ABSURDO proviene de absurdus,
palabra con la que los latinos calificaban todo aquello que fuera 'contrario a
la razón, disparatado o irracional'. Este vocablo, que se usaba en alto latín
para designar los sonidos desagradables al oído, se formó mediante la partícula ab 'de'
y el adjetivo surdus 'sordo'.
Como vemos, esta voz –empleada inicialmente para referirse a una deficiencia de la función auditiva, la sordera– fue adquiriendo otros significados, tales como “desagradable, disparatado, inepto o inútil”.
Esta curiosa referencia metafórica al sentido del oído para aludir a funciones intelectuales ocurre en el idioma español también en otras palabras, como en "discrepar" un caso analizado en el artículo siguiente:
Absurdum es cosa indigna aborreçible Et
fea. (Alfonso de PALENCIA: Universal
vocabulario de latín en romance, 1490).
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