedio cree temer a la competencia, cuando en realidad le teme es a su propia incompetencia”. Mientras
uno no sea lo suficientemente puro o maleable (adaptabilidad), siempre
estaremos resistiéndonos a los cambios, y este vetusto paradigma mental es
totalmente errado. Posiblemente antes estuvo muy bien –para la época–, ya que
los cambios eran muy lentos, pero ahora es un suicidio; el sistema cambia
vertiginosamente.
“En una época de cambios radicales, el futuro es de los que siguen
aprendiendo permanentemente, los que ya aprendieron se encuentran bien
equipados, pero para vivir en un mundo
que ya no existe”
–Eric Hofer–
Entonces: adaptabilidad, y para ello es necesario
ser flexible, maleable y dúctil como el oro puro. Si uno quiere fugar no hay otra dirección que no sea para
adelante, pues no se puede dar paso atrás,
es peor; salvo mejor parecer.
“Solo la adaptabilidad te hará sobrevivir”
–Charles Darwin–
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