Por:
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
Artículo publicado en primicia y exclusivamente en la “Revista Imágenes”
(Chepén) en su edición N° 35 del mes de julio de 2015. Publicación mensual y
regional porque circula en varias provincias de los departamentos de La
Libertad, Lambayeque y Cajamarca, dirigida por el Sr. Hernán Baltazar Suárez
Vásquez y en donde –además de “Escritor”– soy el responsable de la
"Corrección Gramatical” de una parte de dicha revista.
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A diario escucho a muchas personas
que dicen ser amigos de tal o cual individuo, pero ¿saben lo que significa ser
amigo(a)? En la mayoría de casos, veo que usan mal esa palabra.
La amistad es un valor universal.
Está claro que difícilmente podemos sobrevivir en la soledad y el aislamiento.
Necesitamos a alguien en quien confiar; con quien intercambiar criterios,
opiniones, experiencias; a quien llamar cuando las cosas se ponen difíciles; y
también, con quien compartir algunas cosas materiales. Pero, ¿qué es la
amistad? ¿De qué se compone? ¿Cómo tener amistades que duren toda la vida?
Analicemos brevemente.
CAERSE BIEN Las amistades
suelen comenzar de improviso, sin buscarlas. En el camino de la vida vamos
encontrándolas. Y todo comienza porque alguien “nos cae bien”. Convicciones,
sentimientos, gustos, aficiones, opiniones, ideas políticas, creencias,
religión, etc. son algunas de las cosas en común que pueden hacer que nos
hagamos amigos de alguien. Sentirse a gusto con una persona, conversar y
compartir sentimientos es el principio de eso que llamamos: “amigo(a)”.
ALGO EN COMÚN Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común y, sobre todo, estabilidad o frecuencia. El interés común puede ser una igual profesión, carreras afines, un pasatiempo similar, el mismo nivel cultural; la vida nos va dando amigos. Dice el refrán: “Aficiones y caminos hacen amigos”. La amistad es un cariño, es un apreciarse mutuamente que promueve un dar, un darse, y, para ello, es necesario encontrarse y conversar. Después, con el tiempo, la amistad puede desarrollarse en profundidad y en extensión mediante el trato, el conocerse y el afecto mutuos.
La amistad no puede desarrollarse
sin estabilidad o frecuencia. Por eso, cuando dejamos de ver durante muchos
años a nuestros amigos, a veces nos enfrentamos a que parecen personas
totalmente diferentes, o, simplemente, no se pasa de un diálogo superficial que
deja un mal sabor de boca. La amistad es algo que requiere estabilidad o
constancia en el trato.
TRATARSE Conocer bien al amigo(a) es saber de su historia pasada, de sus quehaceres actuales y de sus planes futuros, del sentido que da a su vida, de sus convicciones, de sus gustos y aficiones, y de sus defectos y virtudes. Es saber de su vida, de su forma de ser, de comprenderse; es... comprenderle. Comprender al amigo es meterse en su piel y hacerse cargo.
DESINTERÉS Para que una amistad sea verdadera, no basta con caerse bien, hay que dar el paso definitivo: “ayudarse desinteresadamente, sin esperar nada a cambio”. Al amigo se le quiere porque él es “él” y porque yo soy “yo”. La amistad se orienta hacia el tú y consiste más en un “servir” que en un sentir.
No es amigo el compañero ni el
camarada, tampoco es amigo el que busca aprovecharse del otro. La amistad no es
comercio de beneficios. La verdadera amistad es, en gran medida, servicio
afectuoso y desinteresado.
VALE LA PENA Ser amigo de verdad no es fácil,
pero vale la pena el esfuerzo. Es un gozo tener amigos de verdad: “Estar con ellos, charlar, ayudarle o
ser ayudado (material o inmaterialmente), disfrutar y alegrase con ellos” ¡Poder
contar con ellos! Aunque cueste, vale la pena el esfuerzo que requiere ser un
amigo.
TENERSE CONFIANZA No solamente se cree lo que dice el amigo(a); hay que creer en él. Tener confianza en el amigo(a) significa que tenemos la seguridad moral de que responderá favorablemente a las esperanzas de amistad que depositemos en él. Es decir, la confianza mutua hace posible la autenticidad.
DAR, DARSE La generosidad nos ayuda y facilita el dar que es esencial en la amistad. El dar y el darse es esencial en la amistad. El amigo de verdad es generoso y da. Da sus cualidades, su TIEMPO, sus posesiones, sus energías, sus saberes. Y lo hace para procurar ayudar eficazmente al amigo.
