Virus o principio orgánico que, convenientemente preparado, se
inocula a una persona o a un animal para preservarlos de una enfermedad
determinada.
La viruela fue una de las enfermedades más mortíferas de la
historia por los millones de decesos que causó en el transcurso de varias
epidemias en diferentes épocas. El médico inglés Edward Jenner (1749- 1823)
había observado, cuando todavía era estudiante, que las personas que habían
contraído la fiebre vacuna —una variante de la viruela que atacaba solo a las
vacas— se volvían inmunes a la enfermedad.
Ya graduado, Jenner descubrió que había dos formas de fiebre
vacuna y que solo una de ellas inmunizaba a los seres humanos, pero solo en
1796 tuvo oportunidad de inmunizar a un niño de ocho años aplicándole el virus
de la viruela bovina.
Más tarde se descubrieron
maneras de inmunizar a la gente contra muchas otras enfermedades, siempre
mediante la aplicación de formas atenuadas de virus u otros agentes causales de
las diversas dolencias infeccionas, como forma de estimular la producción de
anticuerpos contra esas enfermedades. Las vacas ya no tenían nada que ver con
el asunto ni tampoco la viruela, pero el procedimiento conservó el nombre de
vacuna como recuerdo de la genial intuición de Jenner.