Los romanos llamaban grex,
gregis a sus rebaños. Este sustantivo dio origen a numerosas palabras
de nuestra lengua española, empezando por grey, que en el
lenguaje eclesiástico alude al "rebaño" de la Iglesia. Cuando una res
se sumaba al rebaño, los latinos usaban el prefijo a- antepuesto
a gregis para formar aggregare ‘AGREGAR’.
Cuando una o varias
reses eran separadas del grupo, se aplicaba el prefijo se- y
se decía que eran segregadas. Cuando el rebaño se dividía, se
añadía el prefijo dis- para expresar que el grupo era disgregado.
Cuando el día llegaba a su fin, se utilizaba el prefijo con- para
señalar que el ganado se congregaba en un lugar para volver al
establo.
Hoy, cuando queremos
decir que a los seres humanos les gusta vivir entre sus semejantes, como en un
rebaño, les atribuimos carácter gregario. Y cuando uno de
ellos se destaca del rebaño, usamos el prefijo ex- 'hacia fuera'
(que pierde la x antes de g) y lo calificamos como egregio.
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