Debemos mirar generosamente con
respeto y con cariño. El egoísmo se opone radicalmente a la amistad. Un acto de
generosidad muy difícil es el “perdonar”. Debemos COMPRENDER y saber los
motivos de una acción que nos ha hecho daño. Saber perdonar es propio de almas
ilustradas y generosas. No abogo el sometimiento ni subyugación de muchos
cobardes que son incapaces de decir “no” cuando tienen que decirlo.
SER LEALES No hay riqueza más valiosa que un buen amigo(a) incuestionable. Ser leal supone ser persona de palabra, que responda con fidelidad a los compromisos que la amistad lleva consigo. Leales son los amigos nobles; que no critican, no murmuran sino aportan; que no traicionan una confidencia personal; que son veraces. Son verdaderos amigos quienes defienden los intereses y el buen nombre de sus amigos. Ser leal también es hablar claro, ser franco. Debemos, además, ser leales en corregir a solas y con naturalidad a un amigo que se equivoca.
SER AGRADECIDOS Dice un refrán: “El agradecimiento es el más efímero de los sentimientos humanos”, y con mucha frecuencia parece tener razón. La gratitud es propia de los verdaderos amigos.
¿Cuántas veces nos hemos sentido mal con un amigo porque no ha sido agradecido del tiempo que le damos? Nosotros debemos agradecerle por su tiempo, los buenos ratos que nos hace pasar, su ayuda cuando nos sentimos mal. A nosotros nos gustaría que una amistad nos dijera “gracias”; demos, entonces, nosotros el primer paso.
MANTENER LAS AMISTADES Las amistades se cultivan, maduran. Es fácil hacer amigos(as), pero es mucho más difícil mantenerlos. La vida pone a prueba la generosidad, la lealtad, el agradecimiento, y no siempre se sale bien de ella. De aquellos amigos de la universidad, poco a poco la lista se hará menor. De un grupo de 30 o 40 amigos, acabarán quedando para toda la vida tres o cuatro.
HACER NUEVOS AMIGOS El hecho de que alguien no tenga muchos amigos no es algo que deba permanecer así. El cultivar aficiones o asistir a alguna clase que nos interese es uno de los mejores medios para hacer amigos. Una cosa maravillosa de la amistad es que, incluso, la gente más tímida puede hacer amistad… ¡Con otros tan tímidos como ellos mismos! Hacer nuevos amigos es abrir horizontes. Si alguna vez algún amigo nos ha pagado mal, no significa que ocurra así con todo el mundo. Lo peor que puede hacer alguien es cerrarse.
LAS AMISTADES CAMBIAN Un punto fundamental al
entender la amistad, es que las personas no somos perfectas y cambiamos poco a
poco; es decir, que no siempre encontraremos “un solo mejor amigo(a)”. Habrá
quien comparta con nosotros nuestras aficiones, otro quizá nuestros problemas,
otro nuestros sueños, otro nuestros conocimientos, etc. Querer buscar que una
sola persona llene todas nuestras necesidades de amistad es algo que podría
llegar a ser una utopía. Además, ¿quién dijo que no se puede tener varios
amigos?
¿AMISTAD O COMPLICIDAD? Así como
la amistad sana es un valor esencial para nuestras vidas, el tener una amistad
con la persona equivocada puede ser la fuente de muchos dolores de cabeza.
Problemas de droga, alcoholismo, delincuencia, baja en el desempeño
profesional, problemas familiares, problemas de autoestima o emocionales,
carencia de personalidad, etc., son unos cuantos efectos de las malas
amistades. La amistad es compartir, pero
no es complicidad; menos, sometimiento ni subyugación que muchos cobardes
le llaman “tolerancia”. También es importante recordar que somos personas
individuales, con una conciencia individual. El hecho de que tal o cual amistad
“lo haga”, no significa que nosotros debemos hacerlo. Tampoco debemos esconder
nuestra conciencia individual en una conciencia “compartida”. Es el caso típico
de alguien que se mete en problemas serios porque salió con los amigos y perdió
el control. “Más vale solo que mal acompañado”, y “Si andas con perros
aprenderás a ladrar”, son dos adagios que, de haber sido practicados a tiempo,
podrían haber evitado muchos problemas o humillaciones.
CONCLUSIÓN La amistad es tan
importante para el desarrollo humano, su estabilidad y el mejoramiento de la
sociedad que es un verdadero valor que debemos cuidar y fomentar; salvo mejor
parecer.