En los últimos años, se ha hecho más común el
nombre de “modelo” para la profesión de hombres
y mujeres que desfilan mostrando nuevos diseños de ropa que en su gran mayoría
tienen un nivel intelectual muy bajo, pero durante mucho tiempo, se empleó la
palabra “maniquí”, hoy reservada más bien para los muñecos usados
para exponer la ropa de moda en las vidrieras de las tiendas.
Esta palabra (maniquí)
se originó en el neerlandés manneken, diminutivo de man 'hombre'
y se usó al principio para denominar a los muñecos de madera que los pintores y
escultores usaban como modelos, hasta que el empresario francés Charles
Fréderic Worth (1825-1895), propietario de la casa de alta costura Worth,
decidió en 1858 utilizar aquellos muñecos para mostrar sus modelos a la
clientela, y el nombre original holandés fue adaptado a “mannequin”.
Charles Worth, como otros empresarios de su ramo,
no demoró en percibir que esa función sería mucho mejor cumplida con maniquíes
vivas e inauguró así una profesión que, inicialmente, llevó el nombre del
muñeco holandés, y que llegó al idioma español como “maniquí”.