Este es un
artículo de mi autoría, publicado en primicia y exclusividad en la
"Revista Avancemos" (Chepén) en su edición Nº 64 del mes de mayo de
2015. Es una publicación mensual dirigida por el Sr. Julio César Angulo
Quesquén, en donde –además de "Escritor"–, soy el responsable de la
"Corrección Gramatical" de gran parte de dicha revista.
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Por:
Nicanor Alfredo Camacho Núñez
…La pugna por el poder, muy común en la gente de hoy. Es la causa de
los problemas más pequeños hasta las guerras más grandes de la humanidad. Y la
pugna por el poder se da también en las parejas debido a la falta de
consciencia de ambos al no reconocer cuál es su ubicación o rol dentro de la
pareja o familia.
De forma muy breve y
directa diré que las mujeres juegan una labor importantísima en la sociedad
mundial, mucho más delicada, responsable y sublime que el rol del hombre. Sin
embargo, la gran mayoría de ellas se sienten desvalorizadas e inferiores. Por
lo tanto, no están conscientes de esa importancia y responsabilidad que Dios les ha dado. A raíz de este
sentimiento de poca valía, muchas de ellas han empezado a concebir la estúpida
idea de “igualdad de sexos”. Ello es una ratificación de que se sienten
inferiores, lo cual me parece muy descabellado. Pues son las mujeres las que
tienen más responsabilidad y más importancia que el hombre; aunque les resulte
paradójico a muchas mujeres y no agradable a la mayoría de los hombres.
“Al educar a un niño se forma un hombre, al educar a una niña se
forma UNA FAMILIA”
–Anónimo–
La educación de los hijos
depende de ambos padres, pero de la
mujer o madre depende más que
del padre u hombre. De ahí que la mayoría de mujeres no están cumpliendo
adecuadamente su rol en lo que concierne a educación de los hijos; todos
sabemos que la educación comienza con el
ejemplo. Entonces, la mujer tiene que ser el más fino y elegante espécimen
de cultura, educación, decencia, dignidad, rectitud, etc., sobre la faz de la
tierra. Ese es el meollo del asunto. No estoy culpando cobardemente a las
mujeres de todos los problemas de la humanidad. Siempre he sentido una gran
admiración, respeto y atracción hacia ellas, pues vengo del vientre de una de
ellas; lo que trato es de analizar consecuencias, para evitar seguir en lo
mismo.
¡¿Qué ellas traten de
igualarnos en nuestros defectos?! Es decir:
emborracharse, revolcarse con todo el mundo, juerguistas, etc., ¡Qué estupidez!
¡Qué ejemplo! ¡Qué igualdad! Si la mujer se revuelca con todo el vecindario,
los hijos salen traumados; si el hombre se revuelca con todas las del
vecindario, los hijos no salen traumados. Tampoco justifico a los mujeriegos o
subnormales. Afortunadamente, a las mujeres no se les permite lo mismo que a
los hombres; sino tú y yo estaríamos traumados.
Ninguna mujer habla de
igualarse a los hombres en nuestras virtudes
ni deberes; no me cabe duda de que la mayoría de ellas está involucionando.
Asimismo, hay muchísimos hombres que también están involucionando, ya que como
madres de sus hijos eligen o se fijan solamente en un trasero voluptuoso,
exuberante o despampanante y no en lo más valioso, hermoso y cautivante de ellas: lo intangible.
Hombre y mujer no somos
iguales (no hablo de superior ni inferior), Dios nos ha hecho diferentes a cada
uno, con cualidades distintas para misiones o roles disímiles. Uno de esos
roles, y el más sublime de todos –repito–, es que de ellas depende fundamentalmente
la educación de los hijos. Desde el
punto de vista científico también sabemos que no somos iguales, pues en el
interior de nuestras células la combinación de cromosomas XX es de la mujer y
la combinación XY es del hombre; entonces, ¿dónde
está la igualdad? Somos desiguales, pero si tú te sientes inferior al
hombre, te aseguro que realmente lo
eres.
“Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento”
–Eleanor Roosevelt–
Ahora, si lo que pretenden
es igualdad en obligaciones o deberes,
es muy diferente. Eso no es igualdad de sexos, o –redundo– ¿pretenden igualarnos en nuestros defectos? Emborracharse,
revolcarse con todo el vecindario, ser orgullosas, etc. Eso sería lo más
absurdo, aunque lo reconozco, ahí ya nos están igualando y hasta muchas de
ellas nos superaron (involucionaron). Si nos quieren igualar, recalco, que sea en nuestras virtudes, pero no
en nuestros defectos ¿Por qué ser
estúpidas?
Otra diferencia: un poco de orgullo en los hombres es
tolerable porque no es una virtud, pero es la base de muchas virtudes. En las
mujeres, en cambio, el orgullo es algo
denigrante y deplorable; sin embargo, muchas de ellas lo ven como una
virtud ¡Qué estupidez! Amigas,
jamás hablen de orgullo. Eso, como todas las cosas de poco valor, déjennos para
los hombres. Ustedes, las mujeres, hablen de lo más hermoso, lo más maravilloso,
lo más sublime, lo más cautivante: hablen de DIGNIDAD ¡Una mujer orgullosa
es alguien que ha perdido su dignidad! En la mujer, el orgullo crece mientras menos dignidad tiene, esto es debido a
una gran necesidad psicológica de compensar ficticiamente esa carencia tan
valiosa, ¿no te has percatado? Observa a tu alrededor. Eso nos afirma la Psicología y la Psiquiatría. El orgullo (en la mujer) es inversamente
proporcional a la dignidad; a menor dignidad, mayor necesidad de ser
orgullosa. Así que, amigas, el orgullo tírenlo al suelo, no lo dejen que se les
desarrolle, y si en caso se les desarrolla, ya saben lo que les está pasando: “están perdiendo su dignidad”. Por lo
tanto, no somos iguales.
Insisto: la educación depende del hombre y la mujer; pero más, de la mujer
que del hombre. He ahí la delicadísima misión de la mujer en la sociedad.
Acaso, ¿dudas de tu rol, poder e
importancia dentro de la sociedad? ¿Te parece poco tremenda responsabilidad e
importancia que Dios te ha dado? Ya que esa educación es la consecuencia
(no culpa) de la mayoría de los problemas de la humanidad.
…Amigas, ya lo saben, mientras más orgullo adquieran, menos dignidad tienen; por tanto, sería bueno que revisen cómo va su orgullo, ya que este es el termómetro del nivel de dignidad; salvo mejor parecer.
…Amigas, ya lo saben, mientras más orgullo adquieran, menos dignidad tienen; por tanto, sería bueno que revisen cómo va su orgullo, ya que este es el termómetro del nivel de dignidad; salvo mejor parecer.