martes, 8 de febrero de 2011

LA PALABRA DEL MES: FORAJIDO

Delincuente que abandona sus lugares habituales para no ser alcanzado por la justicia.

Las ciudades medievales constituyeron un recurso de defensa para la gente que quería verse libre de invasores extranjeros, malhechores o saqueadores. Se formaron alrededor de los castillos, como una manera de contar con la protección de los señores, y también en los cruces de caminos por donde circulaban mercancías que se convertían en pretexto para ferias.

Desde la Alta Edad Media y, en algunos casos, hasta la primera mitad del siglo XIX, las ciudades tenían límites perfectamente definidos: en general, estaban amuralladas, de tal forma que no se permitía entrar en ellas sin la aquiescencia de los guardias que la protegían. Ese límite se llamaba ejido, y sus restos aún subsisten en algunas ciudades modernas. Ejido proviene de exire 'salir', verbo formado del antiguo vocablo latino exitus 'salida', que también encontramos en el inglés exit, con el mismo significado.

Los fugitivos de la justicia solían escapar hacia donde la jurisdicción de las autoridades urbanas no pudiera alcanzarlos y se iban a vivir fuera del ejido: eran los fora exido o foraxidos.

Veamos este texto de 1618 de García de Silva y Figueroa:
Auiendo hecho esta rrelacion al Enbaxador un soldado portugues llamado Francisco Carnero de Alcaçova, que por auer andado muchos años foraxido en la tierra firme se auia hecho en estos bosques diestrisimo arcabuzero y muerto muchas de estas fieras [...].

Una palabra equivalente se formó en italiano con el verbo uscire 'salir', que es la forma italiana de exire: fuoriuscito, pero hoy esa palabra ya no es equivalente de nuestro forajido, pues ha evolucionado hacia su significado actual de 'exiliado', 'desterrado'.

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